El obispo de Temuco denuncia la nueva violencia en la Araucanía

El obispo de Temuco denuncia la nueva violencia en la Araucanía

Mons. Héctor Eduardo Vargas SDB emitió una declaración que denuncia "la herida permanente que sangra en la región de la Araucanía".

 

“En estos días nuestra región, profundamente golpeada por la pandemia, la pobreza y la falta de oportunidades, la polarización, el incumplimiento de las promesas al Pueblo Mapuche y el sentimiento de abandono por lo que consideran falta del Estado, se ha visto conmocionada por nuevos hechos de gravísima violencia que están siendo investigados”, afirmó el obispo de Temuco, monseñor Héctor Eduardo Vargas SDB, en una declaración del 9 de enero en la que denuncia los últimos hechos de violencia en la Araucanía.

En la última Asamblea de la Conferencia Episcopal de Chile, celebrada en noviembre, los obispos ya habían recordado “la herida permanente que sangra en la región de la Araucanía”.

Estos últimos actos de violencia se suman a cuantos en el mundo rural “perdieron la vida, resultado heridos o violentados en sus derechos, por acciones indiscriminadas sin importar edad, género, raza ni condición social”.

 

El obispo subraya que las consecuencias de tales actos son devastadores en muchos sentidos y algunas secuelas durarán de por vida, recordando que el pecado más grande que existe es el de arrogarse el derecho de poner fin a la vida de otro ser humano. “Esta será siempre la base de las grandes violencias, que solo podrá acarrear nuevos y graves males. La historia enseña que la violencia nunca será el mejor camino para auténticas transformaciones, debida justicia y sana convivencia social, menos si es irracional, indiscriminada y contra inocentes”.

En Araucanía, continúa explicando el obispo, parte de esto tiene su origen en profundas injusticias y conflictos políticos, ideológicos, sociales y económicos de larga data, que ni la sociedad en su conjunto, ni la propia institucionalidad democrática fueron capaces de resolver. “Junto con el papa Francisco, nos asiste la convicción de que solo la fraternidad genera paz social, porque crea un equilibrio entre libertad y justicia, entre responsabilidad personal y solidaridad, entre el bien de los individuos y el bien común. Por ello la comunidad política tiene la obligación inexcusable de favorecer todo esto con trasparencia y responsabilidad”.

El obispo reiteró su cercanía al dolor de las víctimas, invitando a no endurecer los corazones con odio, resentimiento o venganza, sino a esperar con paciencia en el consuelo de Dios y su justicia. Por último, recordando las palabras del papa Francisco, “la vida es el arte de una cultura del encuentro”, monseñor Vargas dijo que “se trata de construir la sociedad desde otra lógica, en que aceptando el principio de los derechos que brotan de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra política, en otra humanidad y otra Araucanía”.+

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