Por primera vez el Papa Francisco visitará un colegio romano, el Pontificio Colegio Norteamericano, donde se forman sacerdotes estadounidenses
No será el Argentino, ni el Pío Latinoamericano. El primer colegio romano que recibirá la visita del Papa será el Pontificio Colegio Norteamericano ubicado sobre el monte Gianicolo, a pocos metros del Vaticano. Francisco llegará hasta allí el próximo sábado 2 de mayo para celebrar una misa en honor a Junípero Serra, apóstol y fundador de California. Un gesto con miras al viaje papal a Estados Unidos, donde declarará al intrépido fraile como santo de la Iglesia.
“Fray Junípero Serra: Apóstol de California, testigo de santidad” es el título de la Jornada de Reflexión que acogerá el Colegio Norteamericano ese día y cuya finalidad es ayudar a difundir la vida, la misión y el testimonio de Serra, así como la devoción a él.
La llegada del líder católico está prevista poco antes del mediodía y la misa a las 12:15. Concelebrarán con él cardenales, arzobispos y obispos no sólo de Estados Unidos, sino también de América Latina. Al final saludará a cada uno de los presentes y regresará a la residencia de Santa Marta, en El Vaticano.
La Jornada comenzará ese sábado temprano, con el saludo y la introducción al viaje apostólico estadounidense a cargo de James Checchio, rector del Colegio. Seguirá una ponencia sobre la figura de Serra, que impartirá Vincenzo Criscuolo, relator general de la Congregación para las Causas de los Santos.
José Gómez, arzobispo de Los Ángeles, hablará de “Las raíces cristianas de América” y Guzmán Carriquiry, secretario encargado de la vicepresidencia de la Pontificia Comisión para América Latina, de “La canonización de Fray Junípero Serra a la luz de la exhortación apostólica Ecclesia in América”. El encuentro concluirá con la conferencia del caballero supremo de los Caballeros de Colón, Carl Anderson, sobre “Nuestra Señora de Guadalupe, madre y guía de Fray Junípero, patrona del Continente Americano”.
“En septiembre próximo, Dios mediante, haré la canonización de Junípero Serra, en los Estados Unidos, porque fue el evangelizador del oeste de los Estados Unidos. Es una figura de gran evangelizador, que está en sintonía con la espiritualidad y la teología de la ‘Evangelii gaudium’. Y por eso lo he elegido”. Con esas palabras, el Papa sorprendió a los periodistas.
Corría el 15 de enero pasado y Francisco volaba de Sri Lanka a Filipinas. En esa ocasión no dijo más y entonces comenzaron las especulaciones ante una posible etapa en California, durante el viaje apostólico a la Unión Americana. Porque es en esa región donde Serra está enterrado.
El mismo Francisco se encargó de disipar las dudas. Lo hizo pocos días después, en el trayecto Filipinas-Roma: “Me gustaría ir a California para hacer la canonización de Junípero Serra, pero el problema es el tiempo. Se necesitan dos días más. Pienso hacer la canonización en el Santuario de Washington. Es algo nacional. Creo que en Washington, en el Capitolio, hay una estatua de Junípero. Creo que es allí”, señaló.
En efecto, el fraile de origen español es la única figura de origen hispano con presencia en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio, sede del poder legislativo de Estados Unidos. En esa galería, cada Estado de la nación tiene dos personajes ilustres que lo representan. California propuso al fraile, cuya efigie se encuentra en el pasillo principal.
Nacido el 24 de noviembre de 1713 en la villa de Petra de Mallorca (España), Serra viajó de Cádiz a la Nueva España, actual México, en 1749. Prestó servicio en el Colegio de Misioneros de San Fernando de la capital mexicana antes de ser enviado a la Sierra Gorda de Querétaro.
En la misión de Santiago Xalpán se dedicó a evangelizar indígenas pames durante nueve años y luego regresó a la Ciudad de México, desde donde partió con destino a la Alta California encabezando un grupo de 16 frailes, en julio de 1767.
Como responsable religioso de la zona, fray Junípero impulsó la creación de varios pueblos misión. Al momento de su muerte, el 28 de agosto de 1784, los nueve asentamientos por él establecidos acogían a unos cinco mil 800 nativos, la mayoría de ellos bautizados. De estas poblaciones surgirían con el paso del tiempo las grandes ciudades de California como Los Ángeles, San Diego, San Francisco y Sacramento.
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