Por Elisabetta Piqué

ROMA.- El 31 de octubre de 1517, el monje agustiniano alemán Martín Lutero (1483-1546) clavó en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg, en Alemania, sus 95 tesis contra el abuso del negocio de las indulgencias en la Iglesia Católica, dando el puntapié a una ruptura con Roma y a la Reforma. Medio milenio más tarde, en un gesto histórico de reconciliación con los protestantes, el papa Francisco viajará a Suecia el 31 de octubre próximo para participar en la ciudad de Lund, en el sur del país, de una conmemoración conjunta del comienzo del 500° aniversario de la Reforma luterana, según anunció el Vaticano.

El aniversario será celebrado en Lund, el sitio donde la Federación Luterana Mundial fue fundada en 1947, con un evento ecuménico de luteranos y católicos presidido por el Papa y el presidente de la Federación Mundial Luterana, el obispo Munib Younan.

Con esta reunión se destacan "los fuertes avances ecuménicos entre católicos y luteranos y los dones comunes recibidos gracias al diálogo", en especial desde el Concilio Vaticano II (1962-1965), explicaron, en una declaración conjunta, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana.

Tras publicar sus famosas 95 tesis, Lutero fue declarado "hereje" en 1518 y excomulgado en 1521, luego de negar el primado papal y la infalibilidad de los concilios, y declarar que las Sagradas Escrituras eran la única norma de fe.

La ruptura con Roma hizo estallar el odio entras las dos comunidades cristianas y, durante siglos, persecuciones, quemas de herejes, masacres y guerras atroces, entre ellas, la de los Treinta Años.

Mucha agua pasó debajo del puente. Y la decisión de ir a Suecia del papa argentino para conmemorar los 500 años de la reforma de Lutero se enmarca tanto en su voluntad de diálogo con todas las religiones como en su idea de "conversión del papado" y en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por él, que comenzó el 8 de diciembre pasado y culminará el 20 de noviembre. Como arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio siempre se llevó bien con pastores evangélicos y luteranos, rabinos e imanes.

El anuncio llegó al finalizar una semana de oración para la unidad de los cristianos, que culminó con una celebración de las vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros junto con representantes de otras confesiones cristianas.

Allí, el Papa hizo un mea culpa por los comportamientos "no evangélicos" de católicos contra cristianos y por "el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el cuerpo de Cristo". Y aunque no mencionó su histórico viaje a Suecia para el 500° aniversario de la Reforma, explicó el sentido de su decisión.

"Como obispo de Roma y pastor de la Iglesia Católica, quiero invocar misericordia y perdón por los comportamientos no evangélicos que tuvieron los católicos hacia los cristianos de otras iglesias. Al mismo tiempo, invito a todos los hermanos y hermanas católicos a perdonar si, hoy o en el pasado, han sufrido ofensas de parte de otros cristianos", dijo.

"No podemos cancelar lo que ha pasado, pero no queremos permitir que el peso de las culpas pasadas continúe contaminando nuestras relaciones", agregó. "La misericordia de Dios renovará nuestras relaciones", concluyó.

El Papa ya visitó una iglesia luterana en Roma y la comunidad protestante Waldesa en Turín.

Con cerca de 50 millones de fieles en todo el mundo, los luteranos son una de las principales iglesias protestantes. Se trata de una iglesia moderna, profundamente democrática, que es dirigida desde 2013 por una mujer, Antje Jackelen, con mujeres sacerdotes desde 1960 y al menos dos obispos abiertamente homosexuales.

Cuando Francisco recibió en audiencia a Jackelen, obispo primada de la iglesia luterana sueca, en mayo pasado, la llamó "querida hermana".

La visita a Suecia seguramente no les caerá bien a los sectores más tradicionalistas católicos.

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