Estamos varios puntos arriba. Si hacemos fuerza, podemos ganar en primera vuelta". Decidido a ahuyentar el clima de pesimismo instalado en los últimos días, Alberto Fernández encabezó ayer un nuevo intento de ordenar la campaña del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires.

Junto con Sergio Massa y la fórmula bonaerense, integrada por Axel Kicillof yVerónica Magario, el precandidato a presidente recibió en el barrio de San Telmo a unos 30 intendentes peronistas de la provincia, a los que les dio una instrucción precisa: reinstalar la crisis económica como eje de la campaña. El pedido es una réplica del que recibieron el miércoles de la semana pasada unos 300 voceros y encargados de prensa de los candidatos de todo el país.

El encuentro de ayer, que se desarrolló en el Salón Garaje Argentino, se produjo después de días en los que creció la inquietud en distintos comandos de campaña del Frente de Todos. La mayoría de los intendentes y varios candidatos coinciden en que el oficialismo recuperó la iniciativa política y que el mensaje opositor no está llegando con la fuerza necesaria.

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Eso mismo se discutió el domingo en una reunión de urgencia de la mesa chica de la campaña bonaerense, de la que participaron Kicillof, Massa, Magario y los intendentes Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Jorge Ferraresi (Avellaneda). Ahí se concluyó que había que intensificar la campaña, afilar el discurso y ordenar las "bajadas" de los candidatos al territorio. "En muchas cosas nos seguimos manejando de manera amateur", renegó un jefe comunal.

En la cumbre de ayer, Fernández y Kicillof subieron el tono y se mostraron más aguerridos, coincidieron tres participantes del encuentro a la nacion. Massa también hizo su aporte. "No debemos confundir la opinión pública con la opinión publicada. La gente la está pasando muy mal", dijo el primer candidato a diputado, y pidió llevar a la discusión pública los temas cotidianos que se discuten en la calle.

Ese fue también el eje de un intercambio entre Kicillof y los jefes comunales. El candidato a gobernador pidió que le aportaran ejemplos de cuestiones concretas en las que los municipios debieron hacer frente a gastos que no solventa la provincia. Gabriel Katopodis (San Martín) detalló que su gobierno paga la nafta de los patrulleros. Otros jefes comunales dijeron que ellos hacían lo mismo, y sumaron ejemplos en las áreas de salud y educación.

Kicillof tomó nota de todo. "Estamos ajustando detalles de la campaña para evitar distracciones", dijo a la salida. Los intendentes entendieron rápido el mensaje. "Les prometemos a los bonaerenses trabajo, consumo, producción, más comercios y más industrias", se despachó Juan Zabaleta (Hurlingham).

A su turno, Alberto Fernández trató de inyectar optimismo y, como había hecho con los gobernadores, colocó a los jefes comunales en un papel protagónico. "Los intendentes van a ser socios del futuro de la Argentina", les dijo. "Los estoy invitando a ser partícipes de la construcción de poder futuro en la Argentina", agregó.

Después, pidió que todos ayuden con recursos, estructura y logística a los "sin tierra" del Frente de Todos, esto es, a los dirigentes que pelean por la intendencia en municipios gobernados por el oficialismo.

Ya con Santiago Cafiero como jefe de campaña, tarea que hasta hace unas semanas asumía el propio Fernández, candidatos e intendentes repasaron detalles operativos. Cuando Fernández haga una visita a un municipio, deben participar Kicillof y Massa. Esas visitas no deben servir solo para entrar en contacto con la gente. Deben ser concebidas como una oportunidad para instalar temas de discusión.