Papa Francisco describe la ciudad del futuro, la Jerusalén celeste del Apocalipsis

Papa Francisco describe la ciudad del futuro, la Jerusalén celeste del Apocalipsis

«Una ciudad «de paz, a medida humana, hermosa y brillante; una ciudad de muchas fuentes y árboles; una ciudad acogedora»

 

El papa Francisco que escribió hace 5 años Laudato Si’ insistió hoy que la economía y las personas que la controlan pueden ser  ‘convertidas’ para que esa ciencia sea fuente de ‘vida’ y no de muerte con sistemas productivos que devoran el medio ambiente e inciden en el cambio climático. 

 

A los participantes del Forum italiano de innovación “European House – Ambrosetti” (Villa d’Este, Cernobbio, 4-5 septiembre 2020) habló de la ciudad del futuro narrada en el Apocalipsis, una ciudad «de paz, a medida humana, hermosa y brillante; una ciudad de muchas fuentes y árboles; una ciudad acogedora», e instó a una conversión ecológica impulsada por nuevas generaciones de economistas y empresarios. «Estamos llamados a ser creativos, como los artesanos, forjando nuevos caminos y originales para el bien común«.

«Por un lado, se trata de vivir una conversión ecológica, para que podamos reducir el ritmo de consumo inhumano y de producción, aprender a entender y contemplar la naturaleza, reconectarse con nuestro entorno real. Apuntando a una reconversión ecológica de nuestra economía, sin ceder a la aceleración del tiempo, de los procesos humanos y tecnológicos, pero volviendo a las relaciones vividas y no por el consumo». 

Nuevas generaciones de economistas 

El FORUM planteará ideas para una nueva agenda para Europa post pandemia. En este contexto, el Papa consideró importante «invertir en las nuevas generaciones que son las protagonistas de la economía del mañana, para formar personas dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad, de la cultura del encuentro». 

«La economía actual, los jóvenes, los pobres, necesitan ante todo vuestra humanidad, vuestra fraternidad respetuosa y humilde, y sólo después vuestro dinero». 

El Papa consideró importante trabajar por la solidaridad, el único antídoto contra el virus del egoísmo. «Hoy más que nunca, Europa está llamada a desempeñar un papel de liderazgo en este esfuerzo creativo para romper los cuellos de botella del paradigma tecnocrático, extendido a la política y la economía». 

Sostuvo que la solidaridad es más poderosa que el Covid-19. Así invitó a convertir la economía  que pone al centro la «persona humana». «Debe ponerse en su lugar, es decir, en el centro de las políticas educativas, sanitarias, sociales y económicas». La persona debe ser «acogida, protegida, acompañada e integrada cuando, en busca de un futuro de esperanza». 

Jersualén celestial 

«La ciudad del futuro también estará en el centro de sus reflexiones; no es una coincidencia que, en la Biblia, el destino de la humanidad encuentra su cumplimiento en una ciudad, la Jerusalén celestial descrita en el libro del Apocalipsis (cc. 21-22)», afirmó. 

«Una ciudad de paz, como su nombre indica, cuyas puertas están siempre abiertas a todos los pueblos; una ciudad a medida humana, hermosa y brillante; una ciudad de muchas fuentes y árboles; una ciudad acogedora, donde la enfermedad y la muerte son derrotadas. Esta meta más alta puede movilizar las mejores energías de la humanidad en la construcción de un mundo mejor», añadió. 

Grandes ideales 

Francisco invitó a empresarios y economistas a «mirar hacia arriba y a tener altos ideales y grandes aspiraciones. Juntos, orientándose en la confusión de voces y mensajes y cuidando que ninguno de los que ayuden en el camino se pierda». 

Asimismo, exhortó a dar «impulso a la construcción de nuevas formas de entender la economía y el progreso, a luchar contra toda marginación, a proponer nuevos estilos de vida, a dar voz a los que no la tienen. Concluyo con un deseo que expreso a través de las palabras de un salmo bíblico: Que la dulzura del Señor nos cubra y que él confirme la obra de nuestras manos» (90, 17).

 

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