Mons. Araya: "Brochero y su modo de predicar"

Mons. Araya:

El obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, compartió en la mañana del 1° de septiembre en el santuario del Santo Cura Brochero, una reflexión sobre "Brochero y su modo de predicar".

Debido a la pandemia, el tradicional Encuentro Nacional de Sacerdotes que cada año se celebra en la diócesis de Cruz del Eje durante septiembre, no podrá llevarse a cabo. Sin embargo, la fecha no pasó desapercibida: en la mañana del 1° de septiembre, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, encabezó un “Momento Brocheriano” que fue transmitido por YouTube desde el Santuario del Santo Cura Brochero.

Con el título “Brochero y su modo de predicar”, y como preparación para el encuentro del próximo año, el obispo recordó las virtudes del santo argentino y animó especialmente a los sacerdotes a continuar con su ejemplo.

“Creo que Brochero es para nosotros hoy un llamado a renovar las ganas de anunciar el Evangelio en la cultura actual; aunque atravesemos por oscuridades y pecados. Pienso que se trata de creer y anunciar lo que dice el Evangelio, de modo que sea creíble y esperanzador para la vida de los hombres y mujeres de este tiempo, especialmente de los jóvenes”, consideró.

En ese sentido, se preguntó: "¿Cómo hizo Brochero para llevar el Evangelio a lo profundo de esta tierra?" y enumeró: “Me dirán que fue gracias a los ejercicios espirituales, a su esfuerzo catequético y misionero, a su vida pobre y entregada; que iba en la mula, leía, hacía silencio, meditaba y después predicaba; otros dirán que era grande su capacidad intelectual y su preparación filosófico-teológica, o que se empapó de las orientaciones del sínodo cordobés de 1877”.

“Me parece que todo eso no hubiera sido suficiente si faltaba la enorme capacidad de cercanía que el Cura tenía con su pueblo. No lo hubiera logrado sin esa capacidad de encuentro con la presencia física del otro que interpela y reclama. Él sabía lo que le pasaba a su gente, sus aspiraciones, valores y límites. Fue esa cercanía la que hizo posible aquella original y eficaz manera de predicar; de dar 'golpes oratorios', como le gustaba decir”, destacó.

Recordó que una de las cosas que más le dieron fama entre los fieles era “esa manera de predicar el Evangelio”. Sus paisanos, destacó, “pensaban que nadie hablaba mejor que su Cura. Sabía lo que tenía que decir y fue el modo de decirlo”.

“¿Qué expresan los testigos a los que bautizó, dio la primera comunión, unió en matrimonio o visitó tantas veces? Encontramos que en los testimonios se repiten las palabras: Evangelio, distancias, todos, claridad y sencillez”, detalló.

“Una mujer dice que 'le oyó predicar repetidas veces, era sencillo, evangélico y al alcance de todos'. Otro testigo afirma que era 'buen predicador… usaba un lenguaje llano, sencillo para que todos lo entendiesen. La gente sabía que era un hombre preparado, instruido, pero que usaba esa manera de predicar para adaptarse al ambiente '”, destacó.

De ese modo, enumerando testimonios, monseñor Araya valoró el modo de predicar el Evangelio del “Cura Gaucho”, hasta en los lugares más distantes y llegando a todos. “Iba personalmente a los lugares más apartados de su parroquia para hacer conocer el Evangelio… predicaba sencillamente… la gente sabía que era persona instruida y preparada”, agregó en palabras de Carolina Guzmán de López.

El Santo Cura Brochero, pasó su vida predicando el Evangelio, “llegando hasta el rancho más humilde y aun desafiando todos los peligros para llevar la palabra de Dios… El se ingenió en la prédica para usar un lenguaje apropiado para entrar en las gentes, para adaptarse al modo de ser de ellas”, detalló el obispo, citando a Emanuel Gregorio Sabas.

Entre las virtudes recogidas de los testimonios, también se encuentran “su buen carácter y su mansedumbre”, y su apego al Evangelio, incluso en los últimos días de su vida, cuando estaba ciego y “se hacía leer las escrituras, especialmente el Evangelio. Cuando encontraba un pasaje que le llamaba la atención, solía decir: qué lindo eso, volvé a leerlo".

“Otro testigo comentaba: “Le escuché una misa en la casa de ejercicios espirituales, alrededor del año 1912, cuando ya estaba ciego. Estaba muy viejito y quiso hablar a la gente al terminar la misa; la gente se iba yendo y con los pocos que le restaban él predicaba insistiendo que fueran buenos”.

“Todos tenemos algo de Brochero”, aseguró monseñor Araya. “Que nuestro Cura Gaucho nos inspire en el modo de predicar, con su palabra sencilla, clara, directa y acomodada a la gente con la que compartía la vida; para llevarles “el mensaje más hermoso que tiene el mundo”, concluyó.+

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