Sectores mimetizados con el mundo digital

Repasamos algunos sectores culturales y profesionales que se han asentado con éxito dentro del ámbito virtual y digital.

Si tuviéramos que definir la era que nos ha tocado vivir, los conceptos digitalización y conectividad tendrían un peso determinante. Las distancias se han hecho cortas y habitamos en un mundo cada vez más globalizado. En clave empresarial, esto ha provocado que las compañías hayan tenido que adaptarse a un público cada vez más heterogéneo, sin límites ni fronteras.

Para ejemplificar este escenario, describiremos diversos sectores comerciales y culturales que han sabido realizar este traspaso de forma brillante, convirtiendo ejercicios presenciales en actividades digitales, aprovechando las herramientas de internet y la conexión en red.

El primer sector comercial que ha sabido mimetizarse con la tecnología y que vamos a utilizar como primera muestra es el sector literario. En la mayoría de hogares encontramos infinidad de libros que se apilan en los rincones. Un escenario romántico que también puede provocar problemas de espacio. Con la aparición de los E-books se mitigó esta situación, ya que ahora podemos tener miles de libros en un aparato que cabe en la palma de la mano. La evolución va mucho más allá, porque las obras también pueden adquirirse de forma directa desde los mismos dispositivos, ofreciendo catálogos ingentes a solo un par de enlaces de distancia. Una de las compañías que mejor ha sabido capitalizar este sector es Amazon con uno de sus productos estrella: el Kindle.

Otro sector que ha virado correctamente hacia el universo virtual es el del juego. Para ejemplificar dicho proceso, nos encontramos con plataformas como Casino Betsson, una empresa online que ha trasladado las actividades clásicas de este tipo de sector al universo 2.0. También ofrece apuestas en línea y cuotas centradas eminentemente en el deporte, actividades que se pueden disfrutar desde cualquier punto del globo terráqueo. Solo es necesario un dispositivo compatible y una conexión a internet.

Otro de los ámbitos comerciales que se han trasladado directamente al mundo virtual es el que involucra a las agencias de viajes. Hace unas décadas, la única forma de reservar un viaje era desplazarse hasta una agencia y contratar un paquete a medida. La situación ha mutado en los últimos años, y ahora todo el proceso puede realizarse en cuestión de minutos utilizando plataformas de internet como intermediarios. Una de las más destacadas es Booking, portal que ofrece millones de alojamientos en buena parte del globo.

Si nos centramos en la esfera cultural, nos topamos con dos esferas gigantes que también han tenido que hacer frente a la era virtual. La primera es la que involucra a la televisión y sus contenidos. Décadas atrás, solo podíamos ver los programas de estreno si nos plantábamos frente a una pantalla a una hora determinada. Actualmente, las propias cadenas facilitan infinidad de enlaces para consultar su programación bajo demanda. Es el usuario quien elige en qué momento del día opta por consumir su oferta programática, un escenario inimaginable el siglo pasado. En esta transformación, han tenido mucha incidencia plataformas como Netflix o HBO, que ofrecen varias series a través de vídeo en streaming. Esta forma de consumir producciones audiovisuales ha cambiado de forma clara los hábitos de consumo de la población. Todo es mucho más cómodo, pero se pierde parte de magia.

Lo mismo sucede con la industria cinematográfica, ya que muchos de los estrenos más destacados de la semana aparecen con muy poco tiempo de distancia en las plataformas de suscripción. Una de las compañías que más está explotando este formato es Disney, con estrenos incluso simultáneos de algunas de sus más ambiciosas producciones.

Si hablamos de cine y televisión, la música es quizás el tercer elemento cultural digitalizado más evidente. Comprar un CD es ya más un acto de fe o de coleccionismo que un paso necesario para disfrutar de los artistas. Servicios como el de Apple Music o Spotify -con una larga trayectoria en el país- han convertido este paso imprescindible en un elemento casi folclórico. Una distopía que muchos músicos veteranos nunca habrían sido capaces de imaginar. El progreso avanza y no espera a nostálgicos rezagados.

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