Objetivo: frenar el cambio climático

Reducir las emisiones contaminantes es un paso fundamental para acabar con el calentamiento global. Para ello, Coca-Cola ha adoptado nuevas medidas con el fin de alcanzar la neutralidad de carbono en 2040

El cambio climático es la mayor amenaza ambiental que atenaza al planeta. Lo que hace un tiempo parecía una simple advertencia, hoy ya es una tragedia con consecuencias dramáticas: el nivel del mar sube, las temperaturas aumentan y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. Por eso es urgente actuar de inmediato para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar la supervivencia de las futuras generaciones.

La pandemia de la covid-19, además, ha demostrado que el cambio climático plantea peligros aún mayores para la salud y la seguridad de los habitantes del mundo. A medida que los países hacen frente al coronavirus y tratan de emprender la recuperación de la economía, queda todavía más claro que la reconstrucción debe basarse en un modelo que avance sin fisuras hacia la neutralidad de carbono.

Consciente de ello, Coca-Cola trabaja desde años para reducir las emisiones provenientes de su actividad. Los resultados de estos esfuerzos invitan al optimismo. Desde 2010, la compañía ha rebajado un 30,5% las emisiones en toda su cadena de valor en Europa Occidental, en línea con la estrategia de sostenibilidad incluida en el plan Avanzamos. Esto supone un ahorro de más de 200.000 toneladas de CO₂ al año en sus operaciones directas, lo que equivale a sacar de la circulación a 140.000 coches, suficientes para crear un atasco desde Valencia hasta Barcelona.

Pero Coca-Cola no se conforma y ha adoptado nuevas medidas, fruto de su compromiso en la lucha contra el cambio climático y en su afán de progresar hacia una economía verde y descarbonizada. Así, se ha propuesto rebajar las emisiones en toda su cadena de valor en un 30% para 2030 (respecto a 2019) y alcanzar la neutralidad de carbono en 2040.

Para conseguir estos objetivos –alineados con el Acuerdo de París, que fija limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados–, la compañía invertirá 250 millones de euros durante los próximos tres años con el fin de disminuir las emisiones en cinco áreas: envases, ingredientes, operaciones, transporte y equipos de frío.

Emisiones en el punto de mira

Esto significa que los esfuerzos no solo se centrarán en reducir las emisiones directas, es decir, las generadas por las fábricas y oficinas de Coca-Cola, sino también las indirectas, como las que producen sus proveedores a la hora de extraer las materias primas o en las actividades logísticas y de distribución. Para lograrlo, les apoyará en todo momento para que establezcan sus propios objetivos de reducción de emisiones basados en criterios científicos, y empleen electricidad 100% renovable.

En el caso concreto de España, Coca-Cola pondrá en marcha una serie de nuevas acciones. Está previsto, por ejemplo, que los envases de bebidas sin gas cuenten con un 100% de plástico reciclado a finales de 2021, mientras que el resto de envases contengan un 50%. Además, se seguirá aligerando el peso de las latas y botellas de plástico y vidrio, y mantendrá la innovación en envases rellenables y dispensadores.

Por otra parte, Coca-Cola continuará con su apuesta para que las fábricas estén libres de energía de origen fósil (petróleo y gas). De hecho, toda la electricidad contratada en sus plantas y en las oficinas centrales de Madrid es de origen renovable, y algunas instalaciones ya generan parte de su propia energía eléctrica mediante paneles solares.

Respecto a los equipos de frío, Coca-Cola aplica diversas técnicas y ajustes para que sean más eficientes desde el punto de vista energético, y elige los menos contaminantes del mercado al adquirir equipos nuevos. También invierte en tecnología inteligente para disminuir el consumo energético. Los equipos dispensadores de bebidas solo mantienen los productos fríos cuando se prevé que se van a consumir; y los almacenes automatizados permiten guardar más productos en un solo lugar, por lo que se evita la huella ambiental que suponen los desplazamientos a otras instalaciones.

En cuanto al transporte, Coca-Cola ya emplea modelos de camiones Euro VI, mucho más ecológicos, y en 2021 una parte de la flota de vehículos comerciales pasará a ser híbrida. Asimismo, y siempre que sea posible, utilizará el tren para transportar las bebidas.

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