Natividad del señor. 2022

Natividad del señor. 2022

En la Natividad del Señor, el padre Obispo Gabriel nos ofrece tres puntos para reflexionar a partir de los textos evangélicos de las cuatro posibilidades de Misas de la Navidad: Misa Vespertina de la Vigilia, Misa de la Noche, Misa de la Aurora y Misa del Día.

Natividad del Señor – Misa Vespertina de la Vigilia

Primera lectura: Is 62, 11-12 | Salmo: Sal 96,1.6.11-12 | Segunda lectura: Tit 3,4-7 | Evangelio: Lc 2,15-20

Presentamos uno los cuatro textos evangélicos de las cuatro posibilidades de Misas de la Navidad que nos presenta la Liturgia de la Iglesia para este día:

Misa Vespertina de la Vigilia: Mt 1,1-25Misa de la Noche: Lc 2,1-14Misa de la Aurora: Lc 2,15-20Misa del Día: Jn 1,1-18

En la Misa de la Vigilia se percibe con claridad la inminente fiesta que se celebra al día siguiente. Con esta Misa se inaugura la celebración de la Natividad. La Liturgia nos da la posibilidad de un texto evangélico más corto, concentrado en la anunciación a José en Mt; o un relato más largo que suma al anterior la genealogía de Jesús también en Mt.

Asumiendo el texto evangélico más largo y la totalidad de los relatos bíblicos y litúrgicos propongo tres breves puntos sintetizados en tres palabras: HUMANA, VOLUNTAD, SUEÑO.

  1. El Señor es parte de la familia HUMANA
  2. Dejar que Dios revele su VOLUNTAD
  3. Entrar en el SUEÑO de Dios

El Señor es parte de la familia HUMANA

La genealogía de nombres que nos presenta la primera parte del texto evangélico pareciera que es totalmente inútil. ¿Qué sentido tienen esos nombres extraños? ¿Qué pueden aportar a la fe…? El sentido que el evangelista le da consiste en entroncar la persona de Jesús, el Señor, el Mesías y el Salvador, en el marco de la historia HUMANA. El Maestro no cae de un aerolito, no lo trae un cometa. Jesús es realmente hombre y, como tal es parte de la gran familia HUMANA. Y dentro de esta familia HUMANA que queda reflejada y sintetizada en la genealogía, existen muchos nombres que no son para nada edificantes. Pecadores e idólatras se suceden para dejar bien en claro que el Mesías viene realmente a redimir una HUMANIDAD que está alejada de Dios. ¿Cómo lo hace? Asumiendo esa misma HUMANIDAD en todo, menos en el pecado que es lo que viene a destruir.

¿Descubro que Jesús, siendo Dios, es también parte de la gran familia HUMANA? ¿Dejo que el Señor entre en mi vida y sane mi HUMANIDAD? ¿Asumo mi HUMANIDAD, incluso en sus defectos y pecados, presentándoselos a Dios para que Él me pueda sanar y redimir?

2. Dejar que Dios revele su VOLUNTAD

José está confuso y complicado a la hora de llevar adelante la VOLUNTAD de Dios. ¿Qué querrá el Señor en este contexto de vida? En el sueño va a bajar la guardia y Dios, a través de su Ángel le va a revelar su VOLUNTAD. A nosotros nos pasa lo mismo. Muchas veces estamos con pensamientos enroscados y no dejamos que Dios pueda entrar, ni nos abrimos a la VOLUNTAD de Dios en nuestra vida. Como José, tenemos que bajar la guardia y dejar que Dios nos ilumine para poder cumplir su VOLUNTAD. Ese fue el camino de nuestro padre San José y así se cumplió la VOLUNTAD de Dios de que fuera el padre adoptivo de Jesús y el esposo de María.

¿Tengo claro cuál es la VOLUNTAD de Dios para mi vida hoy? ¿Intento buscar y descubrir la VOLUNTAD de Dios en las pequeñas y grandes cosas de la vida? ¿Qué puedo aprender de la vida de San José para ser fiel a la VOLUNTAD de Dios en mi vida?

3. Entrar en el SUEÑO de Dios

La voluntad de Dios a José se le termina revelando en los SUEÑOS. José se deja interpelar por los SUEÑOS de Dios y se transforma en instrumento fiel de esos SUEÑOS. Aquí los SUEÑOS no son entendidos como fantasía artificial o irrealidad ilusoria. En Dios la palabra SUEÑO va de la mano de proyecto: proyecto de salvación y plenitud para toda la humanidad. Por eso, con José y como José, hoy somos invitados a entrar en el SUEÑO de Dios. SUEÑO que es proyecto personal y comunitario para cada uno de nosotros. SUEÑO que permite superar las coyunturas cotidianas para abrirnos a los valores trascendentes que dan sentido verdadero a la existencia humana. ¡Qué podamos concretar el SUEÑO de Dios para la humanidad! ¡Qué en esta Navidad que estamos ya celebrando podamos ser instrumentos de los SUEÑOS de Dios!

¿Soy capaz de sumarme a los SUEÑOS de Dios en mi presente? ¿Descubro que el SUEÑO de Dios no es fantasía sino concreción de su proyecto de plenitud para la humanidad? ¿Animo a otros hermanos a sumarse al SUEÑO de Dios? ¿Qué puedo hacer en este tiempo de Navidad para ser más fiel a los SUEÑOS de Dios?

+Mons. Gabriel Mestre

Obispo de Mar del Plata

Argentina

Natividad del Señor – Misa de la Noche

Primera lectura: Is 9,1-6 | Salmo: Sal 95,1-3.11-13 | Segunda lectura: Tit 2,11-14 | Evangelio: Lc 2,1-14

Presentamos uno los cuatro textos evangélicos de las cuatro posibilidades de Misas de la Navidad que nos presenta la Liturgia de la Iglesia para este día:

Misa Vespertina de la Vigilia: Mt 1,1-25

Misa de la Noche: Lc 2,1-14

Misa de la Aurora: Lc 2,15-20

Misa del Día: Jn 1,1-18

La narración comienza con un censo. Si bien los datos históricos presentados pueden ser un poco imprecisos y discutibles, es verdad que el esfuerzo de Lucas estriba en inscribir el nacimiento del Salvador en el marco de lo que podríamos llamar la historia universal. Esto es importante en el marco de la teología de la encarnación: Dios, el Eterno, el Omnipotente, el Todopoderoso, realmente se hace ser humano, hombre, carne, tiempo, historia… en circunstancias muy concretas y precisas.

Son innumerables los elementos que nos regala este texto y esta solemnidad para reflexionar y meditar. Dentro de estos, propongo tres simples puntos para nuestra oración tomados de frases que están presente en el relato y sintetizados en tres palabras: TEMAN, HOY, SEÑAL.

“No TEMAN”: diagnosticando nuestros miedos

“HOY”: ser optimistamente y dueños de nuestro presente

“Esto les servirá de SEÑAL”: humildad, sencillez y simplicidad

“No TEMAN”: diagnosticando nuestros miedos

El Ángel les dice a los pastores que no TEMAN. Ante la luz de la gloria del Señor ellos experimentaron un “gran TEMOR”, literalmente dice “TEMIERON con TEMOR grande”. Estas palabras nos permiten a nosotros tomar contacto con nuestros propios miedos y TEMORES. Ante la luz de Dios detectar las oscuridades y tinieblas que nos dan TEMOR. Diagnosticar en nuestra vida presente los miedos que nos paralizan y no nos dejan madurar. Tomar contacto con los motivos más profundos que provocan miedo en nosotros. Aquellos que son más objetivos, y también los que siendo muy subjetivos, es decir anclados en la propia sensibilidad particular, también nos afectan de forma más o menos seria o permanente. El Señor, hoy también a nosotros, a través de su Ángel nos dice: ¡No TEMAN!

¿Cuáles son mis miedos hoy…? ¿A qué le TEMO en este momento de mi vida…? Dentro de mi experiencia de TEMORES a lo largo de la vida: ¿Cuáles han sido o son más objetivos, es decir más palpablemente reales y puntuales?; ¿cuáles han sido o son más subjetivos, es decir, tal vez no tan detectables pero que sin embargo afectan mi vida y mi sensibilidad? Ante la presencia luminosa de Dios: ¿qué situaciones me dan “TEMOR”?

2. “HOY”: ser optimistas y dueños de nuestro presente

Esta corta palabra, de tres letras en nuestra traducción española, presente en el Evangelio y en la antífona del salmo, es el centro de la Solemnidad de la Navidad. “HOY” acontece realmente todo lo que se narra. ¿Cuál es el contenido de ese “HOY”? HOY ha nacido el Salvador, Mesías y Señor. HOY es día de buena noticia y de gran alegría para todo el pueblo. El gran desafío para nosotros es “apropiarnos” de este “HOY” de Dios. Nos apropiamos de este “HOY” dejando nacer al Niño en nuestro corazón. Teniendo fe, creyendo que realmente es posible un “HOY” de alegría y buena noticia en nuestra vida, en la familia y en la historia a pesar de las dificultades y de los muchos motivos, objetivos y subjetivos, que tenemos para temer. Esto es ser positivamente optimistas, con un optimismo realista, que no niega la realidad pero pone el acento en la novedad de Dios. Dios nos regala el “HOY” de su luz, su ser Salvador, Mesías y Señor de nuestras vidas. La respuesta está de nuestro lado. De nosotros depende dejarlo nacer en nuestro corazón. Este “HOY” nos invita a ser dueños de nuestro presente como tiempo real de salvación. El kairós, el tiempo especial de salvación, reflexionado en el primer Domingo, “HOY” se hace presente con toda su plenitud en el nacimiento del Salvador del mundo.

¿Qué implica para mí en este momento de la vida el “HOY” que se nos transmite en la Palabra en esta solemnidad de la Navidad? ¿Soy un hombre/mujer de fe que acepta que “HOY” es el día de la salvación? Ante la Palabra que nos hable de buena noticia y gran alegría: ¿soy realmente optimista?, ¿soy optimista asumiendo las dificultades pero mirando el misterio del Salvador, Mesías y Señor que “HOY” ha nacido? Como creyente: ¿me apropio del “HOY” de la salvación? ¿Busco con Dios “HOY” ser dueño y soberano de mi vida y de mi presente? ¿Dejo que el Señor “HOY” nazca en mi vida y en mi corazón?

3. “Esto les servirá de SEÑAL”: humildad, sencillez y simplicidad

La SEÑAL de la presencia del Salvador, Mesías y Señor es “un niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. El cuadro que describen estas palabras expresan lo más indefenso y vulnerable que uno se pueda imaginar: “un niño recién nacido” y, para rematar, los “pañales” y el “pesebre”. Esta es la SEÑAL, el signo del poder del Salvador, Mesías y Señor. Nuestro Dios no se manifiesta en nada grandilocuente según las categorías humanas sino en la debilidad de un bebé. Esta SEÑAL nos habla de humildad, sencillez y simplicidad. La Navidad, el nacimiento del Salvador en nuestro corazón y en nuestra vida es la invitación a crecer en estos tres valores que tanta falta hacen en la realidad familiar y social en general. La Navidad es tiempo de cultivo profunda de humildad, sencillez y simplicidad.

¿Soy capaz de descubrir “hoy” las “SEÑALES” de la presencia de Dios en mi vida? ¿Descubro que su poder y su soberanía están presente en la “debilidad” de un niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en un pesebre? ¿Dejo que la Navidad de Jesús “impacte” en mi vida? ¿Busco crecer en esta Navidad cultivando la humildad, la sencillez y la simplicidad?

+Mons. Gabriel Mestre

Obispo de Mar del Plata

Argentina

Natividad del Señor – Misa de la Aurora

Primera lectura: Is 62, 11-12 | Salmo: Sal 96,1.6.11-12 | Segunda lectura: Tit 3,4-7 | Evangelio: Lc 2,15-20

Presentamos uno los cuatro textos evangélicos de las cuatro posibilidades de Misas de la Navidad que nos presenta la Liturgia de la Iglesia para este día:

Misa Vespertina de la Vigilia: Mt 1,1-25

Misa de la Noche: Lc 2,1-14

Misa de la Aurora: Lc 2,15-20

Misa del Día: Jn 1,1-18

La Misa de la Aurora nos ofrece un texto evangélico muy similar al que compartimos en la celebración de Santa María Madre de Dios el 1º de enero (Lc 2,16-21). Aquí se da en el contexto del mismo día de Navidad. Teniendo presente todos los textos bíblicos de esta celebración propongo tres puntos para meditar sintetizados en tres palabras: VAYAMOS, VEAMOS, SALVADOR.

“VAYAMOS a Belén”

“VEAMOS lo que ha sucedido”

“Nuestro SALVADOR”

“VAYAMOS a Belén”

El Evangelio nos regala este provocativo verbo de movimiento: VAYAMOS. La Navidad es tiempo de ponerse en camino, de actuar, de salir de la cerrazón y el miedo. El VAYAMOS se transforma así en una suerte de programa de vida que nos invita a activar en función de lo que Dios espera de nosotros. El VAYAMOS no tiene que tener un matiz activista sino profundamente espiritual encarnado. Nuestro salir, nuestro ir, el VAYAMOS en plural tiene su fundamento en Dios y en su Palabra.

¿Qué implica para mí hoy el VAYAMOS? ¿Hacia dónde Dios me está invitando a ir en este momento de mi vida? ¿Estoy demasiado “instalado” y me cuesta salir de mí mismo al encuentro de Dios y de los demás? ¿A quién tendré que ayudar a ponerse en camino? ¿A quiénes tendré que invitar hoy para que sean parte de este VAYAMOS?

2. “VEAMOS lo que ha sucedido”

Al verbo de movimiento vayamos le sigue un verbo de percepción. Un verbo asociado a los sentidos y la sensibilidad. Nos movemos para VER, para percibir a Dios en la vida y en la realidad cotidiana. Una vez más el verbo está en plural: VEAMOS. Recordamos que nuestra fe y nuestra profesión de fe siempre es a la vez personal y comunitaria: creo-creemos. Por eso el VEAMOS, se inscribe en esta dinámica de descubrir que en la Iglesia somos llamados por Dios para VERLO a Él, para VER y discernir comunitariamente la realidad de cada día.

En mi camino de fe: ¿Soy capaz realmente de VER con los ojos de Dios? ¿La celebración de la Navidad me da una nueva VISIÓN de la vida y de la historia? ¿Dejo que el Niño Dios purifique mi VISIÓN? ¿Busco que crezca la fe personal y comunitaria en el VEAMOS de la Iglesia? ¿A quién puedo ayudar a que VEA mejor?

3. “Nuestro SALVADOR”

La primera lectura y, sobre todo, la segunda señalan el centro de la celebración de la Navidad que es el nacimiento de “nuestro SALVADOR”. Contemplar con María, José y los pastores al Niño Jesús es contemplar la SALVADOR del mundo. Es quién viene a rescatarnos, a redimirnos como nos anunciaba la profecía de Isaías en la primera lectura. Ya no hay especio para sentirnos abandonados y perdidos porque el SALVADOR está con nosotros y cambia de raíz nuestra vida para bien. Por misericordia divina recibimos al SALVADOR del mundo que nos hace herederos de la vida eterna.

¿Cómo está mi corazón para celebrar la Navidad? ¿Capto el misterio del Dios SALVADOR que se revela en al Navidad? ¿Realmente necesito al SALVADOR del mundo en mi vida? ¿Qué implica hoy la palabra SALVACIÓN? ¿Doy a conocer a los demás que el Niño de Belén es el SALVADOR del mundo?

+Mons. Gabriel Mestre

Obispo de Mar del Plata

Argentina

Natividad del Señor – Misa del Día

Primera lectura: Is 52,7-10 | Salmo: Sal 97,1-6 | Segunda lectura: Heb 1,1-6 | Evangelio: Jn 1,1-18 (o bien más breve: Jn 1,1-5.9-14)

Presentamos uno los cuatro textos evangélicos de las cuatro posibilidades de Misas de la Navidad que nos presenta la Liturgia de la Iglesia para este día:

Misa Vespertina de la Vigilia: Mt 1,1-25

Misa de la Noche: Lc 2,1-14

Misa de la Aurora: Lc 2,15-20

Misa del Día: Jn 1,1-18

En la Misa de la Misa de Navidad, la Iglesia nos regala como texto evangélico el hermoso prólogo de Juan. En seis oportunidades se habla de Dios como Palabra. Que Dios sea Palabra implica, lo que el mismo himno dice, que se da a conocer, sale de sí, se comunica, se revela, hace participar a la humanidad de su intimidad… Por eso, podemos decir con toda propiedad, que Dios es diálogo y comunicación. Diálogo real, verdadero, auténtico… Comunicación diáfana y fluida, limpia y libre de toda interferencia… Dios es diálogo y comunicación a través de la Biblia, Palabra de Dios escrita, pero no solo allí sino en las diversas circunstancias de la vida: en la obra creadora, en las intervenciones de la historia personal y familiar de cada uno, en la vida de la Iglesia especialmente en su Liturgia, en los acontecimientos del mundo de todos los tiempos. ¡Dios es Palabra, Dios es diálogo, Dios es comunicación!

Toda palabra que se dice reclama ser escuchada. Y más si es Dios el que se autodefine como Palabra. Que el Señor sea Palabra nos compromete de forma muy particular. Por eso, sintetizo la iluminación de hoy con tres palabras que tienen como eje la raíz escuchar: ESCUCHAR-LO, ESCUCHAR-ME, ESCUCHAR-NOS.

Dios es Palabra: ESCUCHAR-LO

Ante el Dios Palabra: ESCUCHAR-ME

Por la gracia del Dios Palabra: ESCUCHAR-NOS

Dios es Palabra: ESCUCHAR-LO

Al pensar en la Palabra y en el verbo escuchar, lo primero y principal será escuchar al Dios que es Palabra. ESCUCHAR-LO a Él que constantemente nos comunica su amor. Dios se comunica Él mismo, su Persona, cuando nos regala su gracia, su poder, su presencia en nuestros corazones. También, a través de su Palabra escrita, nos invita a transitar por sus senderos.

¿Cómo me dispongo a escuchar al Dios Palabra? ¿Dejo que me comunique su amor, su gracia, su presencia en mi vida? ¿Busco comunicarme con Él? ¿Asumo el desafío de ESCUCHAR-LO…? ¿Lo escucho realmente, tengo diálogo con Él o solo realizo monólogos? ¿Lo escucho en la Biblia; en la celebración de la Eucaristía; en el rezo del Santo Rosario…? ¿Descubro que la oración es diálogo, ida y vuelta, escucha recíproca entre la grandeza de Dios y mi pequeñez humana?

2. Ante el Dios Palabra: ESCUCHAR-ME

En un mundo tan ruidoso es complicado lograr ESCUCHAR-SE a uno mismo. Al menos de forma profunda e integral. Solemos escuchar solo una parte de nosotros mismos. En nuestro corazón Dios también habla y se comunica. En lo mucho bueno que Él hace en nosotros y también, en lo malo que descubrimos y que tenemos que modificar. Si no nos ESCUCHA-MOS nos quitamos la posibilidad de potenciar lo bueno y cambiar aquellas cosas que lastiman nuestra vida. “ESCUCHAR-ME” no es tarea fácil porque hace aflorar esa interioridad que, a veces, está dormida. “ESCUCHAR-ME” es más que una introspección psicológica. Es escuchar el misterio de Dios que habla en mi vida concreta y cotidiana. En mis gustos y disgustos, alegrías y tristezas, aciertos y fracasos; en mis humores, en mis deseos, necesidades, miedos, desafíos… Dejar que hable toda mi interioridad, con lo bueno y con lo malo también… Pero el desafío será que lo que salga de mi corazón sea tocado por el Dios Palabra que purifica y renueva todo.

¿Ejercito el arte de “ESCUCHAR-ME” integralmente o me quedo solo con algunas expresiones parciales? ¿Me conozco realmente… sé quién soy? ¿Dialogo con mi mundo interior? ¿Me dejo aturdir por el mundanal ruido contemporáneo y me resisto a bucear en mi interioridad? ¿Qué “palabras” brotan de mi interioridad? ¿Qué “dice” mi corazón? ¿De qué “habla” mi alma? ¿Escucho a Dios que habla en mi corazón? ¿Busco purificar, con la gracia de Dios, aquellas “palabras” de mi vida que no están en la dinámica del Reino de los Cielos? ¿Dejo que Dios toque con su poder las “palabras” negativas de mi vida?

3. Por la gracia del Dios Palabra: ESCUCHAR-NOS

Es difícil escuchar a Dios y dialogar con Él. Es difícil escuchar la propia interioridad. Es difícil también ESCUCHAR-NOS, es decir escuchar a los demás, a los otros y dialogar con ellos. En la era de los medios de comunicación y de las redes sociales pareciera que cada vez nos escuchamos menos y estamos menos comunicados. Por un lado, como veíamos en los puntos anteriores, el mundanal ruido tampoco permite comunicarnos con los demás. Pero es paradojal dado que en nuestro mundo contemporáneo existen muchos medios para dialogar, comunicarse y ESCUCHAR-NOS. ¡Cada vez más medios y cada vez menos comunicados y con menos capacidad de escucha recíproca y de diálogo! Hay mucho monólogo compartido pero poco diálogo real, diáfano y puro, como el que Dios Palabra nos enseña. No es fácil dejarse invadir por la interioridad del otro. Existe mucho bloqueo en la comunicación real y en la capacidad de escucha verdadera. Como discípulo misionero del Dios Palabra debemos ser maestros en el arte de ESCUCHAR-NOS y de comunicarnos y dialogar de forma profunda, diáfana, fluida y sincera.

¿Ejercito el ESCUCHAR-NOS en los diversos ámbitos de mi vida (familia, amigos, lugares de trabajo y estudio, club, barrio, edificio, pastorales, servicios, instituciones, movimientos…)? ¿Sé dialogar o solo ejercito el «monólogo compartido»? ¿Descubro que el diálogo es “ida y vuelta” en la comunicación con el hermano? ¿Busco dar un tiempo prudencial a la escucha de alguna persona que lo está necesitando? ¿Cultivo el “arte de la escucha” buscando concentrarme en el otro con su vida, sus formas, sus problemas…? ¿Tiendo a ser superficial en mi forma de comunicación y de escucha con los demás? ¿Abuso de los modernos medios de comunicación social y de las redes sociales priorizando una comunicación “genérica y superficial” por sobre una escucha atenta, personal y comprometida?

¡Qué el Dios Palabra nos dé con su gracia la capacidad para

ESCUCHAR-LO, ESCUCHAR-ME y ESCUCHAR-NOS!

+Mons. Gabriel Mestre

Obispo de Mar del Plata

Argentina

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