Mons. Arancedo: “Cuando la riqueza pierde el sentido social, se vuelve contra el hombre”

Mons. Arancedo: “Cuando la riqueza pierde el sentido social, se vuelve contra el hombre”

“¡Qué importante es tener una idea de la creación, de la naturaleza, como algo previo que recibimos y que no tenemos un poder absoluto sobre ella! Esto significa que no somos Dios, sino administradores de una obra buena”, destacó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, al reflexionar sobre la relación del cristiano con el dinero y los bienes materiales.

“Cuando la riqueza pierde el sentido social que está en función del crecimiento y el bienestar del hombre y la sociedad, termina aislándose y volviéndose contra el mismo hombre”, advirtió.

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, reflexionó sobre el tema “siempre actual” de la relación del cristiano con el dinero y los bienes materiales, y advirtió que las palabras de Jesús en este sentido no buscan “demonizar el dinero o los bienes materiales, pero sí de darles el sentido que tienen en la vida personal como social”. 

“Podemos hacer del dinero un ‘ídolo’ al que servimos y todo lo justifica, que termina esclavizándonos. Por ello nos advierte el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia sobre el uso del dinero que: ‘plantea interrogantes cada vez más urgentes, que remiten necesariamente a una exigencia de transparencia y de honestidad en la actuación personal y social’”, recordó. 

El prelado sostuvo que “el dinero, como los bienes materiales, son medios no fines en sí mismos. Esto esclaviza al hombre, el no descubrir su verdad y alcance”. 

“En cambio, cuando Dios ocupa su lugar todo se orienta y encuentra su lugar. Dios es principio de sentido y de libertad para el hombre frente esta realidad buena y necesaria, como obra de la creación, pero no absoluta”, diferenció. 

“Hay un tema, además, que nos habla del destino universal de los bienes, es decir, que si bien los poseemos legítimamente nos pone un límite en su cuidado y su uso”, agregó. 

Monseñor Arancedo volvió a citar el Catecismo: “Los bienes, aun cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal. Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con el destino universal que Dios creador asignó a todos los bienes”. 

“¡Qué importante es tener una idea de la creación, de la naturaleza, como algo previo que recibimos y que no tenemos un poder absoluto sobre ella! Esto significa que no somos Dios, sino administradores de una obra buena. Cuando la riqueza pierde el sentido social que está en función del crecimiento y el bienestar del hombre y la sociedad, termina aislándose y volviéndose contra el mismo hombre”, concluyó.

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