Preocupa a la Iglesia la creciente tensión política en medio de la suba de contagios

Preocupa a la Iglesia la creciente tensión política en medio de la suba de contagios

Las autoridades de la Iglesia están extrañadas por los cruces entre el Gobierno y la oposición. Advierten que la emergencia sanitaria debería aglutinar a todos los partidos en vez de dar lugar a las ideologías. Por Sergio Rubin.

Por Sergio Rubin

La Iglesia observa con gran preocupación que al compás de la multiplicación de los contagios de coronavirus en la zona metropolitana y la profundización del deterioro social la tensión política entre el oficialismo y las oposiciones va creciendo. Dicho de otro modo: que la emergencia que vive el país debería aglutinar a las fuerzas políticas -salvaguardando la diversidad- para pensar sobre todo el día después de la pandemia cuando haya que remontar la empinada cuesta.

En ese contexto, en la cúpula eclesiástica se considera que, por lo pronto, no hay que introducir en la escena nacional “cuestiones que dividen”. Lo que se interpreta inequívocamente como un tiro por elevación al anuncio del Gobierno de querer avanzar en la expropiación de Vicentin, que ocasionó un gran batifondo político, sin perjuicio del deber de la Justicia de establecer si hubo algún tipo de dolo económico por parte de los directivos de la compañía.

Tampoco cayó bien en los medios episcopales que un grupo de intelectuales haya hablado de “infectadura” para descalificar determinados comportamientos del Gobierno durante la pandemia. Porque consideran que no se trata de escalar en la pelea con términos inapropiados que solo terminan echando más leña al fuego, sino que creen que lo que cuenta es la crítica propositiva, más allá de que se evalúe la conveniencia de hacer un señalamiento enérgico.

El presidente del Episcopado -que agrupa al centenar de obispos del país-, monseñor Oscar Ojea, salió al ruego esta semana para manifestar la preocupación de la Iglesia en un videomensaje. "Vamos a vivir la pandemia del hambre y de la desocupación, la pandemia de la lucha por el poder, la pandemia de muchas dificultades para poder llegar a fin de mes. Para afrontar esta situación y cuando nos sentemos en la mesa tenemos que estar todos", señaló.

Tras señalar que “se percibe un desencanto grande en nuestra gente en estos últimos días, cuando intervienen nuestras heridas, nuestras divisiones y grietas", advirtió que nos acechan “tentaciones” que conspiran contra la unidad. “Una es buscar la diversidad sin la unidad porque aparecen los partidismos y los internismos, y otra es buscar la unidad sin la diversidad, entonces caemos en la uniformidad y perdemos libertad", puntualizó.

Ya en el tedeum del 25 de mayo el cardenal Mario Poli dijo que en este tiempo de emergencia sanitaria y social “no debe haber espacio para especular con la necesidad del pueblo. Tampoco hay lugar para llevar al terreno de la ideología, posturas partidistas o intereses sectoriales”.

“Las apelaciones de Ojea y Poli son de sentido común en un país donde escasea el sentido común”, dijo a Clarín una fuente eclesiástica. El problema para la Iglesia -añadió- no es que su recomendación no sea escuchada sino que las peleas políticas tendrán un costo para la ciudadanía, sobre todo para los que menos tienen.

Comentá la nota