Política ambiental, un área con la necesidad de crecer

Política ambiental, un área con la necesidad de crecer

Es uno de los espacios más complejos y multidisciplinarios de cualquier gestión pública. En su mejor momento, hace una década, se formó una subsecretaría con once colaboradores pero luego decayó a tres. Actualmente hay algunos proyectos suspendidos por la pandemia.  Pila de autos abandonados en la Delegación Municipal de Máximo Paz.

El pasado viernes 5 de junio transcurrió el Día Mundial del Medioambiente y muchos actores de la política local apelaron a la concientiza­ción por redes sociales; lo cierto es que, crisis sanitaria mediante, la Política Ambiental del distrito no figura en el debate público local, teniendo en cuenta el creci­miento industrial que Cañuelas tuvo en los últimos años y el que vendrá cuando finalmente llegue el Mercado Agroganadero. 

Por momentos la cuestión ecológica pasa de largo, por los presupuestos y por la autorregulación de la so­ciedad. El sector medioambiental es una de las áreas en donde se recortan recursos y donde la mayoría de la población no exige resultados. 

En Cañuelas la política ambiental tuvo sus vaivenes en la última década. Su mejor momento fue en el año 2010 cuando el subsecretario de Política Ambiental, José Forquera, contaba con un equipo multidiscipli­nario compuesto por once integrantes en donde había técnicos, abogados, químicos y administrativos. Este bloque ambientalista era financiado por la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) pero cuan­do finalizó el convenio, abril de 2010, el intendente Gustavo Arrieta no continuó con el mismo por su pre­supuesto. 

Bajo la dirección de Forquera se consiguió seguir los procesos de 174 establecimientos industriales y gana­deros. Se realizaban exámenes periódicos del agua de red y se trabaja en campañas de concientización en las escuelas. Tras el desmantelamiento solo quedó Forque­ra y dos empleados de planta, un trío muy reducido para el seguimiento de los posibles agentes contaminantes. Tras entredichos por la calidad del agua y otros incon­venientes, el subsecretario finalmente acompañó en el 2012 a Arrieta al Ministerio de Asuntos Agrarios. 

Luego llegó al cargo Horacio Aspreas y se mantuvo la regulación ambiental de manera reducida, pero con el seguimiento de algunas denuncias más suspensiones. Entre el 2015 y 2016 una enfermedad provocó que el funcionario deje su cargo. 

Desde ese momento la subsecretaría de Política Am­biental no volvió a tener un encargado del área y se re­dujo a una Dirección que pasó a depender del secretario de Gobierno, en ese momento, Emilio Contreras. Las resoluciones normativas y reglamentarias del área con­tinuaron pero distribuidas en el organigrama municipal,  lo que conllevó a una pérdida de relevancia y sin un es­pecialista que aúne y dirija la problemática ambiental. 

 Desde que asumió Marisa Fassi 

La jefa comunal designó a Valería Ríos como secre­taria de Gobierno y la funcionaria diseñó, con las dos administrativas que actualmente trabajan en el área de Medioambiente, dos programas que debieron suspen­derse por la crisis sanitaria del coronavirus. Ambos son acciones de reciclaje, uno destinado a la implementa­ción de canastos para depositar botellas plásticas y otro para el rejunte de cubiertas de vehículos que muchas veces son arrojadas al espacio público. 

La oficina de Medioambiente funciona en avenida Libertad 1600 en donde se reciben los reclamos por vuelcos clandestinos de efluentes, de residuos y has­ta de ruidos molestos. Las denuncias correspondientes se derivan al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS). En este espacio también se analizan los Certificados de Aptitud Ambiental y las habilitacio­nes para las primeras categorías de las industrias y su impacto. 

En cuanto al EcoPunto, donde se acopian residuos que pueden ser reciclados, se están registrando a los re­cicladores locales que trabajan en el lugar y de a poco se lo reacondiciona. Este lugar depende de la secretaria  de Hábitat y Economía Social, Marta Ferraro. Todavía está por verse qué pasará con el proyecto de la planta de Biogas. 

Otro ente con participación en la cuestión ambien­tal de la región es ACUMAR, justamente en el Palacio Municipal funciona la recepción de lo que se llama la Cuenca Alta, pero a causa del coronavirus la oficina también está paralizada. 

Estos programas al no estar centralizados pierden solidez si se toma en cuenta la funcionalidad de área Ambiental que además de recibir reclamos debería pro­mover el control del monitoreo de agua, vigilar los pro­yectos de factibilidad de nuevos emprendimientos, con­trolar industrias –en equipo con otras áreas–, trabajar en educación ambiental y en la disposición de residuos. 

En la comisión de Medio Ambiente, que funciona en el Concejo Deliberante y cuya presidenta es Nata­lia Blasco de Juntos por el Cambio, hay temas que se tratan desde hace años como la reforestación por cada niño nacido en Cañuelas, los programas de selección de residuos en origen, formar promotores ambientales y la falta de árboles en sectores comerciales. 

Ya sea por el presupuesto, por la pandemia o por la falta de decisión de los dirigentes, la Política Ambiental es una problemática con mucho camino para desarro­llar.

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