Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), destacó dos gestos del papa Francisco. Uno su reciente consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de la Virgen María. El otro de hace dos años, cuando el pontífice oró solo y en silencio en la Plaza de San Pedro en medio del encierro general por la pandemia.

Con relación al primer gesto, el arzobispo sanjuanino recordó: “Con el Papa hemos rezado primero reconociendo nuestro pecado” y “en otro momento de la súplica como necesitados de todo y desprovistos de soluciones, imploramos: ‘Reina de la paz, obtén para el mundo la paz’”.

“Ver al Papa rogando con confianza de niño y humildad de miserable nos tiene que ayudar a crecer en el compromiso por la paz”, aseguró, y sostuvo: “Es nuestro deber al alcance de la mano”.

Monseñor Lozano también señaló que “este domingo 27 de marzo se cumplen dos años de un acontecimiento también unido a la oración del Papa”. 

“En este contexto vimos caminar en el atardecer casi noche a un hombre anciano vestido de blanco que subía las escalinatas de la Plaza de San Pedro. Un lugar que habitualmente se muestra colmado de peregrinos en fiesta, ahora desierto”, describió.

“Miles de millones nos unimos a su oración aquel día. La mayoría de los canales de TV en la Argentina como en el resto del mundo transmitieron esas escenas cargadas de fe y comunión con los sentimientos universales”, agregó.

El secretario general del Celam concluyó con un pedido: “No dejemos de rezar por las pérdidas sufridas a causa de la pandemia. Renovemos el compromiso de oración por la paz”.