Macri y el Papa: una relación bipolar que termina (muy) fría

Macri y el Papa: una relación bipolar que termina (muy) fría

A dos años del último encuentro del Presidente con el Pontífice. Cómo podría ser la relación con Alberto Fernández: rumores de un viaje al Vaticano.

 

Por Juan Luis González

Hace exactamente dos años ocurrieron los mejores cinco minutos en la relación entre el actual Presidente y el Papa. Irónicamente, no la protagonizó Macri. Fue su hija, Antonia, que en ese momento tenía seis años, quien se encargó de acercar, como nunca durante el gobierno de Cambiemos, las posiciones entre los dos líderes argentinos. La pequeña le preguntó al Sumo Pontífice si tenía “mamá y papá”, como ella. Francisco, y todos los presentes, estallaron de risa. “Sí, pero se murieron”, contestó. Luego Antonia siguió con su divertido interrogatorio. “¿Y dormís con esa ropa? ¿Qué comés?”, fueron algunas de las dudas que le trasladó la niña. Bergoglio se entretuvo con cada pregunta, y, a diferencia de la famosa foto del 2016 con el rostro largo, mostró una sonrisa cuando posó junto a Macri y su hija mayor, Agustina, Awada y su hija Valentina, y la estrella de la jornada.

Sin embargo, aquella jornada en la que la familia ampliada del Presidente viajó hasta el Vaticano para celebrar la canonización del cura Brochero fue un oasis en la turbulenta relación que tuvieron durante estos cuatro años. El vínculo se podría describir como una larga cadena de desaciertos, aunque los que vuelven al país luego de visitar a Francisco aseguran que él está muy satisfecho -como lo estuvo en su momento con CFK- con el hecho de que Macri se encamine a terminar su mandato sin sobresaltos constitucionales. Además, sobrevuela sobre el posible fin del mandato del actual Presidente el rumor, que crece, de que Alberto Fernández ya se comprometió a viajar al Vaticano apenas asuma, en caso de que gane. Toda una señal para el candidato que ya se reunió con el presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, y, luego, con el obispo villero Gustavo Carrara, íntimo aliado del papa, y con el padre Pepe. Este último había definido con lenguaje popular al vínculo entre Macri y Francisco: “Le histeriquea al Papa”.

Desde el comienzo arrancó compleja la relación. En el 2015 la felicitación por la asunción presidencial de Macri jamás llegó desde la Santa Sede. Fue un suceso que llamó la atención a varios, porque la relación entre ambos hasta ese momento -salvo el impasse en el que la Ciudad en el 2009, cuando la comandaba el actual Presidente, impulsó el matrimonio igualitario- había sido buena y muy cordial. Incluso muchos recuerdan el episodio de la asunción de Bergoglio en el 2013, en el que el recién entronizado Papa hizo una excepción al protocolo -que no incorporaba a intendentes, como era el caso de Macri-, para sumar a la comitiva oficial al líder del PRO y a su esposa. Luego del no saludo ante la asunción de Macri ocurrió la famosa reunión del 2016 de las caras largas, que duró 22 minutos. Como si eso fuera poco, el año pasado el Presidente habilitó el debate para despenalizar el aborto, tema espinoso y sumamente controversial para la Iglesia.

Macri cierra su mandato con un récord particular: preside uno de los tres países de Lationamérica que no visitó Francisco. Los otros dos son Venezuela y Uruguay, que otra vez carga con el peso de los pecados argentinos – ¿O sería posible una visita de Francisco al país limítrofe y no al suyo?–. La última comunicación oficial de parte del Papa hacia el Presidente fue tan fría como el clima en el que termina su relación: ocurrió a fines del 2017, cuando Francisco sobrevoló el cielo argentino en su difícil viaje a Chile y le envió un escueto mensaje a Macri. El texto fue redactado en inglés por Greg Burke, el ex vocero estadounidense de Bergoglio, y fue tan protocolar como los que el Papa dispensa a todos los jefes de Estado sobre los que pasa su avión, aunque también es cierto que Bergoglio se sale del guión cuando quiere.

“La relación de hoy entre Francisco y Macri es igual a la que tenían en la primera visita… pero pasaron tres años más. Es como un matrimonio que no funciona y que va acumulando más tiempo sin sexo”, dice un aliado del Papa resentido con el oficialismo. Juan Grabois, viejo conocido de Bergoglio, aporta: “Las diferencias son de cosmovisión. Por un lado están las ideas del Papa, que son antineoliberales, y del otro hay gente como Durán Barba que representa a la nueva derecha”. “Hay diferencias ideológicas que están, no se pueden negar, aunque eso no impide tener un buen diálogo”, conceden desde el oficialismo. ¿Cuáles son? En Macri, y su partido, impera una sensación de ateísmo, mientras que el Presidente coquetea con las ondas new age del “Arte de vivir”, y hasta mandó a hacer limpiezas espirituales dentro de la Rosada. El reciente giro “celeste” del Presidente no alcanza para cerrar esa grieta.

Además, en el PRO impera la “teoría del derrame” y la idea de la reducción del Estado gracias al poder del libre mercado: todo lo contrario a Francisco. El Papa, fiel a la doctrina social de la Iglesia, dice que esa economía “mata” y asegura que “no se puede confiar en la mano invisible del mercado”. “Se promete que cuando el vaso se llene se desbordará, pero lo que sucede en cambio es que, cuando está lleno, el vaso, por arte de magia, crece y así nunca sale nada para los pobres”, dijo Bergoglio, el único Papa que, junto a Juan Pablo II, trabajó como asalariado antes de dedicarse a Dios. En un polémico hecho, durante su viaje a Perú el año pasado, una charla con obispos de allí continuó siendo transmitida después de lo previsto, y Francisco deslizó una infidencia que se hizo pública: “América Latina buscaba la Patria Grande y ahora está sufriendo un capitalismo liberal deshumano”, dijo el argentino.

¿Vendrá el Papa el año que viene? Las esperanzas entre los franciscanos están más altas que nunca. Es evidente que no lo hizo antes por algo más que un problema de agenda. También es obvio que le pesa no regresar: por eso Argentina es el único país al que le dedicó un video, al final del 2016, para explicar por qué no retornó aún.

Comentá la nota