Los musulmanes italianos buscan crear cementerios islámicos

Los musulmanes italianos buscan crear cementerios islámicos

Unos 2,5 millones de musulmanes viven en Italia, pero el país adolece de una escasez de cementerios y tumbas para musulmanes. Un problema expuesto a plena luz del día por la pandemia y acentuado por el obstruccionismo de ciertos alcaldes, informa el semanario L’Espresso.

 

“Sobre todo, no quiero discutir, pero nadie merece pasar por lo que yo he pasado por la única y única razón de que quise enterrar a un ser querido de acuerdo con los preceptos de su religión”. Hace unos meses, Klaid perdió a su abuela de un derrame cerebral. Myzejen, ese es su nombre, era albanesa y musulmana, y su nieto quería que descansara en una tumba musulmana (donde los cuerpos de los difuntos yacen sobre su lado derecho y sus caras inclinadas hacia La Meca). Se trata de un deseo que no es tan fácil de conceder en Italia, como lo demuestra la triste odisea institucional que relata Klaid en las columnas de L’Espresso.

Myzejen murió en Fiume Veneto (región de Friuli-Venezia Giulia, parte noreste del país), y fue en esta comuna donde a la familia de Klaid se le negó por primera vez el entierro. “Por razones de espacio”, se les dijo. “Luego pedimos enterrar a Myzejen en Udine (a cincuenta minutos de Fiume Veneto), pero nos dijeron que no aceptaban personas de otro departamento; luego en el cementerio de Marghera (en Veneto), nos dijeron que era imposible ya que veníamos de otra región. Los días siguieron pasando, y finalmente, resolvimos un entierro en Calendasco”.

En la capital, Roma, la situación es algo mejor. Según los planes de Bachcu, un portavoz muy popular de la comunidad bengalí en Roma, se debería construir el primer cementerio para musulmanes en Roma en un terreno que cuesta 7 millones de euros en Fiumicino y que aún hay que comprar. Pero que, en los proyectos ya plasmados por un estudio de arquitectos, entre palmeras, fuentes y obeliscos, se prepara también para albergar una escuela coránica, un polideportivo y espacios adecuados para el sacrificio halal.

“Lo llamaremos el Jardín de la Paz y tendrá 16.000 plazas de entierro. Permitirá que la segunda y tercera generación no tengan que pasar por lo que nos vemos obligados”, explica Bachcu. “Hasta ahora, con todos los problemas que uno pueda imaginar, hemos enviado los cuerpos a nuestros pueblos de origen. Pero no podemos seguir así siempre. Nosotros que llegamos aquí a Italia de otros países … nos estamos convirtiendo en abuelos y los jóvenes son plenamente italianos. Necesitamos un cementerio; es un derecho”.

La cuestión de los fondos permanece. La asociación de bangladesíes romanos, una comunidad de 35.000 personas, ha lanzado un crowdfunding abierto a los 2,6 millones de musulmanes que viven en Italia. “Porque el cementerio que queremos – concluye el portavoz – estará abierto a todas las nacionalidades. Las primeras donaciones están en camino. Inshallah … si Dios quiere, lo lograremos”.

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