Este lunes, 11 de noviembre, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros de las delegaciones de la diócesis de Aosta (Italia) y de la Congregación de Canónigos del Gran San Bernardo, al final del Año Jubilar dedicado al centenario de la proclamación de san Bernardo como patrón de los alpinistas, de los viajeros y de los habitantes de los Alpes, como también por el noveno centenario de su canonización y primer milenio de su nacimiento.
“El anuncio, la acogida y la promoción de la paz”, fueron los tres rasgos fundamentales de san Bernardo de Aosta que el Papa Francisco propuso a los miembros de las delegaciones de la diócesis de Aosta (Italia) y de la Congregación de Canónigos del Gran San Bernardo, a quienes recibió en audiencia la mañana de este lunes, 11 de noviembre, en la Sala Clementina del Vaticano, al final del Año Jubilar dedicado al centenario de la proclamación de san Bernardo como patrón de los alpinistas, de los viajeros y de los habitantes de los Alpes, como también por el noveno centenario de su canonización y primer milenio de su nacimiento.
Tres rasgos fundamentales de su obra
En este Año Jubilar, señaló el Santo Padre, el punto de apoyo de los distintos momentos que acompañaron este tiempo de celebración fue la figura de este Santo alpino, sobre el que también nos detenemos a reflexionar.
“Podríamos resumir algunos rasgos fundamentales de su obra remitiéndonos a tres campos de acción a los que lo llamó la Providencia y que son muy actuales aún hoy, es decir, el anuncio, la acogida y la promoción de la paz”.
Audiencia del Papa en la Sala ClementinaEl anuncio, ‘una experiencia intensa y feliz del Espíritu’
Y al hablar del anuncio, el Pontífice dijo que, Bernardo, archidiácono de la diócesis de Aosta, fue un predicador capaz de tocar incluso los corazones más endurecidos, abriéndolos al don de la fe y a la conversión.
“Supo hacer del anuncio ‘una experiencia intensa y feliz del Espíritu’ y se dedicó con celo a esta misión hasta su muerte, ocurrida en 1081 en Novara, donde precisamente iba a predicar”.
La acogida, un programa de caridad integral
Sobre el segundo aspecto, la acogida, el Papa Francisco les recordó la misión que hizo famoso a san Bernardo, el de cuidar de los peregrinos y caminantes que cruzaban los pasos alpinos cercanos al Mont Blanc, para venir a Italia desde Francia y Suiza y viceversa, un viaje arduo y que conllevaba el riesgo de perderse, ser atacado y morir en el hielo.
“Para cuidar de estas personas, Bernardo fundó dos conocidos hospicios, reuniendo en torno a él a su comunidad de canónigos, que todavía hoy se dedican a este servicio, fieles al lema: Hic Christus adoratur et pascitur, ‘Aquí Cristo es adorado y nutrido’. Es un programa de caridad integral, material y espiritual, que tiene en el centro la Eucaristía, y que desde la oración lleva a acoger a todo aquel que llama a la puerta. Un verdadero modelo también para hoy: acoger y cuidar a todo aquel que pide ayuda, en cuerpo y espíritu, sin distinciones y sin cerrazones”.
Imagen de san Bernardo de AostaPromover la paz, sin desanimarnos, incluso ante los fracasos
Finalmente, el tercer punto: operadores de paz. Sobre esto el Santo Padre recordó la historia de san Bernardo como operador de paz y el episodio emblemático de su viaje a Pavía, ya enfermo, para intentar convencer al emperador Enrique IV de que desista de su intención de hacer la guerra al Papa Gregorio VII. Fue un viaje que le costó la vida y como sabemos, indico el Papa, su intento no tuvo éxito.
“Sin embargo, esto lo hace aún más noble a nuestros ojos, porque nos muestra inmersos en una empresa delicada e incierta, más allá de cualquier garantía de éxito. Promover la paz, sin desanimarnos, incluso ante los fracasos: ¡cuánta necesidad necesitamos de esta valentía incluso ahora!”.
Saludo del Papa a los peregrinosTengamos la valentía de caminar dentro del corazón
Antes de concluir el encuentro, el Papa Francisco les propuso a los guías alpinos e instructores de esquí, que recuerden a su Santo Patrón a través de dos símbolos de la montaña: el piolet y la cuerda.
“El piolet de San Bernardo era la Palabra de Dios, con la que podía incidir hasta las almas más frías y duras; su grupo era la comunidad, con la que caminaba – y ayudaba a otros a caminar – incluso por caminos arriesgados, para llegar a la meta. Deseo que todos sigan caminos tan hermosos como el suyo, entre las altas montañas, pero sobre todo caminos dentro del corazón. Tengamos la valentía de caminar dentro del corazón para saber qué cosa siente el corazón, qué cosa dice el corazón”.
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