Papa Francisco: La oración nos da nobleza y sin su poesía el alma cojea

Papa Francisco: La oración nos da nobleza y sin su poesía el alma cojea

El Pontífice centró su meditación en el tema: «La oración de David”.

 

 

En la Audiencia General de este miércoles 24 de junio de 2020, en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano, el papa Francisco afirmó que la oración da nobleza a la persona, la salva del ‘pecado de la incoherencia’ que menudo hace pasar a una persona de la parte de la víctima al papel del verdugo de otros. 

“La oración nace precisamente de ahí: de la convicción de que la vida no es algo que se desliza sobre nosotros, sino un misterio asombroso, que en nosotros provoca la poesía, la música, la gratitud, la alabanza o el lamento, la súplica”.

El alma cojea sin la oración

Luego afirmó que “cuando a una persona le falta esa dimensión poética, digamos le falta la poesía, su alma cojea”. En su discurso, continuando el ciclo de catequesis sobre la oración, centró su meditación en el tema: «La oración de David» (Sal 18:2-3.29.33).

Asimismo, recordó la figura del rey de Israel, quien estuvo enfermo de poder y fue compositor de varios salmos de alabanza a Dios. “David tiene un sueño: el de ser un buen pastor. A veces podrá estar a la altura de esta tarea, a veces menos”. 

La oración contra la incoherencia 

Entonces, invitó a mirar al rey israelita que cometió varios errores y vivió varias contradicciones: David “Santo y pecador, perseguido y perseguidor, víctima y verdugo…David era todo esto”. 

El joven que venciera al gigante Goliat con una honda, es propuesto por el Papa, como un espejo de lo que puede suceder en “nuestras vidas”, pues existen “rasgos a menudo contradictorios; “en la trama de la vida, todos los hombres a menudo pecan de incoherencia”, agregó.

La oración es poesía 

El Pontífice remarcó que un segundo rasgo característico de la vocación de David es su alma de poeta, no era uno de eso individuos “aislados de la sociedad”. En cambio, “es una persona sensible, que ama la música y el canto”. 

Acompañado de la cítara, él eleva a Dios un himno de “alegría”, otras veces se lamentó o confesó sus propios pecados.  Francisco subraya que “sólo hay un hilo rojo en la vida de David que da unidad a todo lo que sucede: su oración”, afirmó. 

“Esa es la voz que nunca se apaga. David el santo reza. David el pecador reza. David perseguido reza…. También David el verdugo reza”.

La oración contra la soledad 

Y al hacerlo, David nos enseña a dejar que todo entre en diálogo con Dios: la alegría como la culpa, el amor como el sufrimiento, la amistad como la enfermedad. Todo puede convertirse en una palabra dirigida al «Tú» que siempre nos escucha.

David, que ha conocido la soledad, en realidad, nunca estuvo solo! Y al final este es el poder de la oración, en todos aquellos que le dan espacio en sus vidas. 

“La oración te da realeza, y David es noble porque reza; es un verdugo que reza, se arrepiente y la realeza vuelve de la oración».

La oración da nobleza 

«La oración nos da nobleza. Esta es capaz de asegurar una relación con Dios, que es el verdadero compañero de viaje del hombre, en medio de las mil dificultades de la vida, buenas o malas, pero siempre en oración: ‘¡Gracias Señor!, ¡tengo miedo Señor!, ¡ayúdame Señor!, ¡perdóname Señor!”. 

David tiene tanta confianza que cuando fue perseguido y tuvo que huir, no ha dejado que alguien lo defendiera: ‘Si mi Dios me humilla así, Él sabrá’, porque la nobleza de la oración nos deja en las manos de Dios, esas manos llagadas de amor y las únicas manos seguras que nosotros tenemos”; concluyó el Papa.  

Después de resumir su catequesis en varios idiomas, el Papa dirigió expresiones particulares de saludo a los fieles, sobre todo a México que anoche fue azotado por un sismo de magnitud 7,5. La Audiencia General terminó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.

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