¿Quiénes son y cómo trabajan los artistas silenciosos de Dios?

¿Quiénes son y cómo trabajan los artistas silenciosos de Dios?

Cuando vayas a una iglesia y admires sus frescos en el techo, intenta ponerte en la piel de quien los realizó

 

 

¿Cuántas veces has entrado en una iglesia, y tu mirada apuntó directamente a una obra magnifica detrás del altar o en el techo? ¿Te has preguntado quién fue el artista, cuánto tiempo llevó en hacer la obra, cómo se hizo?

 

Creo que muy pocos se lo preguntan, quizás tengamos una vaga referencia de cómo se lleva a cabo este arte, si alguna vez vimos una película sobre Miguel Ángel y la realización de la capilla Sixtina.

¿Pero los métodos actuales son parecidos, o todo se ha modernizado con el paso del tiempo?

Muchas de las respuestas pueden ser respondidas gracias a una interesante cadena de tweets que compartió hace unos días el artista español Raúl Berzosa.

Comienza diciendo: “Hoy se cumplen 6 años desde que finalicé el techo del Oratorio de Santa María Reina, aproximadamente 140 m² y 9 meses de pintura”.

Desde este primer tweet y acompañado por las interesantes fotos que explican el proceso para llegar a su magnífica obra, que tuvo un gran éxito, podemos entender todo lo que hay detrás desde el principio hasta el final del trabajo de estos “artistas silenciosos”.

Sí, porque como bien nos cuenta Raúl, no es fácil pintar con dimensiones tan grandes en un techo, yo diría que hasta hizo un poco de fitness, bajando y subiendo desde el andamio, para ver que las figuras encuadraran bien en el dibujo.

Cuenta que: “Una de las grandes dificultades era precisamente el dibujo, el estar tan pegado al techo y no ver el resto de la obra, había que tener metido en la cabeza el tamaño del resto de figuras para crear profundidad, además de ser tamaños grandes, a S. Juan Pablo II lo medí y eran 3,20 m.” Y el estar tantas horas de pie hasta le provocó una hernia.

Sin embargo, no hubo un solo día que no comenzara su trabajo sin ponerse al servicio de Nuestro Señor: “El ritual de todos los días era: llegar, cambiarme, rezar ante los Sagrados Titulares, recoger la tela que tapaba el techo (por la tarde abría el Oratorio y no se podía ver la obra) y poner en funcionamiento el elevador.”

Y como él termina diciendo su pintura está siempre al “servicio de Dios”, quizás esa sea la clave de su éxito, sumado obviamente a su grandísima habilidad como pintor. ¡Felicidades!

 

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