El rabino Fabio Pirowicz respondió a las críticas: «El problema no fue la ortodoxia, fue la falta de ortodoxia»

El rabino Fabio Pirowicz respondió a las críticas: «El problema no fue la ortodoxia, fue la falta de ortodoxia»

El rabino Fabio Pirowicz se contactó con Vis á Vis con el fin de solicitar un derecho a réplica con respecto a todo lo acontecido en las últimas horas referido a los eventos que generaron la ruptura de los protocolos establecidos por el gobierno nacional con respecto al aislamiento social y obligatorio. «En la entrega de la Torá, que será en pocas horas, todos estábamos igual, como un solo pueblo y un solo corazón. No lo olvidemos…», afirmó.

 

El mensaje de Pirowicz:

«Estoy dolorido, muy dolorido. Con el corazón lacerado. No tengo ‘vergüenza’, ni hago leña del árbol caído. No estuve invitado a los casamientos en cuestión. Estoy a días, ¿horas?, de ser abuelo por primera vez en mi vida, y por lo que aparentan ser las cosas, en forma virtual, por videocámara como aparenta ser el ritmo de los tiempos que corren.

Cuando mi yerno me preguntó hace varias semanas qué entendía yo que era lo que tenemos permitido hacer y no hacer, en base a estas circunstancias, le contesté algo que se podría reflejar en esta historia:

Contaba el Maguid hace ya varios siglos que había un grupo de contrbandistas que eran perseguidos por el gobierno gentil con sus impuestos; por ello, para que el negocio fuese rentable, encontraron sólo una forma de evitarlo: fraguaban un cortejo fúnebre en el que, en vez de llevar un muerto, la carreta llevaba la mercadería. De este modo lo hicieron, con una buena escenografía, todos llorando a mares. Al llegar al puesto de control, los gendarmes vieron tamaña escena, que luego de un par de preguntas formales, los dejaron pasar. Claro, una vez que el negocio se les hizo rentable, se estableció un clima más relajado: llegado el momento, el gendarme de turno, al ver que casi pasaban en ambiente de jolgorio, insistió en que le abriesen la carreta y le mostrasen qué había adentro. De nada valieron las súplicas, los gritos y los llantos. En pocos minutos se corrió la lona y quedó todo en descubierto. A los pocos minutos estaban todos en el destacamento rindiendo cuentas por su conducta. El gendarme general fue impasible: ¿Ahora lloran? ¡Si hubiesen llorado antes, ahora no estarían aquí!

Cuando mi yerno me hizo llegar la pregunta le contesté: “Lo que tenés que hacer es aquello que le puedas explicar a cualquiera, en caso contrario, no lo hagas”.

¿Qué quiere decir esto?

Que si te para la policía le preguntes vos a él, ¿cómo no voy a comprar comida para mi esposa embarazada en término?

Tenemos el concepto de “mitzvá” que no todos manejan con soltura, para ellos se los explicaré en términos filosóficos kantianos: “Imperativo categórico”. Aquello que por su propia importancia se hace indiscutible, es lo que debés hacer, ante la menor duda la guemará lo llama “shev ve al taasé adif”, mejor sentarse y no hacer nada.

Hay una halajá que permite hacer ciertas cosas en el período de las tres semanas de luto, en las que no se puede casar si el novio teme que la novia se puede llegar a arrepentir, pero el punto nodal es que, en ese caso, no se habla de una autoridad no judía de por medio. No soy la autoridad para decidir si este es el caso.

Keddushat hajaim, debemos cuidar la santidad de la vida, en estos días pasa por cuidarnos de contagiar a otros y de no ser contagiados. Más allá de lo que digan las autoridades policiales, ejecutivas y judiciales, la mitzvá, el imperativo categórico, es mantenernos sanos de todas las formas posibles. Pero no olvidemos tampoco que esta enfermedad es un Decreto Divino, si Él no lo hubiese decidido, no estaría y del mismo modo, no va a durar ni un segundo más de lo que Él tarde en decidirlo. Pero, keddushat hajaím es vivir, ¡pero vivir para hacer mitzvot, para santificar el nombre de H!

En este mismo contexto, tengamos presente que la simple lógica indica que, en el caso de contagiar a alguien, lo hubiesen hecho con sus propios amigos y parientes, que obviamente no era lo que buscaban.

No juzgo a quienes decidieron hacer esos casamientos, en todo caso sí puedo decir (y me hago cargo como judío que reza tres veces por día, se pone tefilín, come casher, respeta shabbat e intenta cumplir el Shulján Aruj en todos sus detalles) que, si ese fue el punto y actuaron porque valoraban la infinita keddushá (santidad) que trae una pareja más al mundo, y que ese mérito suma a la hora de que el Creador derrame su bendición a través de la curación que esperamos para toda la humanidad, entonces la halajá no requería catering, ni vestidos largos, ni nada que se le parezca. Con un minián del que formase parte el novio y que la comida fuese unos sencillos panes con algún producto de carne para poder decir las bendiciones pertinentes y la copa de vino, hubiese bastado y sobrado.

El problema no fue la ortodoxia, fue la falta de ortodoxia. Fueron las modas y las pautas sociales, el asimilacionismo con ropaje judía: ¿Cómo? ¿No vas a hacer…(y ahí uno completa con lo que quiera: el sushi, el salmón, el cátering, el maquillaje o lo que se le ocurra)?.

Los que fueron a mi casamiento saben que fue de lo más sencillo que había. Tuve que cargar muebles con 30 grados a la sombra en ayunas el día previo a mi boda para poder conseguir un hábitat digno para mi esposa el día antes de casarme mientras que el rabino a cargo de la boda estaba comprando y llevando unas botellas para poder darles algo de tomar a los comensales.

Pero no es el momento ni la oportunidad de condenar a nadie. Lo hecho, hecho está.

Tiene que quedar claro que la absoluta responsabilidad es de que aquel que cometió una transgresión pero no se puede pasar por alto al que estaba presente, filmó y entregó a los medios o viralizó el video. Si no estaba de acuerdo con el evento, podía no haber ido o decirle a quienes lo invitaron que no lo aceptaba, pero esa traición a la confianza genera mas desgracias y persecuciones, además de ser una grave transgresión a la Torá.

Si los antisemitas están restregándose las manos con estas “noticias”, algo mal hicimos: seguro que no hubo imperativo categórico ni en la acción ni en la reacción.

Hay otra mitzvá más que es la de pidión shevuim: si un hermano está preso hay que rescatarlo, independientemente de la opinión que cada uno tenga sobre él. En todo caso, si debe hacerse algo, ¡cómo no! En privado, a eso se llama discreción, y ¿saben algo? Eso es tzniut, no solo el largo de faldas y mangas.

Cada iehudí debe ser “jelek Elokim”, debemos ver en él (y en nosotros mismos) la parte humana de la Divinidad y actuar con rajmanut, con piedad sobre él.

No era por estos caminos muchachos, revisen porque llegaron todos al mismo punto…uno de no retorno

En la entrega de la Torá, que será en pocas horas, todos estábamos igual, como un solo pueblo y un solo corazón. No lo olvidemos…

Rabino Fabio Pirowicz

Director de Sefer Le Ami

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