Preocupación por la pérdida de la cultura del trabajo

Preocupación por la pérdida de la cultura del trabajo

El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, celebró una misa para trabajadores que peregrinaron a la localidad correntina de San Cayetano. Allí lamentó la pérdida de la cultura del trabajo: “El hombre no está hecho para vivir ocioso, y menos aún para vivir a costa de los demás o del Estado”.

Este domingo 2 de agosto se realizó la XXX Peregrinación de los Trabajadores al santuario de San Cayetano, en la localidad correntina del mismo nombre. Afiliados a los gremios y sindicatos, junto con sus familias, pidieron al patrono de la Providencia para que no falte trabajo y un salario justo en una misa celebrada por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap. 

Los peregrinos salieron cerca de las 7 de la Rotonda de la Virgen de Itatí, tras recibir la bendición del arzobispo. El prelado caminó junto con los trabajadores hasta llegar a la localidad, donde poco más tarde presidió la celebración eucarística. 

En su homilía, monseñor Stanovnik habló de la dignidad que da el trabajo y del gozo que siente el trabajador al llevar el pan a la casa. “El hombre no está hecho para vivir ocioso, y menos aún para vivir a costa de los demás o del Estado”, apuntó el arzobispo. 

Monseñor Stanovnik criticó la extendida mentalidad de que lo mejor es hacer plata sin trabajar o trabajando lo menos posible. Para el prelado, “esta manera de pensar hace al hombre menos hombre y daña gravemente su dignidad”. 

“Pensar así va en contra del proyecto de Dios. Debemos reiterarlo: el trabajo confiere al hombre la dignidad de hijo de Dios, de criatura suya. Vivir sin trabajar deforma la imagen y semejanza que Dios le ha impreso cuando lo creó”, aseveró el arzobispo. 

En otro tramo de su predicación, monseñor Stanovnik invitó a imitar a Jesús, que consagró la mayor parte de su vida al oficio de carpintero, y también comentó cómo el papa Francisco, en su encíclica Laudato si’, condena el sistema económico que pone al dinero por encima de todo, excluye a los débiles y vulnera la dignidad del hombre. 

El arzobispo correntino invitó a colocar a la persona y a Dios en el centro de la nuestras vidas. También pidió a los peregrinos que recen por los que no tienen trabajo, para que los empresarios se arriesguen a garantizar la ocupación, para que haya condiciones mínimas de seguridad y de salud y se recupere la cultura del trabajo.

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