Por: Jorge Benedetti (Dirigente de Generación Francisco).
Cuenta la historia que el alacrán tenía clara conciencia de que si picaba a la rana esta moriría y él irremediablemente con ella, pero a pesar de esto la picó, porque “era su naturaleza”.
Como en la historia del epígrafe, desgraciadamente entre los humanos muchas veces sucede lo mismo, algunos hombres hacen cosas, que -a corto o a largo plazo- terminan dañándoles, hasta causarles la propia muerte.
Hace muy poco tiempo se realizó, en la ciudad de Davos, el Foro Económico Mundial (FEM), ámbito donde se reúnen los más destacados megaespeculadores del mundo, aquellos que más riquezas han acumulado a costa del resto de la humanidad y una buena cantidad de cholulos, a los que les interesa sacarse una foto con estos “hombres poderosos”.
En este evento sucedieron algunas cosas que –para no variar- estuvieron ausentes en los medios de comunicación, los que una vez más incomunican. Una de ellas fue el lema bajo el cual se convocó a este Foro: “Dominando la cuarta revolución industrial”. Por esta causa unas semanas antes, el economista alemán Klaus Schwab, CEO y fundador de Davos, publicó un libro, donde expone su teoría, resaltando que la primera revolución industrial sirvió para reemplazar el trabajo del hombre, con el aporte del transporte y la mecánica, por el de las máquinas, la segunda para combinar la industria con la ciencia, desarrollando la producción masiva, la tercera incorporó el aporte de las computadoras y la cuarta, en la que estamos entrando, la total sustitución de los trabajadores por la robótica, los humanoides, las fábricas inteligentes y las distintas formas de la mecanización.
EL MUNDO EN QUE VIVIMOS
Antes de avanzar sobre las otras cuestiones ocultadas, interesa destacar el marco en el cual se realiza este Foro. En primer lugar el mundo está lejos de salir de la crisis del 2008, ni EE.UU y mucho menos Europa, han podido superar los efectos del estallido de la “burbuja inmobiliaria-financiera”, con los efectos económicos, sociales y políticos que ello ha traído. Por ejemplo en los EE.UU., un delirante, xenófobo, racista, misógino e intratable personaje, Donald Trump, puede llegar a ser presidente de la nación militarmente más poderosa del planeta. Lo mismo pasa en Francia, donde la ultra derechista Marine Le Pen, encabeza las encuestas y su presidente sufre una muy grave crisis de credibilidad, mientras que en Italia el sistema bancario se encuentra en grave riesgo. No hablemos de España, donde no hay gobierno a la vista y los dos partidos tradicionales se encuentran en una profunda crisis. Si de crisis hablamos, desde el punto de vista económico (entre otros), Europa en general se encuentra cerca del estallido, para no hablar en particular de Grecia, Portugal, Irlanda, España, etc., etc. Mientras que la canciller A. Merkel es denunciada por los cuatro costados de no haber manejado correctamente el drama de los refugiados (del cual muchos acusan a uno de los más importantes -sino el principal- megaespeculador, George Soros, de ser –en colaboración con la CIA- el responsable del mismo “para destruir a Europa”). Podríamos cerrar con las crisis de las denominadas “potencias emergentes”, China, India, Rusia, Nigeria, Brasil y otras, cuyos mandatarios no concurrieron al FEM.
En este breve análisis no podemos dejar de mencionar lo que significa la guerra. En la propia Europa, en Ucrania, las cifran hablan de más 24.000 muertos y un número superior a 730.000 desplazados, para no hablar de los millones de muertos en Siria, Irak, Libia, etc., y de las mucho más de una decena de millones de refugiados por los conflictos generados por la abierta participación de las potencias de Occidente. Es decir, nos encontramos en un mundo que se torna cada vez más invivible.
LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD
Pero volviendo a las otras cuestiones no comunicadas, destaquemos que -como sucede habitualmente- Oxfam, una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales que realizan labores humanitarias en 90 países y cuyo lema es "trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento", presentó en Davos su informe “Una economía al servicio del 1% – Acabar con los privilegios y la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema”, donde –entre otras cuestiones- destaca que “62 personas poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial” (cuantificada en 3.600 millones de personas) , agregando que “el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta”.
El largo informe señala que este proceso de concentración de la riqueza se ha ido acelerando en forma creciente y que resulta imprescindible poner coto a los paraísos fiscales, afirmando que “Nueve de cada diez socios estratégicos del FEM están presentes en al menos un paraíso fiscal”. Agregando – casi como una nota de color- que “Como señaló el multimillonario Warren Buffett, en la práctica él paga menos impuestos que ninguna otra persona de su oficina, incluyendo a la persona encargada de la limpieza y a su secretaria personal.”
La directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima, manifestó que “Los ricos no pueden seguir defendiendo la idea de que su riqueza beneficia a todo el mundo. Al contrario, su extrema riqueza es un síntoma de una economía global enferma. La mayoría de la población mundial, y sobre todo las personas más pobres, han pagado el precio de la reciente explosión de riqueza de las personas más ricas".
Esta afirmación resume los contundentes datos del informe, donde queda en claro –si alguien aún tenía dudas- que, tal como afirma el papa Francisco, “la teoría del derrame” es una falacia, pues “Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante.” (“La Alegría del Evangelio”)
En igual sentido el informe agrega que “La creciente desigualdad económica perjudica a todo el mundo, ya que debilita el crecimiento y la cohesión social. Pero es la población más pobre la que sufre sus peores consecuencias”.
OTRO APORTE
Al mismo tiempo, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, ha presentado un informe sobre la situación en el continente donde destaca que “Aunque la región ha logrado un éxito considerable en la reducción de la extrema pobreza durante la última década, sigue mostrando niveles altos de desigualdad del ingreso y de la distribución de la riqueza, que han obstaculizado el crecimiento sostenible y la inclusión social. En América Latina y el Caribe, la desigualdad está impidiendo retornar a una trayectoria de crecimiento inclusivo.”
Reiterando luego que “Aunque la desigualdad del ingreso se ha reducido durante los últimos años, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo.”
Más adelante manifiesta que “una gran parte de los beneficios del crecimiento de América Latina está siendo acaparada por un pequeño número de personas muy ricas, a costa de los pobres y de la clase media.”
Pero además del diagnóstico aporta su experiencia en cuanto a los caminos a seguir “El incremento de los ingresos tributarios es clave para la inversión pública en la reducción de algunas de las brechas históricas de la región” (todo lo contrario a lo que sucede hoy en Argentina) (…) “En muchos países, el sistema tributario se apoya de forma particular en los impuestos sobre el consumo, que resultan especialmente gravosos para los grupos de ingresos bajos y medianos. (…) “La recaudación del impuesto sobre la renta personal es relativamente baja, especialmente entre los grupos con ingresos más altos. La CEPAL calcula que la tasa impositiva media efectiva para el 10% más rico sólo equivale al 5% de su ingreso disponible.”
Completa el concepto manifestando que “Además, los gobiernos otorgan un trato de favor a las compañías multinacionales en materia de impuestos, por medio de reducciones excesivamente generosas de las tasas de los impuestos de sociedades…” (En este caso igual a lo que está sucediendo en nuestro país)
LOS CONOCIDOS DE SIEMPRE
Por supuesto que el informe de Oxfam, que parte para sustentar sus datos de fuentes insospechadas como “populistas”, como el Credit Suisse, la revista Forbes, el FMI y otras similares, ha tenido su réplica en la nuestro país. Sin presentar la información que le dio origen. En la página de “notas de opinión” (la que sigue a la de las editoriales), el diario La Nación del 6 del corriente publicó una crítica rotunda al informe. La nota está firmada por un concejal de San Isidro (acusado de pedofilia) e integrante del grupo Libertad y Progreso, que orienta el conocido defensor y ex funcionario de la dictadura, Manuel Solanet (responsable, entre otras cosas, de la desaparición de lo recaudado en el “Fondo Patriótico Malvinas” )[1].
En esta, luego de transcribir en forma falaz una cita del informe[2], cuestiona la veracidad de las conclusiones del mismo y manifiesta que “El estado natural (de los seres humanos) es la pobreza” (¿¿??, ¿será por aquello del Destino Universal de los Bienes?, no parece), desarrollando una vez más la teoría del derrame afirmando que si bien “al hacerse ricos aumenta la desigualdad… (estas personas) van a destinar parte de su fortuna a causas solidarias…” (!!!) (Piensa igualito a lo que manifiesta el papa Francisco…).
Si bien el artículo no merece mayores comentarios, lo que si lo amerita es cómo estos personajes y estas ideas tienen gran prensa en la Argentina.
PRIVACION DE JUICIO
Cuando alguien actúa fuera del sano juicio, es decir desconectado de la realidad, se afirma que está loco. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta que –sin dudas- los problemas más graves que padece la humanidad en su conjunto, son los que hacen a la falta de trabajo, a la desigualdad y al cambio climático. Toda reunión de hombres y mujeres que se digan dirigentes de algún área o sector (o simplemente que hagan buen uso de su propia razón) no pueden desconocer que estos asuntos son prioritarios por sobre otra consideración de cualquier tipo.
Si tenemos en cuenta que en el mismo FEM, un importante banco suizo distribuyó un estudio donde se afirma que “la cuarta revolución beneficiará a quienes tienen más”, la desconexión con la realidad de los participantes pasa los límites de toda alarma. Es decir, en el FEM, un ámbito donde –sin mandato popular- se toman decisiones que afectan a toda la humanidad, no se tuvo en cuenta que la situación de desigualdad, no sólo es insostenible, sino que –como también ha manifestado el papa Francisco- impide que haya paz en el mundo. Tampoco se consideró la afirmación del economista alemán antes citado, en el sentido de que siguiendo por este camino, en muy pocos años, la desocupación mundial pasará del 12% actual al 50%. En coherencia con este desentendimiento de los reales problemas de la humanidad, tampoco se consideró la cuestión del cambio climático.
Dado que en Davos no estuvo presente el interrogante, vale la pena preguntarnos qué pasará cuando ese 1% que irracionalmente acapara el 99% de la riqueza de la humanidad, se apropie del 1% que le falta. Lógicamente el 99% de la población del planeta morirá irremediablemente, mientras que el 1% restante también lo hará, manifestando que, si bien sabían que por este camino este destino era inexorable, no se detuvieron porque “era su naturaleza”.
UN INTENTO
Es de destacar que en el 2001, en Porto Alegre y como contracara del FEM, se constituyó – bajo el lema de “Otro Mundo es Posible”- el Foro Social Mundial (FSM), el que -según su propia declaración de principios- tenía como objetivo oponerse a “la globalización, al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo”.
Este Foro nació con una amplia participación de actores sociales que se congregaron para denunciar el desmantelamiento del Estado y los avances perniciosos de la globalización en perjuicio de los hombres y mujeres del mundo y tuvo fundamental repercusión, en particular por algunas destacadas intervenciones como las del propio presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva. Pero desgraciadamente -como suele suceder- pequeños grupos realizaron un proceso de híper ideologización, a tal extremo que el FSM perdió fuerza y significación. De esta manera, desde “la Comuna de Paris”, pasando por “la República” en España, hasta las “Asambleas Populares” de Argentina (por citar sólo ejemplos de varios siglos), los grupos de izquierda cumplen una vez más su papel, liquidar los procesos populares, agotándolos en absurdas ideologizaciones paralizantes. Así “la izquierda” es siempre funcional a los objetivos de los poderosos.
LA OTRA ALTERNATIVA: LOS PUEBLOS
Por su parte el papa Francisco, el año pasado convocó a otro foro mundial, “El Encuentro de los Movimientos Populares” reunido bajo el lema de “Tierra, Techo y Trabajo” (para todos).
En primer lugar y para curarse en salud, manifestó que “Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades (…) tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea”.
Además –de inmediato- establece un eje distinto (y contradictorio) con el de los poderosos, cuando afirma “Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» ¿De acuerdo? (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!”
Como para que no queden dudas agregó “el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos; en su capacidad de organizar y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio. Los acompaño. Y cada uno Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez.”
Pero mientras en Davos nadie piensa en la manera en que resultaría posible, no sólo generar un mundo mejor, sino –en estas graves circunstancias- salvar a la humanidad, Francisco propone un plan de acción.
En este sentido señala tres pasos “La primera tarea es poner la economía al servicio de los Pueblos: Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos NO a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra.”
Luego agrega “La segunda tarea, es unir nuestros Pueblos en el camino de la paz y la justicia. Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados.”
Cierra el plan destacando que “la tercera tarea, tal vez la más importante que debemos asumir hoy, es defender la Madre Tierra. La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente como se suceden una tras otra cumbres internacionales sin ningún resultado importante. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses –que son globales pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales y continúen destruyendo la creación.”·
Pero estas tareas no pueden llevarse cabo de cualquier manera, resulta necesario hacerlo con un estilo particular, con un alma que las guie, de esta manera, cambiando el paradigma de los poderosos, manifiesta: “Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”. Agregando de inmediato “También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares.”
Frente a la locura suicida de Davos, ante el empantanamiento del Foro de Porto Alegre, Francisco plantea a los pueblos otra alternativa, no la de los poderosos, tampoco la de un delirio ideologista, una doctrina simple y por la cual vale la pena luchar, solidaridad, para construir un mundo donde haya tierra, techo y trabajo para todos los hombres, paz para todos los pueblos y naciones y respeto a la Madre tierra para nuestros hijos y los suyos de generación en generación. Este mundo si es posible, este mundo si es vivible.
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