Schiaretti se acerca más a Llaryora y el PJ cordobés entra en la etapa del cambio de piel

Schiaretti se acerca más a Llaryora y el PJ cordobés entra en la etapa del cambio de piel

En una semana con cambios de gabinete y críticas a la Provincia, el PJ se mostró unido en su bastión principal: la capital cordobesa. Por su parte, Natalia de la Sota se volvió a acercar a Gill y desafía bendiciones.

Gabriel SilvaAyer 01:00

No fue una semana fácil para el Gobierno provincial. Casi en una actitud inédita, el gobernador Juan Schiaretti realizó varios cambios en el gabinete y trató así de despojar la gestión de la reiteración de cualquier tipo de crítica a algo que se había convertido en una constante en el último tiempo: los graves problemas en materia de seguridad. 

Ahora, con la salida de Alfonso Mosquera del ministerio, la integración de esa cartera con la de Gobierno, para la llegada de Julián López, el schiarettismo trató de salir del ojo de la tormenta. La secuencia de malas noticias para el oficialismo provincial después de los casos del Neonatal, la dura derrota en Marcos Juárez y la crisis policial que se ve muy expuesta en estos días en medio del juicio por Blas Correas, obligaron a una reconfiguración importante en la hoja de ruta de uno de los socios fundadores del cordobesismo. 

Esto, sumado a algunos comentarios entre las segundas líneas del Gobierno provincial acerca de cómo y quiénes “cuidan” al gobernador, motivó ese ajuste en el GPS. 

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Ya sin las declaraciones contundentes en torno a un lanzamiento nacional, y con la premisa de reforzar el alambrado provincial, el PJ cordobés entró, sin decirlo, en la siguiente fase. La del cambio de piel, la que marcan los tiempos que avizoran campaña corta y parada electoral en la primera parte del 2023. Para eso, el recorrido conjunto de los dos socios actuales del oficialismo provincial: Schiaretti y el intendente Martín Llaryora. 

El heredero y el administrador de esa herencia hacen equilibrio por estas horas para contener cada uno a su tropa, retener ambos distritos y después entrar en la siguiente etapa. La que, ya sin Paso, apunte al lanzamiento nacional de Schiaretti con las herramientas en mano para cerrar la grieta. 

Capital y Gran Córdoba. Respaldado en la gestión que ambos hicieron en la Ciudad, los últimos días de fricción para la administración schiarettista lo tuvieron al gobernador muy cerca de Llaryora. Situación que, en el entorno del intendente, con sobrio hermetismo, intentan apuntalar como un gesto. 

“Capital y Colón serán los ejes principales de la campaña. Primero, porque en la primera se gobierna y en algunas ciudades del Gran Córdoba, también. Pero fundamentalmente por lo que representan en el padrón electoral. Todo se va a definir acá”, razonan aquellos que conocen acerca de la sintonía fina entre el gobernador y el intendente. 

Para ello, el renovado gabinete tendrá la misión de atemperar las críticas en los grandes polos urbanos.

Entre El Panal y el Palacio 6 de Julio reconocen que llegó el momento del empoderamiento a Llaryora; y la Vieja Guardia saca chapa de que se hace en los tiempos que quería la generación que representan. “El gobernador dijo que iba a ser en el último trimestre del año y así está siendo”, señaló a este diario un conocedor de la manera en la que se desactivaron las juntas promotoras en su momento. 

Igual, con nombre renovado, el llaryorismo continua con las recorridas y trata de no entrar en ciertas fricciones que, por lo bajo, intentan sostener desde la guardia que fundó el cordobesismo. 

“Esto no significa que se invierta la relación de fuerzas, la autoridad máxima en Córdoba sigue siendo Schiaretti. Aunque sí es cierto que se bajaron los decibeles y algunas tensiones. El miedo no es zonzo…”, razonó un funcionario.

 

De la Sota y Gill, siguen ‘peronizando’. El otro frente interno que se abrió en el oficialismo es la seguidilla de encuentros de la diputada nacional Natalia de la Sota y el intendente de Villa María, Martín Gill. 

Ambos se mostraron la semana pasada en Villa María con motivo de un homenaje al exgobernador José Manuel de la Sota, pero este viernes repitieron gesto, foto y encuentro en Alejo Ledesma. Con varios legisladores provinciales del delasotismo y con intendentes de la zona muy cercanos a Gill. 

En el lote de los primeros, figuró Miguel Majul, un crítico del armado en Marcos Juárez; y entre los intendentes, Agustín González, de Cruz Alta y otro de los que cuestionó la ‘desperonización’ de la reciente elección. 

Igual, lo sustancioso estuvo en las declaraciones de De la Sota, quien habló de sus recorridas, dijo sobre la elección de hace unos domingos que “hay que replantearse” algunas cosas y acerca de Llaryora, lanzó: “vamos a apoyar, cuando decidamos quién es el candidato. Falta para eso. Somos muchos los hombres y mujeres que estamos con ganas y que tenemos la capacidad y la fuerza para esta nueva etapa que comienza para todos nosotros. Ojalá algún día Córdoba tenga una gobernadora".

En contrapartida al encuentro De la Sota con Gill, Llaryora y el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas se volvieron a mostrar en el sur. La duda es si la carrera es por el lugar de vice en la fórmula, por el casillero más importante o por la agitación de una interna. 

 

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