Mons. D’Annibale recibió la consagración de la primera virgen consagrada de la diócesis

Mons. D’Annibale recibió la consagración de la primera virgen consagrada de la diócesis

El obispo de San Martín, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, presidió una misa el 28 de diciembre en la parroquia La Sagrada Familia, de Billinghurst, en la que recibió la consagración en el Orden de las Vírgenes de Alejandra Lorena Pracede, primera consagrada en la diócesis.

“Lo que hoy me hace estar acá dando mi Sí para toda la vida es el haberme reconocido amada por el Señor, recibí la gracia de poder verlo con claridad y ese amor me llevó a dar esta respuesta de entregarle al Señor toda mi vida”, expresó Alejandra durante la celebración.

“Cuando era más chica, adolescente, me gustaba mucho estar en las ‘cosas de Dios’ pero lo vivía como una actividad más entre todas las cosas. Luego comencé a dedicarle un poco más de tiempo al Señor. Después quise entregarle mi profesión, por eso estudié para ser catequista. Pero sentía que el Señor me pedía aún más: ¡Mi corazón! Y eso es lo que hoy vine a entregarle al Señor, mi corazón y mi vida por completo. Mi vida entera y mi corazón le pertenecen al Señor Jesús”, afirmó.

“Agradezco a Dios por este don de la consagración que hoy me regala, también agradezco a la comunidad parroquial que ha preparado esta celebración y esta fiesta con tanto amor, muchos gestos de amor. Y agradezco a mi familia, a mis padres por haber aceptado mi vocación y acompañarme”, concluyó.

Alejandra Lorena Pracede nació en la diócesis de San Martín y pertenece a la comunidad de la parroquia Sagrada Familia, de Billinghurst. Es una joven de hondos valores espirituales, que ama a Jesús y a la Iglesia. Está estudiando Teología en la facultad de Villa Devoto.

El Orden de las Vírgenes Consagradas

El Orden de las Vírgenes Consagradas es lo más antiguo que tiene la Iglesia en cuanto a consagración femenina al Señor. Mucho antes de la existencia de los monasterios con monjas y de las Congregaciones Religiosas con Hermanas. En los primeros tiempos de la Iglesia las jóvenes se desposaban con Cristo y le consagraban así su virginidad. El obispo, sacramento de Cristo, tomaba su consagración. A lo largo de la historia de la Iglesia continúa este camino y es el obispo quien toma la consagración de la virgen. El ritual se encuentra en el Pontifical Romano al mismo nivel de las ordenaciones de diáconos, presbíteros y obispos.

La virgen consagrada vive en su casa, se sustenta de su trabajo y está muy unida a la diócesis en la que hizo su consagración rezando y ofreciendo su vida por la Iglesia particular a la que pertenece.

Comentá la nota