Regreso a las fuentes

Regreso a las fuentes

Por: Jorge Fontevecchia. Al sumar a Pichetto como candidato a vicepresidente, Macri regresa a sus fuentes peronistas, con las que comenzó su carrera política y nunca abandonó del todo a pesar de la alianza con el radicalismo para crear Cambiemos. 

El antiperonismo de Cambiemos fue solo una etapa breve –de 2016 a 2018– en el ciclo vital del macrismo en la política. Con el peronismo, por el contrario, tiene una larga historia:

En las elecciones de 2015, Macri desechó un frente común con Sergio Massa pero después de haberlo evaluado seriamente, e igualmente compartieron candidaturas a gobernador en Jujuy y Mendoza.En 2013 el peronismo estuvo presente en la alianza del PRO con el Frente Renovador de Massa y en 2009 también con Francisco de Narváez y Felipe Solá, que permitieron ganarle al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires las dos veces.El bautismo electoral del PRO en 2003, bajo el nombre Frente Compromiso para el Cambio, fue una alianza oficial con el Partido Justicialista porteño.Y antes de que emergiera el kirchnerismo, a fines de los años 90, Menem y Duhalde le habían ofrecido a Macri ser candidato por el peronismo. Y para que la parábola se complete en formato de comedia, Cambiemos le ofrece ahora una candidatura a la hija de Menem en La Rioja.El Antiperonismo de Cambiemos fue también un ropaje estético para usar a Carrió como símbolo anticorrupción.

La vicepresidencia a Pichetto, entonces, no debería sorprender tanto teniendo en cuenta que además, una semana antes, le había ofrecido lo mismo a Juan Manuel Urtubey. Ya el año pasado Macri simplificaba el mapa político diciendo: “Massa es Cristina, Urtubey soy yo”. Y siempre Macri se entendió mejor con Juan Schiaretti en Córdoba que con los líderes provinciales de Cambiemos.

El Antiperonismo de Cambiemos fue también un ropaje estético para usar a Carrió como símbolo anticorrupción.

El antiperonismo de Cambiemos representaba más a Carrió y al ala más conservadora del radicalismo que al PRO, que ya años antes había sumado a peronistas como Emilio Monzó, Cristian Ritondo, Diego Santilli, Federico Salvai, Rogelio Frigerio y el propio Horacio Rodríguez Larreta. También varias veces intentaron sumar a Omar Perotti, hoy flamante gobernador de Santa Fe, quien, al igual que Schiaretti, se fue de vacaciones tras ganar su elección provincial huyendo de los tironeos K, tercera vía y Cambiemos por tenerlos neutrales o de aliados.

Pero estas elecciones no significan un reordenamiento del sistema político argentino que deje atrás el clásico enfrentamiento peronismo versus antiperonismo y lo reemplace el de centroderecha versus centroizquierda, o conservadurismo versus progresismo, con peronistas y radicales divididos en ambos sectores. Para eso faltaría también que el tiempo y la biología hagan su lento trabajo y conviertan al kirchnerismo en parte de la historia.

Ni tampoco que Cambiemos haya dejado su alianza con Carrió como gran cruzada contra la corrupción bajo la tesis de que son los peronistas filogenéticamente más corruptos, convirtiendo anticorrupción en sinónimo de antiperonismo.

Otro ejemplo de la labilidad en la marketinera frontera del antiperonismo es lo que revela Juan Luis González en la edición de hoy de la revista Noticias sobre que el propio Alberto Fernández en 2002, cuando todavía la presidencia de Néstor Kirchner no se avizoraba, estuvo por ser candidato a diputado de la boleta de Macri para jefe de Gobierno de la Ciudad en las elecciones del año siguiente, y que varias veces se reunió con Macri por entonces. Otro ejemplo que se recuerda en la misma nota es que uno de los que intercedieron por Alberto Fernández ante Macri fue su jefe de campaña de Compromiso para el Cambio de entonces: Juan Pablo Schiavi, el mismo que hoy está preso por la tragedia de Once, cuando era secretario de Transporte de Cristina Kirchner, y quien aparece en las conversaciones de la Operación Puf dialogando con Eduardo Valdés, diciendo “un mensaje para nuestro amigo de Roma”.

Schiavi, sucesor de Jaime y una voz en las grabaciones con Valdés, era jefe de campaña de Macri 2003

Y también en la revista Noticias, pero en septiembre de 2017, cuando Macri se perfilaba como ganador de las elecciones de medio turno, las devaluaciones no se habían producido y se pensaba en Cambiemos como sustituto y continuador de la hegemonía del peronismo, Edi Zunino recordó que en octubre de 2015, al inaugurar junto con Duhalde y Moyano el monumento a Juan Domingo Perón frente a la Aduana porteña (foto que acompaña esta columna), Macri dijo: “Unos dicen que son peronistas, pero se dedican a manipular las cifras de pobreza. El peronismo no es prepotencia ni soberbia, es justicia social, luchar por igualdad de oportunidades. Ese es el peronismo que yo reivindico. El peronismo no es narcotráfico, es la búsqueda de la justicia social, y por eso quiero invitar a los peronistas a luchar por el país que soñamos. Perón y Evita hicieron algo histórico en la Argentina: darles derechos a los trabajadores”. En el acto también participó el fallecido sindicalista rural Gerónimo “Momo” Venegas, quien remató diciendo que los sindicalistas no se habían pasado al PRO, sino que “Macri se pasó al peronismo”.

Palabras que aspiraría a usar Pichetto en un futuro no muy distante si Macri fuera reelecto.

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