Entrevista a monseñor Juan Espinoza, obispo auxiliar de Morelia (México) y Secretario General del CELAM
La noticia de su nombramiento como Secretario General del CELAM para el período 2015-2019 tomó por sorpresa a monseñor Juan Espinoza Jiménez, obispo auxiliar de Morelia, en México. Buena parte de su ministerio sacerdotal la ha ejercido en el campo de la formación, en el seminario de su arquidiócesis, donde también ha sido director espiritual y vice-rector del seminario menor. Se formó en la Pontificia Universidad Salesiana, de Roma, en las áreas de la educación y de la pastoral vocacional. Más adelante fue invitado a colaborar en la Congregación para los Obispos, donde estuvo entre 2001 y 2009. A su regreso a México, continuó vinculado a la formación de seminaristas.
Fue ordenado obispo el 22 de febrero de 2011. Como obispo auxiliar siempre le ha fascinado recorrer y acompañar las comunidades parroquiales de su arquidiócesis. El 14 de mayo de 2015 la Asamblea General del CELAM, reunida en Santo Domingo (República Dominicana), lo nombró Secretario General del CELAM.
Antes de su llegada a la Secretaría General, ¿qué contacto había tenido con el CELAM?
Conocía un poco del CELAM a través de sus publicaciones. Desde seminarista me gustaba mucho leer los libros que producían aquí, y de hecho tengo casi toda la colección porque siempre era muy dado a comprarlos y leerlos, me parecía muy interesante la visión latinoamericana que allí se plasmaba, y tenía un cariño nato por esta institución, por la producción que nos llegaba a México, y que nos daba la posibilidad, en los seminarios, de tener contacto con las estas perspectivas continentales.
En Roma también tuve contacto con el CELAM, al menos de modo general, a través de las actas que mandaban a la Congregación para los Obispos, cuando se hacían las Asambleas y las reuniones de coordinación. Pero la verdad es que nunca me interesé por profundizar más, era una mirada muy rápida, aunque sí puedo decir que me agradaba mucho que en esta Congregación había un sector donde se encontraba la biblioteca del CELAM, entonces cuando tenía oportunidad siempre leía alguno de los libros que se encontraban allí.
¿Ha cambiado su mirada y su experiencia como pastor ahora que está participando plenamente de la vida y misión del CELAM?
Sí, creo que cambia la mirada y cambia mucho. Un obispo decía que esto me iba a servir bastante, que era necesario que abriera horizontes y que tuviera esta experiencia latinoamericana. Y la verdad es que sí rompe esquemas. Ahora la mirada es más profunda y más larga, más amplia también. Sé que el CELAM está al servicio, sobre todo, de los obispos latinoamericanos y caribeños, de las Conferencias Episcopales, y debe impulsar y apoyar el trabajo de dichas Conferencias. Creo que esta misión es muy grande, demasiado, para ponerla en las espaldas de un solo obispo, pero somos cinco los de la Presidencia y como cincuenta los de los Departamentos y las Comisiones, así que nos repartimos este trabajo y eso lo hace más interesante. La mirada cambia el escuchar a los obispos que vienen de diferentes partes de América Latina y el Caribe, nos abre un horizonte muy grande, y nos hace salir del “rinconcito” donde estamos encerrados.
Por otra parte, desde mi experiencia personal pienso que la labor en el CELAM es un trabajo misionero, es una misión, todos los que estamos aquí estamos trabajando en la Misión Continental, en la Misión Permanente.
¿Qué balance hace de la primera Reunión General de Coordinación del CELAM del cuatrienio 2015-2019?
Es una reunión muy importante que se encuentra estipulada en los Estatutos del CELAM. En el numeral 5 se dice que la primera Reunión General de Coordinación debe dedicarse a la elaboración del Plan Global del cuatrienio. En esta reunión participan la Presidencia, los Presidentes de los Departamentos y del Centro de Formación, además de las comisiones episcopales. Cada comisión está conformada por los obispos los obispos representantes de cada una de las cuatro regiones en las que se ha organizado el Continente. Entonces, en cada Departamento hay cinco obispos y también participan los secretarios ejecutivos, de modo que somos un grupo muy amplio.
Esta reunión la preparamos con mucho tiempo. Fue un mes de intenso trabajo, pero considero que valió la pena. La reunión fue muy buena, muy bonita. Nos propusimos crear equipos de fe, de vida y de trabajo, y creo que ese objetivo se logró. Nos propusimos también tener un marco histórico que nos ubicara en el CELAM de hoy, y recorrimos los 60 años con una mirada global, así que lo cumplimos. De igual forma, nos planteamos la meta de planear el cuatrienio, y todo nuestro trabajo fue centrado en el Plan Global, con lo cual hemos logramos bastante.
Me queda una sensación muy positiva. La evaluación que hicieron los obispos también fue en este sentido. Algunos nos sugieren algunas cosas para mejorar, pero en general los obispos se fueron muy contentos. Se vio el espíritu de comunión, de colegialidad, el espíritu de servicio, el deseo de poder colaborar y hacer algo por todas las Iglesias que peregrinan en América Latina y en el Caribe.
En el Instrumento de Trabajo de la Reunión se cita mucho al papa Francisco. ¿Se puede decir que en este tiempo el CELAM está caminando en torno a las propuestas del Papa?
Sí. Yo creo que el CELAM, en cierto sentido, tiene que hacer eco a todo el Magisterio del Santo Padre. El CELAM tiene que ser un instrumento que ayude a que la voz del papa Francisco se escuche en todos los rincones de América Latina y el Caribe. De hecho, creo que la parte central de nuestro Plan Global es el objetivo general, y el objetivo general lo hemos propuesto de una manera muy sencilla para promover, en comunión con las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, una “Iglesia misionera en salida”, que es parte de lo que el Papa está promoviendo. La iglesia tiene que salir, tiene que ser misionera, tiene que ir a las periferias, tiene que lanzar su mirada más allá de sus paredes. Queremos que nuestro Plan Global sea una extensión del magisterio del papa Francisco.
Otro elemento muy importante del objetivo del Plan Global, es que queremos que la Iglesia misionera, que sale al encuentro de los demás, tenga una característica: la pobreza. Que sea pobre para los pobres, o como matizaba un obispo, que sea Iglesia pobre con y para los pobres, y el Papa también está insistiendo mucho que la Iglesia debe tener una actitud de pobreza. Se trata de una pobreza que no es solamente material, si no la pobreza que va más allá: implica dejar las propias comodidades, el egoísmo, dejar de pensar en sí mismo para salir, ir al encuentro, y enriquecer a los demás. Desde nuestra pobreza queremos enriquecer a los demás y también queremos estar cerca del pobre, del que sufre, porque el pobre no es solamente el que no tiene casa, ni pan, ni vestido, el pobre es una persona que sufre una marginación, es toda persona que vive la tristeza, que está limitada en su salud, o que atraviesa por situaciones especiales. Ese aspecto también lo subrayamos en nuestro objetivo general.
Otro aspecto muy importantes es que esa Iglesia misionera, en salida, pobre para y con los pobres, también debe verse a sí misma primero. Es así como la “conversión pastoral” cobra gran importancia. El papa nos ha dicho que es necesaria una conversión pastoral. Antes de salir tenemos que mirarnos para romper esquemas y estructuras que no nos están sirviendo para salir al encuentro del otro.
Finalmente, otro elemento muy importante del objetivo general que considero determinante, es la voluntad de un diálogo continuo y profundo con el mundo de hoy. En efecto, la Iglesia está llamada a entrar en contacto con realidades que hoy están impulsando el caminar de la sociedad. Tenemos que abrirnos y entrar en diálogo con aquellos que sostienen las estructuras sociales, económicas, políticas, culturales… es lo que también queremos impulsar con nuestro Plan Global, y es lo que el Papa nos ha dicho cuando vino a Ecuador, Bolivia y Paraguay. Nos ha dejado un legado de doctrina social muy interesante, que ojalá podamos ir desmenuzando y profundizando en este cuatrienio.
Creo que estos elementos centran y orientan todo nuestro trabajo. Desde cada Departamento queremos contribuir para que este objetivo general se lleve a cabo.
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