Llamada en base a su fecha según el calendario hebreo, el 15 de shvat, o “Rosh Hashaná Lailanot”, este año coincide con el día de hoy, martes, con la caída del sol, y mañana. Lo esencial es comer frutas secas, lecturas y cánticos alusivos, juegos con árboles, plantas y flores, plantaciones y paseos por la naturaleza.
T”U Bishvat es una fiesta de la naturaleza, llamada en base a su fecha según el calendario hebreo, el 15 de shvat, o “Rosh Hashaná Lailanot” (Año Nuevo de los Árboles), y este año coincide con el día de hoy, martes, con la caída del sol, y mañana.
Lo esencial es comer frutas secas, lecturas y cánticos alusivos, juegos con árboles, plantas y flores, plantaciones y paseos por la naturaleza. Al comienzo no estaba marcado como un día festivo, sino como la fecha en la cual se realizaba la separación de la cosecha de los frutos de los árboles: si es antes del 15 de shvat, es considerado correspondiente al año anterior. Los primeros testimonios acerca de la costumbre de comer frutas secas son del siglo XVI, en Europa, la cual fue llevada a Israel con la aliá (inmigración) de los cabalistas provenientes de España y Portugal, que se radicaron en la ciudad de Tzfat (Safed), donde la convirtieron en una fiesta. En especial Haari Hakadosh, quien estableció para este día una especie de séder (orden) para alegrarse por los árboles: se reunían alrededor de una mesa cubierta de manteles blancos, llena de frutas y adornada por mirtos y flores, se bebían cuatro vasos de vino blanco y rojo, se estudiaban capítulos de la Torá, el Talmud y el Zóhar (Libro de la Kabalá) referentes a las frutas y versículos referentes a la Redención y se recitaba una oración especial por el bienestar de los árboles. Rabí Jaim Vital, alumno de Haari Hakadosh, destaca en su libro “Etz Hajaim” (Árbol de vida) que existe un orden fijo y especial en la ingesta de las frutas, que tiene su simbolismo: por ese intermedio se sube en los niveles de los mundos, desde el primero, el práctico, que está simbolizado por diez frutos que se comen por fuera y lo de adentro se arroja. El más elevado de los mundos es el de la Creación, simbolizado con las frutas que se comen totalmente y no dejan restos.
La plantación de árboles Con el resurgimiento del sionismo comenzó una nueva etapa en la historia de T”U Bishvat, de acuerdo a las nuevas necesidades que surgieron. Los pioneros que llegaron a la Tierra de Israel la encontraron abandonada y el gran desafío era “conquistar la desolación”, para lo cual debían plantar diferentes tipos de árboles: frutales para el consumo y huecos para dar sombra, embellecer y formar bosques. En 1908, la Organización de Maestros y Maestras Jardineras decidió que sería considerada una fiesta de la naturaleza, con plantaciones. Anteriormente habían existido actos de plantación en diferentes lugares del país, el primero de los cuales se realizó en la moshavá (colonia cooperativa agrícola) Iesod Hamaalé en 1885. La idea de convertir T”U Bishvat en una fiesta de plantaciones había surgido en la época de la Primera Aliá (1882-1903), por medio de Zeev Iabetz, escritor, historiador, educador y director de escuela, primero en Iehud y luego en Zijrón Iaakov. Esta costumbre fue aceptada por todos con gran entusiasmo y es respetada hasta hoy en día.
Protección de la naturaleza Las diferentes organizaciones y cuerpos públicos que se establecieron en el Estado de Israel para proteger el medio ambiente declararon, junto con el Ministerio de Educación, que T”U Bishvat sería un “día del cuidado de la naturaleza”, al igual que la semana que lo incluye. Así, es costumbre pasear por diferentes lugares del país, sobre todo algunos problemáticos desde el punto de vista del cuidado de la naturaleza, y dedicarse a su protección. Además, decenas de miles de niños y adultos toman parte de la “Fiesta de las Plantaciones”, auspiciada por el Keren Kayemet LeIsrael. En su transcurso se plantan numerosos retoños en bosques, forestas y parques que, con el paso del tiempo, habrán de crecer hasta convertirse en árboles que rodean el país con un cinturón de fresco verdor. De ese modo, quienes llevan a cabo las plantaciones participan activamente en la configuración del paisaje y la preservación de la naturaleza israelí porque cuando un niño observa el crecimiento de un árbol, sus esperanzas y deseos refuerzan su sensibilidad hacia el medio ambiente y aumentan su sensación de pertenencia al país, explican.
Las costumbres de las colectividades Izmir: Se acostumbraba reunir a todos los alumnos de la ciudad para recitar en conjunto 15 capítulos de los Salmos, en honor al día. El comer las frutas se asociaba con el bienestar del hogar y para su bendición. El dueño de casa bendecía sobre un pan de trigo, que representa la paz (“Ha impuesto la paz en las fronteras, te da en abundancia la grosura del trigo”; Salmos 147:14), el ama de casa lo hacía sobre la viña (“Tu mujer será como una viña fructífera”; Salmos 128:3), los niños optaban por el olivo (“Tus hijos serán como la plata de olivo”; Salmos 128:3) y las niñas, por las granas y nueces (“Gloriosa es la hija del rey dentro del palacio”; Salmos 45:14). Babilonia: Desde el comienzo del mes se organizaban grupos que salían a los campos para bendecir los árboles y algunos pasaban allí todo el día. La fiesta era llamada “Tafkía el-Sgar” (Florecimiento de los árboles). India: Acostumbraban festejar T”U Bishvat como el día de Eliahu Hanabí (el profeta Elías) porque una leyenda local cuenta que éste se reveló un 15 de shvat en el kfar (aldea) Andala, cerca de Elishang, en Konkán. En su honor se leen los mismos poemas que a la salida del Shabat. Jalav: En vísperas de la fiesta, en la sinagoga se recitaban los Diez Mandamientos en árabe. Cada uno de ellos era “vendido”, el “comprador” pagaba por él y luego lo leía. Kurdistán: T”U Bishvat es llamado “Idat Ilanai” (Fiesta de los Árboles), “Simjat Ilanai” (Alegría de los Árboles) o “Mazdani Ilanai” (La novedad de los árboles). Se organizaban banquetes con frutas y otras se enviaban a los amigos. Sefaradíes de Jerusalem: Acostumbraban ir a las tumbas de miembros del Sanhedrín y de Shimón Hatzadik (El Justo), visitaban Ein Roguel y se ubicaban a la sombra de árboles. Cabalistas: En Tzfat solían dirigirse a la Cueva de Rashbi, en Pekiín, y realizar un acto de recolección de frutos del algarrobo que se encuentra a su entrada. Persia: Era “la fiesta de los consuegros”, quienes se efectuaban recíprocos “envíos de frutas”. Además, aquellas personas que habían hecho una promesa o les había fallecido alguien cercano realizaban una ceremonia en la cual comían frutas. Jasidim: Se acostumbraba usar ropa festiva. Los dirigentes realizaban grandes banquetes por la noche y en el día y el maestro del “jéder” (escuela básica de judaísmo) les relataba a sus alumnos acerca de las grandezas de la Tierra de Israel y la calidad de sus frutos.
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