"Pilotos de la vida": YPF, una empresa que nunca pierde

En medio de la crisis desatada luego de las PASO, YPF viene siendo noticia casi todos los días. En estas líneas contaremos cómo tomó un perfil político cada vez más agresivo contra los trabajadores y el pueblo.

 

Hay dos noticias que fueron tapa de diarios las últimas semanas. Una es la interna entre dos fracciones que pelean por la conducción de la UOCRA en La Plata, donde las contratistas que prestan servicios dentro de la planta se disputan la representación de los trabajadores, conflicto que sirvió de telón para avanzar con el despido de 120 trabajadores de la destilería Ensenada y dar de baja proyectos para el correcto funcionamiento de la planta.

La otra noticia, común a todas las firmas que cotizan en bolsa (y en particular para las petroleras luego del anuncio presidencial del congelamiento del precio de los combustibles por 90 días) es que frente a la devaluación, las empresas han tenido una baja récord en sus acciones.

Ayer incluso hubo una tercera noticia desde Chubut, que fue la decisión de la empresa de paralizar la actividad en los pozos argumentando problemas de inestabilidad por la situación económica general y por el conflicto docente en la provincia en particular.

Lo que nunca llega a ser noticia es la lógica que hay de fondo para todas las excusas, y es que -con crisis o sin ella- YPF nunca pierde.

Por estos días la empresa anunció a sus contratistas que dado que hay un decreto que les impide aumentar el precio de venta de los combustibles en un contexto de disparada del dólar, se ven “obligados a revisar toda la cadena de abastecimiento de materiales y servicios”, que en criollo significa recortar por otro lado para "mantener el nivel de rentabilidad" (ganancias) de la compañía.

Entre las medidas más relevantes se define que a la fecha la empresa va manejarse con las contratistas con un precio de dólar paralelo, atado al valor que tenía en el momento en que se firmó el decreto (a $45,19); se podrán paralizar contratos con empresas tercerizadas, lo cual hace peligrar miles de puestos de trabajo; y también deja entrever que otro lugar por donde vendría el ajuste afectaría a la seguridad e higiene dentro de las obras.

YPF hace su propia Servi-Club y se suma puntos en función de un plan que le permita mantener ganancias récord, descargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores petroleros y (cuando vuelva a poder) sobre los usuarios.

Las bajas en la bolsa y el congelamiento de precios son un pequeño capítulo en las ganancias siderales a costa de cobrar la nafta durante años a precio dólar y con el barril subsidiado. Solo en 2018, según el informe que la empresa presentó ante la Comisión Nacional de Valores, YPF obtuvo $38.606 millones de ganancia neta, es decir, un 204,7% más que el año anterior.

Además, como denunciamos desde La Izquierda Diario, el mega-proyecto de Vaca Muerta no es otra cosa que una extracción a medida de las empresas extranjeras y el abastecimiento de gas es a costa de tarifazos contra los usuarios. Vaca Muerta implica usurpar tierras y reprimir a los pueblos originarios; conseguir un convenio de la actividad de los trabajadores que atrasa 100 años en derechos laborales y que en los últimos años se cobró la vida de 5 trabajadores al año.

Esto no sería posible sin la enorme complicidad que tienen los sindicatos petroleros, convertidos en las últimas décadas en dueños de grandes empresas que tercerizan servicios cautivas de YPF, de ahí el apuro de actuar con la patota como rompe huelgas en Chubut.

Todo el arco político, tanto Macri como Fernández o Lavagna ven en Vaca Muerta y en la industria petrolera un camino al que apostar, sin cuestionar la extranjerización de la extracción ni mucho menos los métodos de súper explotación que se vive allí. Es más, junto a los empresarios se regodean por imponer una nueva ley laboral.

Desde el PTS en el Frente de Izquierda nos opusimos y denunciamos el convenio de Vaca Muerta, su depredación y la usurpación de tierras ancestrales mapuches, pero también denunciamos desde la banca de Diputados en Neuquén en 2008 el acuerdo del kirchnerismo y el Partido Justicialista (PJ) con Chevrón, la multinacional yanqui. Este acuerdo a libro cerrado fue la punta de lanza para que YPF avanzara en sus políticas contra los trabajadores y la entrega de la producción petrolera y gasífera.

Mientras prometen salidas mágicas para después de octubre quieren descargar la crisis sobre las familias trabajadoras, por eso hay que organizarse desde abajo buscando la unidad más allá del gremio al que se pertenezca y uniendo la pelea entre efectivos y contratados en defensa de todos los puestos de trabajo, y comenzar a discutir la pelea de fondo como dice el programa del Frente de Izquierda Unidad: nacionalización bajo control de los trabajadores y usuarios del gas y del petróleo.

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