Con la mira en el cónclave, el Papa anunció la designación de 13 cardenales

Con la mira en el cónclave, el Papa anunció la designación de 13 cardenales

Con la mira puesta en el cónclave que deberá elegir a su sucesor, el Papa anunció hoy sorpresivamente que el próximo 5 de octubre proclamará a 13 nuevos cardenales, entre los cuales 10 electores, es decir, menores de ochenta años y con derecho a voto y ningún argentino.

Por: Elisabetta Piqué

El anuncio tuvo lugar al final de la tradicional oración del Angelus, que estuvo marcada por un imprevisto: el Papa llegó siete minutos tarde porque tuvo un "accidente": se quedó 25 minutos bloqueado en un ascensor. "Hubo una baja de tensión pero después vinieron los bomberos y después de 25 minutos de trabajo lograron arreglarlo: ¡un aplauso para ellos!", contó el propio Papa, que ni bien se asomó por la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, pidió disculpas por el retraso a la multitud presente en la Plaza de San Pedro.

Al final del Angelus Francisco sorprendió con el anuncio de lo que será el sexto consistorio de su pontificado, el 5 de octubre próximo, en el que "creará" -tal es la expresión que se utiliza para esta especial ceremonia-, a diez nuevos cardenales electores, la mayoría alineados con su visión de Iglesia atenta a los últimos y en salida hacia la misión. Con estas designaciones, por primera vez en un eventual cónclave más de la mitad de los cardenales electores (menores de ochenta años y con derecho a voto) habrán sido electos por él.

Entre los nuevos purpurados hay dos latinoamericanos: un cubano, el actual arzobispo de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez y un guatemalteco, Álvaro, Ramazzini Imeri, actual obispo de Huehuetenamgo. Además, seis europeos: dos españoles, un portugués, un italiano, un luxemburgués y un checo.

El italiano es el actual arzobispo de Bologna, Matteo Zuppi, un sacerdote romano de 63 años que Jorge Bergoglio conoce desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, famoso por andar en bicicleta, por su estilo simple y cercano a los pobres, de la Comunidad de San Egidio.

Francisco también nombró a dos españoles: monseñor Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, Marruecos; y a un portugués, el arzobispo José Tolentino Calaça de Medonça, actual archivista y bibliotecario del Vaticano. Además, decidió incluir entre los principales colaboradores del Pontífice a dos jesuitas como él: Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo; y Michael Czerny, número dos de la sección Migrantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral, que el Papa controla directamente y que se ocupa especialmente con todo lo que tiene que ver con los refugiados. Czerny, nacido en la ex Checoslovaquia, pero criado en Canadá y que trabajó durante años en misiones en Centroamérica y África, de 73 años, es progresista y muy cercano a Francisco. El Papa, de hecho, también lo nombró recientemente secretario especial del sínodo (reunión de obispos) sobre la Amazonia que tendrá lugar en octubre próximo.

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También recibirán el birrete púrpura y el anillo cardenalicio un africano, Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, Congo; y un asiático, Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo, arzobispo de Jakarta, Indonesia.

Premio por su servicio

Por haberse distinguido en su servicio a la Iglesia, Francisco también premió a tres prelados mayores de 80 años -y sin derecho a participar en un cónclave-. Entre ellos figuran el arzobispo británico Michael Louis Fitzgerald, uno de los máximos expertos del Vaticano en Islam, de 82 años que fue presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, entre otros cargos y que Benedicto XVI en su momento "desterró" y envió al "exilio" como nuncio en Egipto, en un virtual castigo a sus posturas consideradas demasiado abiertas.

Distinguió asimismo con el birrete a Sigitas Tamkevicius, arzobispo emérito de Kaunas, Lituania, también jesuita; y al obispo italiano Eugenio Dal Corso, sacerdote que fue misionero en la Argentina, donde trabajó durante once años en Laferrere, provincia de Buenos Aires; y luego en Luanda y Angola, siempre al lado de los más débiles.

"Oremos por los nuevos cardenales, para que, confirmando su adhesión a Cristo, me ayuden en mi ministerio de obispo de Roma y por el bien de todo el santo pueblo fiel de Dios", pidió Francisco.

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