La divulgación de esa expresión es un revés para el gobierno mexicano que apostaba a un visita del Pontífice.
En las últimas semanas, el gobierno de Enrique Peña Nieto recibió dos duros golpes internacionales. Al informe sobre la desaparición forzada de personas que realizó la ONU -que el gobierno salió a criticar por no reflejar la realidad-, se le sumaron los dichos del Papa Francisco, quien utilizó el caso mexicano como un ejemplo de lo que se debe evitar en la Argentina.
Francisco le respondió una carta a Gustavo Vera, legislador argentino y titular de una ONG que lucha contra la trata de personas, el trabajo esclavo, el proxenetismo y el narcotráfico, en donde le expresó su preocupación por el avance del tráfico de drogas en su país.
"Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror", escribió el Sumo Pontífice.
Sus palabras significaron un nuevo revés para el Gobierno de Peña Nieto, no sólo por el peso específico que tiene la declaración de una figura como Francisco, sino por el anhelado deseo que conseguir una visita oficial del Papa, que parece hacerse añicos.
El gran objetivo fue trazado después haberse anotado un triunfo de magnitud: la invitación que Obama le hizo a Peña Nieto para realizar un encuentro bilateral en la Casa Blanca, en medio de una crisis social intensa por la desaparición de los 43 normalistas. Así, el gobierno había conseguido un respaldo de magnitud a los anuncios de reformas en materia de seguridad, que entonces serían enviados al Congreso.
La idea era extender ese apoyo hasta El Vaticano. El propio José Antonio Meade, secretario de Relaciones Exteriores, anunció que todo México esperaba respuesta a la invitación que ya le había aceptado al presidente Enrique Peña Nieta en su segunda visita al Vaticano. Y recordó "la calidez que el pueblo mexicano le profesa con esperanza y entusiasmo".
"El interés por estrechar la relación se debe al reconocimiento de la Santa Sede como importante actor en el escenario global, no sólo en el ámbito político cuanto en el moral: sus posturas en temas diversos sirven de referencia para la comunidad de naciones", dijo el funcionario, sin saber que ese rol que le atribuía al Papa sería un gran dolor de cabeza meses más tarde.
Según la versión del gobierno, Peña Nieto invitó personalmente al Papa en las dos oportunidades que se encontraron, y recibió su aceptación como respuesta, pero hasta el momento no se había logrado concretar una fecha. La diplimacia mexicana se ilusionaba con una visita oficial la que Francisco convoque a la paz y al cese de la violencia en México. Un apoyo fundamental para el mandatario.
Estigmatización de México
Tras conocerse el temor del Papa por una posible "mexicanización" en Argentina, el gobierno de EPN, a través de Meade, se reunió el nuncio apostólico -representante diplomático de la Santa Sede- Christophe Pierre, para conversar sobre sus declaraciones.
Allí, el funcionario mexicano cuestionó la expresión de Francisco, porque estimatiza a los mexicanos. Habría expresado la preocupación que generó en el gobierno, puesto que se "han hecho enormes esfuerzos, se ha manifestado un gran compromiso y se ha señalado la necesidad que respecto a este tema se dé un diálogo amplio".
"Manifestamos tristeza y preocupación", señaló luego en conferencia de prensa, porque "más que estigmatizar a México o cualquier otra región de los países latinoamericanos, lo que debiera hacerse es buscar mejores enfoques, mejores espacios de diálogo".
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