El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, aseguró que tras la derrota y conocerse los engaños del gobierno militar se engrandeció el coraje de quienes pelearon y dejaron sus vidas en Malvinas (...)
(...) y destacó la decisión del papa Juan Pablo II, quien en 1982 hizo un viaje relámpago al país para compartir como “padre y pastor nuestra desazón por el desenlace que ya se vislumbraba. Vino a consolarnos y a decirnos que la guerra y los enfrentamientos no pueden aportar soluciones duraderas a los problemas de los hombres”.
El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, aseguró que tras la derrota y conocerse los engaños del gobierno militar se engrandeció el coraje de quienes pelearon y dejaron sus vidas en Malvinas y destacó la decisión del papa Juan Pablo II de intervenir en el conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña.
En una invocación religiosa por los 33 años del inicio de la guerra en las islas del Atlántico Sur durante un acto junto al monumento sanjuanino de los caídos, el prelado recordó a los soldados valerosos que “arriesgaron el pellejo” y a quienes “dejaron sus huesos en esas islas, como testimonio de coraje, de valentía, y de amor a la Patria”.
“Después de la derrota supimos del engaño de esos gobernantes, de la chapucería de sus decisiones militares y estratégicas, de las motivaciones políticas rastreras y caseras que entraban en juego. Y se engrandeció todavía más el coraje de los argentinos que allí combatieron o dejaron sus vidas”, subrayó.
El arzobispo sanjuanino lamentó también que “a los que pudieron volver, procuraron esconderlos, porque su presencia manifestaba con nitidez acusadora el contraste entre la valentía de los combatientes y las torpes e irreflexivas decisiones políticas, a veces más motivadas por un alto contenido etílico que por el amor al país, a su pueblo y a las fuerzas armadas”.
Asimismo, valoró la intervención del papa Juan Pablo II, quien en un viaje relámpago al país en 1982 "vino como padre y pastor a compartir nuestra desazón por el desenlace que ya se vislumbraba".
"Vino a consolarnos y a decirnos que la guerra y los enfrentamientos no pueden aportar soluciones duraderas a los problemas de los hombres. Sólo el amor y la paz pueden edificar la dignidad de los pueblos y ayudar a resolver los problemas de las naciones y de la familia humana", sostuvo y agregó: "Este gran hombre y gran amigo de la Argentina entregó su alma a Dios hace 10 años, precisamente un 2 de abril, mientras recordábamos a nuestros combatientes y caídos en Malvinas".
Monseñor Delgado encomendó a Dios "a quienes entregaron la vida en las Islas Malvinas y en los mares del Atlántico Sur, y por quienes –de ambas partes– participaron en ese conflicto y ahora descansan junto a ti" y pidió "por las víctimas de esas otras 'malvinas' que asolan nuestra sociedad: la inseguridad y la violencia, la droga y el narcotráfico, los accidentes de nuestras rutas".
“Que los soldados caídos en Malvinas y los que ofrendaron sus vidas al servicio de la Patria, y la de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz”, concluyó.
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