Stephen Dami Mamza, obispo de la diócesis nigeriana de Yola, recibió el pasado 23 de septiembre el Premio al Héroe de la Paz por sus «muchas contribuciones y apoyo en la promoción de la paz y la unidad» en una época muy difícil para el estado de Adamawa, objetivo del grupo terrorista islámico Boko Haram.

 

El obispo de 50 años fue homenajeado como Embajador de la paz por la organización Sowers International, con sede en Nigeria y orientada a promover la paz en África y en Asia. Su presidente, Nicodemus Ozumba, declaró sobre Mamza:

“Es un honor bien merecido, porque él asumió el cargo en un momento en que la paz era frágil y los conflictos comunitarios, las crisis políticas y las diferencias alcanzaban su punto más alto en el estado. Sin desanimarse, Mamza se mantuvo como un campeón, un símbolo y un epítome de paz en el estado, porque buscó la paz con sinceridad, diligencia, integridad y temor de Dios”.

Stephen Mamza fue nombrado obispo en 2011, cuando los fanáticos asesinos de Boko Haram atacaron el estado de Adamawa con tanta virulencia que, en 2013, el presidente del país, Goodluck Jonathan, declaró la emergencia en ese estado y en los estados vecinos de Borno y Yobe. Un año después, Adamawa tenía 400 mil personas desplazadas a causa de la violencia de los terroristas. Antes incluso, en enero de 2012, el bando terrorista había perpetrado ataques contra civiles, empresas, estaciones de policía y oficinas públicas, matando a 180 personas. Otros episodios sangrientos fueron los tres atentados suicidas de noviembre de 2015 y diciembre de 2016, que mataron a otras 87 personas.

Para Sowers International, Mamza «reconstruyó puentes rotos y paredes agrietadas» para que «reine la paz en la cristiandad y en el estado en general. Él se volvió un lápiz en las manos de Dios para mantener al estado en el camino adecuando y en paz y demostró firmemente su opción por una paz genuina en todos los momentos, independientemente de quien sufre».

Stephen Mamza agradeció el reconocimiento y se comprometió a «seguir buscando la paz, porque sin paz no habrá desarrollo en la cristiandad ni en el estado».

El obispo exhortó a las personas a preguntarse si están «contribuyendo a la paz con sus acciones y omisiones; si entienden la esencia y la importancia de la paz; si estamos trabajando y viviendo juntos y en paz o siendo armas de guerra».