No es posible saber si la predicción de Ahrouch sobre la “islamización” de Bruselas es correcta. El gobierno belga, de hecho, no publica estadísticas oficiales sobre la afiliación religiosa de los ciudadanos.

Pero la perspectiva parece creíble: durante años, en la capital belga, donde comenzó la inmigración desde el norte de África a principios de los años sesenta, el nombre más común que se da a los recién nacidos es Mohammed.

A pesar del hecho de que, en contra del Partido Islam, cuyo acrónimo significa “Integridad, Solidaridad, Libertad, Autenticidad, Moralidad” han surgido llamamientos bipartidistas para prohibirlo, Ahrouch está decidido a luchar:

“Queremos que los musulmanes de Bruselas estén representados de tal manera que puedan expresar de manera democrática y no violenta el descontento de una comunidad frágil, la comunidad musulmana que corre el riesgo de ser víctima del extremismo”.

Un peligro concreto, como vimos en París en 2015 y en Bruselas en 2016. Sin embargo, para el líder del partido islamista, las responsabilidades de estos eventos no deben buscarse dentro de la comunidad islámica, sino entre periodistas y las Políticas que describen“, según él, a todos los musulmanes como terroristas.

“El Partido Socialista siempre ha trabajado por el comunitarismo, acusa, trabajaron con marroquíes y turcos (Ahrouch es chií, ndr), para obtener sus votos, mantenerse en el poder y hacerse ricos. Necesitan el voto de la comunidad y luego nos llaman comunitaristas.

A cambio, dieron “la posibilidad a los extremistas de establecerse en barrios como Molenbeek”. Y es precisamente en Molenbeek, según Ahrouch, “que hay una presencia increíble de yihadistas, porque los socialistas que gobernaron allí durante treinta años cerraron los ojos ante los Imames fundamentalistas que vinieron a emitir discursos de odio en las mezquitas. A cambio, Philippe Moureaux (el ex alcalde socialista, ndr) solicitó a los imanes el voto de la comunidad.

Ahrouch se refiere al partido social cristiano que está inspirado en la doctrina social de la Iglesia. “No me molesta que haya tales partidos, todavía le explica a la agencia Adnkronos, lo importante no es imponer la propia visión sino hacer coaliciones: tenemos una filosofía social basada en el Corán, pero no hay problema, dialogamos y encontramos soluciones para trabajar juntos”.

El partido islam está dirigido principalmente a la familia. Por otro lado, el aumento demográfico les permite hacer recetas. “No estamos aquí para islamizar a Europa, sino para pacificarla: si no hacemos nada, las cosas irán muy mal”, continúa, profetizando que, en diez años, seremos testigos de un retiro identitario y extremisma”, como en la antigua Yugoslavia. “No tomó mucho tiempo”, dice, “y estaba en el corazón de Europa. Lo mismo podría pasar en Bélgica.