Se trata de uno de los monumentos más importantes de la arquitectura islámica en España, así como del más emblemático ejemplo de arte omeya hispanomusulmán
La Mezquita catedral de Córdoba es uno de los símbolos más importantes de la cultura andalusí en España. Su uso exclusivo para el rezo católico y su titularidad privada, propiedad de la Iglesia católica, han provocado la reacción de movimientos cívicos y ciudadanos que reclaman su naturaleza de dominio público y la gestión transparente del monumento.
La Iglesia experimentó un boom inmobiliario muy particular, sobre todo, a partir del año 2003. Una reforma de la ley Hipotecaria en 1998 durante el Gobierno Aznar permitió a la Iglesia, y solo a la Iglesia, inscribir lugares de culto y otras propiedades que no estuvieran registradas. La consecuencia de esta reforma fue una movilización de los ecónomos de las diócesis, algunos de los cuales llegaron a contratar aparejadores o personal técnico. En este proceso, la Iglesia registró a su nombre 4.500 propiedades, según fuentes fiables cercanas a los registros de la propiedad, algunas tan notables como la Gran Mezquita de Córdoba.
El registro se hizo sin necesitar otro requisito que una certificación del Obispo, sin estar obligada a hacerlo público por edicto y sin pagar el impuesto de transmisión patrimonial. Los ciudadanos de Córdoba averiguaron en 2009 que, a pesar de su condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad como parte del centro histórico de la ciudad, la mezquita, había sido registrada a nombre del Obispado tres años antes (el 2 de marzo de 2006), acto que le costó 30 euros.
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