Los restos del Padre Bachi, incansable en la tarea de rescatar a jóvenes de la droga, volvieron al barrio donde dejó un importante legado

Los restos del Padre Bachi, incansable en la tarea de rescatar a jóvenes de la droga, volvieron al barrio donde dejó un importante legado

Este domingo fueron entronizados en su parroquia San Roque González y Compañeros Mártires, de Villa Palito, en San Justo. Basilicio “Bachi” Britez murió de COVID-19 el 29 de agosto de 2020, y ahora los vecinos le rindieron el merecido homenaje que la cuarentena obligó a postergar

Los restos del Padre Basilicio “Bachi” Britez, importante guía espiritual y referente comunitario de Villa Palito, fueron entronizados este domingo al mediodía en la parroquia San Roque González y Compañeros Mártires, de San Justo, donde trabajaba intensamente desde hace varios años. El sacerdote murió de COVID-19 el 29 de agosto del 2020.

Fieles, vecinos, amigos y familiares del cura celebrarán su vuelta al barrio y a la parroquia que tanto adoró y a la que dedicó hasta su último suspiro. Quienes lo conocieron resaltan el amor que el Padre Bachi manifestaba a través de su característico abrazo, es por ello que la llegada a su barrio fue establecida como la “Fiesta del Abrazo”.

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“La llegada de nuestro Padre Bachi al Barrio nos trae alegría para barrer tanto dolor y nos permite tomar conciencia de cómo Dios puso al servicio de los más dolidos a una persona humilde, amorosa, solidaria, capaz de ir más allá de sus fuerzas para servir al otro e, incluso, dar su vida”, señaló el Padre Charly Olivero, el nuevo párroco de San Roque González y Compañeros Mártires.

El Padre Bachi se destacó por rescatar a los jóvenes de las drogas y crear hogares para tal fin

Bachi, un tenaz trabajador por el cumplimiento de derechos sociales de su comunidad, se destacó por su compromiso en el cuidado de la vida de los jóvenes con problemas de consumo de sustancias y el establecimiento de numerosos hogares para tal fin.

Hoy el Hogar del Buen Samaritano coordina seis instituciones que integran la Red Federal de dispositivos de Sedronar: dos en Isidro Casanova, la casa San Miguel para varones y Mamá Antula para mujeres con hijos; Cura Brochero, en Virrey del Pino; Padre Mugica, de Villa Luzuriaga; y la casa Nuestra Señora del Buen Viajero, en el partido de Hurlingham. Más de 300 personas, en su mayoría jóvenes, se alojan en ellas y reciben tratamiento.

En su incansable labor pastoral en plena cuarentena y en la búsqueda de recursos para las familias más aquejadas como principal preocupación, el cura villero fue afectado por el coronavirus en junio del 2020 y dos meses después falleció.

Casa Hogar el Buen Samaritano, fundada por el Padre Bachi

Los mayores lo recuerdan como un “gordito terrible”. Con apenas de 2 años de edad, emigró con su familia a la Argentina desde Villa Rica (Paraguay). Vivió junto a sus padres en la villa miseria que estaba en la periferia del Golf Club de los Lagos de Palermo. Allí, como muchos otros pibes de la villa, trabajó de caddie.

En la década del ‘80, cuando tenía 12 años y los militares expulsaron a los habitantes de ese asentamiento, fue a parar con su familia a los laberintos de Villa Palito. Se refugiaron en la casilla de unos paisanos y después, en un espacio de terreno que les cedió el párroco de la capilla San Roque González y otros Mártires, que era poco más que un galpón.

Fue a la escuela 115. Sus padres trabajaron como artesanos del calzado y con cristiana resignación aceptaron que Bachi fuera al seminario del Obispado de San Justo y Pastor cuando él les habló de su vocación sacerdotal.

El Padre Bachi junto a otros sacerdotes de la Pastoral Villera impulsada por Jorge Bergoglio -hoy papa Francisco. De pie, en el centro, monseñor Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires y Vicario Episcopal para la Pastoral villera. Adelante, acuclillado, el padre Pepe (3° desde la ziq) y (en 5° lugar) el padre Charly Olivero que sucede a Bachi como párroco de San Roque

Después de ordenado pasó por Cañuelas y San Justo hasta que el obispo Minvielle lo mandó a su barriada, Villa Palito, y a las vecinas Puerta de Hierro, 26 de Marzo y San Petersburgo. Más tarde fue párroco de la capilla que de chico lo cobijó y siguió viviendo en la casa que construyó su padre, pegada a la parroquia.

La celebración para recordar su vida y obra arrancó el jueves 9, día en que sus restos fueron retirados del cementerio de San Justo y luego trasladados a la Catedral de esa misma localidad donde se celebró una misa en su honor y por la noche tuvo lugar otra, de la que participaron todos los sacerdotes diocesanos. Posteriormente, hubo una vigilia nocturna en uno de los Hogares del Buen Samaritano junto a quienes tanto lo querían y valoraban.

El padre Bachi junto a sus fieles y colaboradores

El viernes, los organizadores también oficiaron otra misa en la capilla del Hogar y después partieron hacia Villa Palito. En la plaza principal Nuestra Señora de Luján se realizó un acto institucional con la presencia de las fuerzas vivas locales y por la tarde se realizó una procesión por el barrio para bendecir todas las casas de los vecinos, que culminó a las 20 horas en la capilla Caacupé, la cual fue inaugurada esa noche.

Ayer por la mañana, el Padre Bachi recibió el homenaje de las barriadas en las que ejerce su ministerio el padre Nicolás “Tano” Angelotti.

Los actos conmemorativos continuaron este domingo. Los seguidores del cura se congregaron a las 9 de la mañana en la parroquia Sagrado Corazón para marchar en caravana hasta Villa Palito, portando banderas y fotos del cura. Los que se movilizaron en autos llevaban globos y afiches conmemorativos.

La misa de entronización tuvo lugar este mediodía en la parroquia San Roque González y Compañeros Mártires, donde se completó el regreso del padre Bachi a su hogar.

La vida del padre Bachi recuerda aquello que dijo el sociólogo italiano Luigi Zoja: que la última barrera que encuentra un joven vulnerable frente a la tentación del delito o de la droga es “el sacerdote socialmente comprometido”.

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