Mons. Castagna: “El perdón, único camino que conduce a la paz”

Mons. Castagna: “El perdón, único camino que conduce a la paz”

“La intención divina es recuperar al hijo perdido y devolverlo a la casa familiar. Es allí donde el Padre espera con su perdón, en el abrazo y el beso de la reconciliación. Sin duda, Dios tiene más deseos de perdonar que el hombre de ser perdonado. Y, ¡qué necesidad tiene el mundo de hallar el perdón, para emprender el único camino que lo conduce a la paz!”, exclamó el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, en su sugerencia para la homilía dominical.

El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, aseguró que es “oportuno adoptar la actitud solidaria de Jesús ante el hombre discriminado y sin rumbo. Él va en su búsqueda, como el Pastor detrás de la oveja más despistada, y la encuentra desfalleciendo por ella, hasta entreverarse en sus caminos sinuosos y lejanos”. 

“La intención divina es recuperar al hijo perdido y devolverlo a la casa familiar. Es allí donde el Padre espera con su perdón, en el abrazo y el beso de la reconciliación”, subrayó en su sugerencia para la homilía dominical. 

El prelado afirmó que “sin dudas, Dios tiene más deseos de perdonar que el hombre de ser perdonado”. 

“¡Qué necesidad tiene el mundo de hallar el perdón, para emprender el único camino que lo conduce a la paz! De otra manera seguirá a los tumbos, empeñándose en desconocer a Quien lo ama de verdad. Pero, ¿cómo lo sabrá si nadie se lo transmite? El Evangelio es esa Buena Noticia”, concluyó. 

Texto de la sugerencia1.- Cristo es el único acceso a la verdad. Al declarar ser “camino”, que conduce a la “Verdad” y a la “Vida”, Jesús abre una perspectiva singular para identificarse ante el mundo. Con un enfoque similar se declara “puerta” del corral, que guarda a las ovejas de los asaltantes y depredadores. Únicamente el legítimo Pastor la atraviesa, constituyéndose en garante de la seguridad de las ovejas. Como es camino, para el acceso a su identidad de Verdad y Vida, es puerta para acreditarse como Pastor. Es preciso que así lo consideremos si nos proponemos ofrecerlo al mundo como el verdadero Salvador. Es la misión de los evangelizadores y la expuesta necesidad de la sociedad actual. Por una cuestionable e inexplicable timidez, quienes deben dar testimonio de la presencia de Cristo resucitado, la ocultan cuando, con extrema urgencia, el mundo se la reclama. Lo hacen disimulando su verdadera identidad, aguachentando las exigencias de su mensaje, con el propósito de estar en paz con todos, a cualquier precio. No es la actitud, que Cristo respalda ante el error y la hipocresía de los escribas y fariseos. La paciencia infinita del Señor con los pecadores se armoniza con su tolerancia cero ante el pecado y sus diabólicas inspiraciones. 

2.- Es la Puerta del refugio. Nuestra salud espiritual exige que centralicemos la vida en la persona de Jesús. Él es la gracia y la fuente de la gracia. Así lo entienden los auténticos creyentes, que concretan, a diario, la expresión bíblica citada por el Apóstol Pablo: “El justo vivirá por la fe” (Romanos 1, 17). Cristo es el refugio - y la puerta del refugio - para la grey, cuyo cuidado el Padre le encomienda. De esa manera se constituye en el legítimo Pastor, capaz de soportar la terrible muerte de Cruz por amor a sus ovejas. Esa donación de la vida, acredita la autenticidad de su único pastoreo. Queda de manifiesto que la “caridad pastoral”, llevada hasta ese extremo, distingue al verdadero Pastor de quien no lo es. La terminología empleada por Jesús es más contundente aún: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas” (Juan 10, 1-2). Así es cómo debe ser presentado Jesús al mundo: a los individuos y a las comunidades, a los pueblos y a las naciones. El mandato misionero - al ser universal - no se detiene ante los límites, impuestos arbitrariamente por los fundamentalistas de cualquier signo. 

3.- La gente honesta reconoce su voz. El encuentro con Cristo resucitado, tal como se encuentra hoy entre nosotros, requiere abandonar la pretensión de Tomás. Me refiero al pragmatismo extremo exigido por quienes viven en la superficie de una realidad que trasciende lo que ven y tocan, tanto con los sentidos como con sus frágiles intelectos. Jesús es la puerta, franqueable únicamente para Él, siendo el legítimo Pastor de las ovejas. Las destinadas a ser su Rebaño, aunque no lo hayan visto nunca, reconocerán su voz e irán en su seguimiento. Toda ocasión será propicia para que resuene esa voz y sea reconocida. Me refiero a personas y acontecimientos, habitualmente marcados por la tribulación y el infortunio. Algunas muertes violentas indican que el mal está desatado y no se detiene ante el contraataque de las fuerzas de seguridad y de la justicia. Sin embargo es preciso salvar a este mundo “amado por Dios”, aunque se presente, ante nuestro asombrado entendimiento, como irrecuperable. El Evangelio es el proyecto de recuperación del hombre sumido en el mal y en la destrucción. Es el más realista y esperanzador de los proyectos. Cristo encarna la recuperación de la vida venciendo a la muerte. 

4.- El perdón, único camino que conduce a la paz. Es oportuno adoptar la actitud solidaria de Jesús ante el hombre discriminado y sin rumbo. Él va en su búsqueda, como el Pastor detrás de la oveja más despistada, y la encuentra desfalleciendo por ella, hasta entreverarse en sus caminos sinuosos y lejanos. La intención divina es recuperar al hijo perdido y devolverlo a la casa familiar. Es allí donde el Padre espera con su perdón, en el abrazo y el beso de la reconciliación. Sin duda, Dios tiene más deseos de perdonar que el hombre de ser perdonado. Y, ¡qué necesidad tiene el mundo de hallar el perdón, para emprender el único camino que lo conduce a la paz! De otra manera seguirá a los tumbos, empeñándose en desconocer a Quien lo ama de verdad. Pero, ¿cómo lo sabrá si nadie se lo transmite? El Evangelio es esa “Buena Noticia”.

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