Mons. Colombo: Los bienes materiales están para ser compartidos

Mons. Colombo: Los bienes materiales están para ser compartidos

Al reflexionar sobre las lecturas del domingo, el arzobispo de Mendoza recordó que "hacerse rico ante Dios tiene que ver con el lugar que le damos a la riqueza en nuestra vida".

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la celebración eucarística dominical en la parroquia Santiago Apóstol y San Nicolás de Tolentino, de la capital mendocina, en la que reflexionó sobre la búsqueda obsesiva de bienes materiales y de tener dinero.

Tras referirse a lo que plantea en este sentido el libro del Eclesiastés y advertir sobre la tentación de quedarse en el diagnóstico negativo de la vida, recuerda que “Jesús también se refiere a la acumulación, a alguien que cree que lo ha obtenido todo, que puede regodearse de lo que tiene y olvidarse para siempre de cualquier afán y esfuerzo, hasta que lo sorprende la muerte”.

“Pero Jesús agrega una nota de esperanza, al decir: ‘esto es lo que le sucede a los que acumulan para sí, en vez de hacerse ricos ante Dios. El acumular para sí significa que uno es siempre la meta, el centro, de esos bienes que busca y procura; pero no cuentan los demás y sus necesidades. Hacerse rico ante Dios tiene que ver con el lugar que le damos a la riqueza en nuestra vida”.

 

El arzobispo mendocino subrayó: “Lo que nosotros obtenemos, tiene también hipoteca social, tiene que ser compartido; porque para eso Dios nos puso: para ser solidarios, ricos ante Él. Es decir, una vida en la que la relación con los bienes tenga ese equilibrio para el que nosotros tengamos que ir discerniendo el modo de conquistar bienes y riquezas, y el modo de relacionarnos con los demás”.

Respecto de la segunda lectura, donde Pablo nos dice: “aspiren a los bienes del Cielo; destierren la avaricia, la codicia, todo aquello que los ata y los aleja de Dios”, empezamos pensando que nada tenía valor, en cambio concluimos dándonos cuenta con Jesús y con Pablo de que las cosas tienen un sentido, que los bienes tienen una finalidad, que nos ayudan, nos animan, pero están para ser compartidos y para ayudarnos a transcurrir nuestra existencia. Que seamos cada vez más libres, cada vez más hijos de Dios y hermanos entre nosotros”.

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