Por David Ramos
En el Centro de Convenciones de Dili, en el último día de su visita a Timor Oriental, el Papa Francisco alentó a los jóvenes “a soñar cosas grandes”, pues “un joven que no sueña es un jubilado de la vida”.
El Santo Padre llegó al Centro de Convenciones sobre las 9:50 a.m. (hora local) del miércoles 11 de septiembre, luego de celebrar la Misa de forma privada en la Nunciatura Apostólica. Timor Oriental, el tercero de los cuatro países que visita en el marco de su viaje apostólico de 11 días a Asia y Oceanía, tiene una población que en un 98% se declara católica.
“¡Esta es la juventud del Papa” exclamaron los jóvenes al recibir al Santo Padre, gritando además: ¡Viva Papa Francisco!”.
Tras una presentación de bailes y cantos típicos, cuatro jóvenes de Timor Oriental, entre ellos un musulmán, le compartieron al Santo Padre sus inquietudes sobre el cuidado de la casa común, el matrimonio, la tolerancia y la solidaridad.
“Los jóvenes hacen lío, los jóvenes hacen barullo”
El Papa Francisco dejó de lado gran parte del discurso que tenía preparado en español y, también en su lengua natal, hizo una pregunta: “¿qué hacen los jóvenes, tú?”. Con respuestas como “proclamar a Cristo” y “amarnos los unos a los otros”, el Santo Padre destacó que “hay una cosa que los jóvenes hacen siempre (...) Los jóvenes hacen lío, los jóvenes hacen barullo”.
“Les agradezco los saludos, los testimonios y las preguntas. Agradezco los bailes”, continuó, destacando que “bailar es expresar con todo el cuerpo un sentimiento. ¿Ustedes conocen algún joven que no sepa bailar? La vida viene con el baile y ustedes son un país de gente joven”.
“Hay una cosa que yo le decía esta mañana a un obispo: no me voy a olvidar más de la sonrisa de ustedes. No dejen de sonreír”, alentó.
El Papa alentó también a los jóvenes a no perder “el entusiasmo de la fe”, y señaló: “¿saben ustedes qué es lo que a un joven, a una joven, lo tira abajo? Los vicios”.
Francisco advirtió a los jóvenes sobre “los que se llaman vendedores de felicidad y te venden la droga, te venden tantas cosas que te dan felicidad por media hora, nada más”.
Luego el Santo Padre animó a los jóvenes de Timor Oriental a no olvidarse que “son herederos de aquellos que los precedieron, fundando esta nación”. “No pierdan la memoria”, dijo, “de aquellos que los precedieron y con tanto sacrificio consolidaron esta nación”.
“Y hay dos cosas que a mí me tocaron el corazón cuando iba ahí por las calles, me tocaron mucho el corazón: la juventud de este país y la sonrisa”, aseguró.
“Ustedes son un pueblo que sabe sonreír”, dijo, y agregó: “y un joven tiene que soñar. ¿Y cómo se hace, Padre, para soñar? ¿Se bebe alcohol? Si haces eso vas a tener pesadillas”.
“Los invito a soñar, a soñar cosas grandes”, continuó, pues “un joven que no sueña es un jubilado de la vida (...) los jóvenes tienen que hacer barullo para demostrar la vida que tienen”.
“Las riquezas más lindas, más hermosas, que tiene una sociedad”
El Papa Francisco señaló luego a los jóvenes que ellos se encuentran en medio del camino de la vida, entre los chicos y los mayores”.
“¿Y ustedes saben cuál es una de las riquezas más lindas, más hermosas, que tiene una sociedad? ¿Saben? Los ancianos, los abuelos”, dijo.
“Los ancianos son un tesoro y los dos tesoros de un pueblo son los niños y los ancianos”, reiteró.
A continuación, compartió “una historia” para ilustrar la importancia de los abuelos en las familias: “Resulta que en una familia comían juntos el papá, la mamá, los hijos, y el abuelo muy anciano. Y el abuelo, pobrecito, muy anciano, cuando comía se ensuciaba, se le caía la comida. Entonces el papá decidió poner una mesa en la cocina para que el abuelo comiera solo ahí. Y le explicó a la familia que así el abuelo estando fuera ellos podían invitar gente sin pasar vergüenza con el abuelo (...) Pasaron unos días y el papá llega y encuentra a su hijo de cinco años jugando con unas maderas. Y el papá le pregunta: ¿qué estás haciendo con esa madera? Estoy haciendo una mesa. ¿Para qué? para vos, cuando seas viejo y tengas que comer solo”.
El Santo Padre advirtió también a los jóvenes sobre el peligro de “ser esclavo”. “Un joven tiene que entender que ser libre no es hacer lo que uno quiere, sino que un joven tiene responsabilidad. Y una de las responsabilidades es aprender a cuidar la casa común, y para eso el joven tiene que comprometerse”.
También animó a vivir “la fraternidad”, y “ser hermanos, no ser enemigos”, y alentó a repetir: “odio no, amor y servicio sí”.
“Y si un joven, una joven, se pelea con otro, ¿qué tiene que hacer? Repitamos todos juntos: amor y reconciliación”, expresó
El Papa Francisco pide “no bullying”
El Santo Padre también tuvo palabras para denunciar el bullying, “una actitud que se aprovecha del más débil, porque es feo, porque es gordo, porque camina mal. Pero siempre es una actitud fea, porque usa la debilidad de los demás”.
Al concluir, el Papa les dio dos consejos a los jóvenes. El primero fue: “hagan lío, hagan barullo”. A continuación, les aconsejó que “respeten y escuchen a los ancianos”.
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