Denuncia la situación de inmigrantes cubanos en Centroamérica, víctimas de la trata de personas
Por Jesús Bastante
Como en sus mejores días, la plaza de San Pedro se abarrotó por completo para escuchar el Angelus del Papa. Decenas de miles de familias, llegadas de todo el mundo, esperaban ver salir a Francisco, quien no quiso empezar hasta que los niños acabasen sus villancicos. "¡Qué bien cantan estos chicos ¡Bravo!", aplaudió el Papa, quien lanzó un desafío a las familias cristianas del mundo: seguir el modelo de Jesús, María y José, y hacerlo con alegría, pues una familia alegre "es santa en la Tierra, y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad".
En el Jubileo de las Familias, el Papa quiso "saludar a todas las familias del mundo, con afecto y reconocimiento", especialmente "en este tiempo en que la familia está sujeta a incomprensiones y dificultades de todo tipo que la debilitan".
Siguiendo el Evangelio de hoy, Francisco invitó a todas las familias a "acoger la luz de la esperanza proveniente de la casa de Nazaret, donde se ha desarrollado con alegría la infancia de Jesús, que crecía en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres".
"El núcleo familiar de María, Jesús y José es para las familias una auténtica escuela del Evangelio", destacó Bergoglio, quien insistió en que de ahí surge "una especial comunidad de vida y de amor". "Aquí aprendemos que cada núcleo familiar cristiano está llamado a ser iglesia doméstica, para hacer resplandecer las virtudes evangélicas y convertirse en levadura de bien en la sociedad", con unos rasgos típicos: "recogimiento y oración, mutua comprensión y respeto, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad".
"Del ejemplo y testimonio de la Sagrada Familia, cada familia puede encontrar indicaciones preciosas y estilos de vida, y fuerzas y sabiduría para el camino de vida", añadió el Papa, quien dijo que la Virgen y san José "enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a generarlos y educarlos cooperando con la obra de Creador y donando al mundo con cada niño una nueva sonrisa".
"Es en la familia unida donde los hijos maduran, viviendo la experiencia eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, del perdón y de la alegría". Una alegría que "no es algo que se da por casualidad o suerte, sino fruto de la armonía profunda entre las personas. La belleza de estar juntos, y sostenernos en el camino de la vida".
Por eso, "si no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios, la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la alegría. En la familia que vive la alegría de la vida, de la fe, y la comunica espontáneamente, esta familia es santa en la Tierra, y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad".
"Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ella brillen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don a la humanidad", finalizó el Papa.
En sus saludos posteriores, Francisco recordó a varios "inmigrantes cubanos que están encontrando dificultades en Centroamérica, muchos de ellos víctimas de la trata de seres humanos. Invito a renovar los esfuerzos para encontrar una urgente solución a este drama humanitario", y saludó a todas las familias. "Gracias por vuestro testimonio. El Señor nos acompañe con su gracia y os sostenga en vuestro camino cotidiano".
Y, para el final, nuevas gracias a los niños que cantaron "un canto de Navidad en honor a las familias". Y se quedó escuchando un rato, contento, tarareando, como un buen padre de familia. De la gran familia de la Iglesia de la misericordia.
Palabras del Papa después de la oración del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas,
Mi pensamiento va en este momento a los numerosos migrantes cubanos que se encuentran en dificultad en Centroamérica, muchos de los cuales son víctimas del tráfico de seres humanos. Invito a los Países de la Región a renovar con generosidad todos los esfuerzos necesarios para encontrar una tempestiva solución a este drama humanitario.
Un caluroso saludo va hoy a las familias presentes en la plaza. Gracias por su testimonio. Que el Señor los acompañe con su gracia y los sostenga en su camino cotidiano.
Saludo a todos ustedes, peregrinos llegados de diversas partes del mundo. En particular a los chicos de la Diócesis de Bérgamo que han recibido la Confirmación.
A todos les deseo un buen domingo. Les agradezco una vez más por sus augurios y sus oraciones: sigan rezando por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!
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