Macri quiere tener el rol de "mentor" en Juntos por el Cambio

Macri quiere tener el rol de

Busca apuntalar a los referentes jóvenes e intentar instalar el debate sobre la justicia y el sistema electoral como preocupaciones. Su visión de Rodríguez Larreta, Vidal y Peña.

Sus hijos pensaron que iba a aprovechar su tiempo libre para cuestiones domésticas e incluso para ser un padre más controlador. Sin embargo, aunque los primeros meses de pandemia estuvo más calmo, Mauricio Macri no pudo escindirse de la política y viene incrementando sus nexos con dirigentes políticos tradicionales, sub 40, y el círculo rojo. Hoy se ve como un “mentor” de Juntos por el Cambio: pretende que crezca el PRO, apuntala a los jóvenes e intentar instalar preocupaciones sobre el futuro, en particular, sobre la Justicia y el sistema electoral.

El tema electoral lo desvela: el viernes se sorprendió con la propuesta de Alejo Ramos Padilla como juez electoral bonaerense. Macri lo vio con preocupación por su cercanía con el Frente de Todos y suma que tanto el Correo como el ministerio del Interior están “copados” por La Cámpora. “Vamos a tener que estar muy atentos a todo lo que hagan”, le dijo en estos días a dirigentes bonaerenses. Además lo preocupa un cambio en las PASO: “Es un riesgo que las quieran manosear”, viene planteando.

El martes pasado almorzó con Hernán Lombardi y Germán Garavano, el ex ministro de Justicia. Sigue de cerca los movimientos de la Corte y las modificaciones para la Procuración.

A eso le suma un duro diagnóstico sobre Cristina Kirchner: afirma que hay “que ponerle límites”. Un líder internacional le reveló un presunto diálogo de la vicepresidenta con Rafael Correa, donde el ecuatoriano le recomendó “condicionar las instituciones” para no terminar exiliado como él. La ve al frente de una agenda paralela, la judicial, y como la líder inequívoca del Frente de Todos. “Todos en off the record la puteaban, desde gobernadores a intendentes, y después no se le atrevían, nos pasó los primeros años”, comenta ante sus íntimos.

Macri reapareció en los medios y también reactiva su rol político.

Se siente cómodo con la idea de ser el gran mentor de JxC: “La oposición tiene que tener muchas opciones, quiero que crezcan todos”, dice. De la UCR destaca a su titular, Alfredo Cornejo, con quien había tenido fuertes diferencias en el poder. “Ese petiso tiene fuerza, se planta frente al kirchnerismo, y eso que fue muy duro conmigo”, repite. También piensa que se necesitan más figuras: en una cumbre por Zoom con jóvenes PRO alcanzó a expresar: “Necesitamos una Ofelia”.

Con Marcos Peña desapareció esa cercanía única que lo llevó a tener más poder que ningún otro en Balcarce 50. Cambian mensajes. Macri lo sigue alabando: dice que es un “hombre brillante” pero que tuvo “problemas de relacionamiento”. Confía en que en 2020 haya hecho el “caminito” para recomponer sus vínculos personales y políticos. “No se llevó un peso y tuvo todo el poder”, lo halaga.

A Horacio Rodríguez Larreta lo ve “pragmático” pero siente que su idea de evitar el conflicto, por momentos, contrasta con la realidad política del oficialismo avanzando. “La gente lo tiene que ver fuerte, que se puede plantar, aunque sea a su manera”, confiesa. Se lo dijo en mayo, cuando tuvieron un intercambio duro. Lo felicitó, sin embargo, cuando presentó la demanda ante la Corte por la quita de fondos. En cuanto a su construcción presidencial piensa que hay un límite: no va a poder embarcar a todos.

A Larreta no lo mira con la misma confianza que antes.

Con María Eugenia Vidal se le sigue dibujando una sonrisa. Afirma que “sufrió” la gestión bonaerense –recuerda llamados con angustia cuando estaban en el poder– y dice que tiene “un amor incondicional” por ella. Eso sí: insiste en que estuvo “mal rodeada” y que tiene que aprender de economía. La ve visceral, pasional pero con una empatía única con el electorado. Un anhelo: que recomponga su relación con Peña. “En 2021 tiene que ir a la Provincia, y después no tiene techo”, apunta.

Con Rogelio Frigerio y Emilio Monzó no retomó el contacto. Con el ex ministro del Interior hubo un acercamiento, vía terceros. Pero Macri ya no los quiere cerca: “Ellos no eran los vivos y Marcos y Jaime los boludos”, confiesa. Igual sostiene una autocrítica: “Yo los puse ahí y no me ocupé” de las relaciones políticas.

En su casona de Acassuso tiene una oficina pequeña, llena de libros, donde solo recibe a algunos elegidos de confianza. Está ubicada en el frente de la propiedad y da a un patio con una fuente de agua. Allí tiene sillas de antaño y una mesa con una luz para escribir o leer, donde se puede ver el libro de Leonardo Padura, “El hombre que amaba los perros”, que acaba de terminar. También devoró el último libro de Juan José Sebreli, “Desobediencia civil y libertad responsable”. Hace un mes invitó a almorzar a Sebreli, a pocos días de cumplir 90 años, y pasaron tres horas dialogando animadamente. Le habló de su libro, “Primer tiempo”, que saldrá a comienzos de 2021. ¿Se llamará así porque quiere volver en 2023? “No, porque va a ser el segundo tiempo del cambio”, responde. Se sigue analizando con el psicoanalista Jorge Ahumada dos veces por semana, por Zoom. Hace más de 20 años que no lo abandona. Ni fuera del poder. “Tuve mi tiempo de introspección”, razona. Ahora volvió al ruedo.

 

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