La decisión de Francisco comunicada a los nuncios por el ceremoniero Marini: se encargará de la investidura el nuncio apostólico del país. Se confirma la concelebración con el Papa para la fiesta de los santos Pedro y Pablo
La carta firmada por el Maestro de Ceremonias Pontificias, Guido Marini, lleva la fecha del 12 de enero de 2015, y su contenido fue revelado por el vaticanista Gerard O’Connell. Con una comunicación enviada a todas las nunciaturas apostólicas se dio a conocer la decisión de Francisco de cambiar las modalidades para entregar el palio, la franja de lana blanca decorada con cruces negras, que simboliza la oveja sobre los hombros del Buen Pastor y que usan el Papa y los arzobispos metropolitanos como signo de la comunión con Roma. Ya no será, pues, el obispo de Roma quien imponga el palio, sino que los metropolitanos lo recibirán en privado y después será el nuncio apostólico del respectivo país quien lo imponga en la diócesis de origen, para resaltar la sinodalidad: en la ceremonia, efectivamente, deben participar todos los obispos de las diócesis llamadas «sufragáneas», es decir que dependen de alguna manera de la sede metropolitana del titular del palio.
Hasta ahora, el palio, tejido de lana de cordero en forma de doble «Y», era impuesto a los nuevos arzobispos metropolitanos nombrados durante el año anterior en la misa celebrada por el Pontífice en San Pedro, el día de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, el 29 de julio. La regla tenía algunas excepciones: en el caso de que el arzobispo no pudiera por alguna razón viajar a Roma, el nuncio u otro obispo delegado le imponía el palio. En otros casos particulares, el Papa en persona lo imponía en privado, incluso fuera de la ceremonia de junio, como sucedió, por ejemplo, con los últimos dos arzobispos de Milán, Dionigi Tettamanzi y Angelo Scola, que lo recibieron individualmente de manos de Juan Pablo II y Benedicto XVI respectivamente.
«El Papa dispuso que el palio bendecido en la misa de los santos Pedro y Pablo -escribe monseñor Marini en la carta que llegó a todas las nunciaturas del mundo- sea impuesto a los arzobispos metropolitanos en sus residencias diocesanas por un representante». Sigue en vigor lo que establece el párrafo 1 del canon 437 del Código de derecho canónico, es decir que no se trata de una investidura automática, sino que cada uno de los nuevos metropolitanos deben pedirlo a Roma. El nuevo procedimiento prevé que al final de la misa de los santos Pedro y Pablo, el 29 de junio, los nuevos arzobispos metropolitanos sean invitados a concelebrar con el Papa en el Vaticano; los que participen en el rito recibirán el palio «en privado, de manos del Santo Padre». Ya no existe, pues, la imposición oficial durante el rito, en el que desfilaban delante del Pontífice los nuevos metropolitanos para irse arrodillando y recibir el palio uno a uno. El verdadero rito de la imposición del palio se llevará a cabo en las respectivas iglesias locales, involucrando no solo a la comunidad diocesana metropolitana, sino también a las comunidades sufragáneas, sobre las cuales el nuevo metropolitano ejerce algunas funciones limitadas de vigilancia.
La carta de monseñor Marini indica que deberá ser el nuncio apostólico, en calidad de representante del Papa, quien presida el rito: «El Santo Padre -se lee en el documento- le confiere a usted el mandato apostólico» de imponer el palio, en una celebración «con la participación de los obispos de las diócesis sufragáneas». El cambio de la imposición a las sedes locales del antiguo símbolo (que, como paramento episcopal, data del siglo IV, por lo que es más antiguo que la mitra y el pastoral) en servirá a «favorecer la participación de la Iglesia local» en este momento «importante» para su vida y su historia.
Esta es la segunda decisión de Francisco relacionada con el palio. La primera había sido la de volver a usar, en el segundo año del Pontificado, el palio que tradicionalmente usaban los Pontífices en los últimos siglos, idéntico al que se impone a los arzobispos. Quien había modificado la hechura de este antiguo símbolo fue el ex ceremoniero Piero Marini, quien hizo confeccionar para el nuevo Papa, durante la sede vacante de 2005, un palio de mayores dimensiones, que perdía su simetría y se apoyaba a uno de los hombros, y decorado con cruces rojas: un modelo que se acercaba más a los de los primeros siglos de la Iglesia, tal y como indican algunos mosaicos bizantinos. Pero Benedicto XVI, después de haberlo usado durante el primer periodo de su Pontificado, quiso cambiarlo porque era un poco incómodo (y tendía a deslizarse por el hombro). En lugar de volver al modelo que usaban los Papas antes que él, el nuevo ceremoniero, Guido Marini, diseñó uno semejante, pero con algunas diferencias (era un poco más grande)
Ahora, Francisco decidió volver al modelo que usaban sus predecesores durante los últimos siglos, y, como es igual al palio impuesto a los nuevos arzobispos metropolitanos, representa visualmente el particular vínculo de estos últimos con la sede de Roma.
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