"Francia está orgullosa de ser el país de Voltaire y la irreverencia", señaló la ministra Christiane Taubira, cruzando a Francisco, que había dicho que no se podía ofender a la fe de los demás. Taubira abundó: "Podemos ironizar de todas las religiones".
Después de que el Papa Francisco afirmara este jueves que la libertad de expresión se debe practicar "sin provocar, insultar, ridiculizar la fe de los otros" y que nadie tiene el derecho de asesinar "en nombre de Dios', la ministra de Justicia gala, Christiane Taubira, dijo que Francia "está orgullosa de ser el país de Voltaire y la irreverencia" y que tiene "derecho a ironizar de todas las religiones".
Taubira aseguró que los franceses "no aceptan límites a la libertad de expresión, y podemos dibujar de todo, incluso al Profeta", durante una ceremonia civil de homenaje aTignous, uno de los dibujantes asesinados de la revista Charlie Hebdo. El presidente francés, Francois Hollande, después de los días terribles en que rindió homenaje a los policías muertos durante los atentados de la semana pasada y de abrazarse con los familiares de los periodistas asesinados, se reunió este jueves con los musulmanes durante un encuentro en el Instituto del Mundo Arabe, que dirige el ex ministro de Cultura, Jack Lang.
"Ustedes son las primeras víctimas del fanatismo, del fundamentalismo y de la intolerancia", afirmó el mandatario durante su encuentro en el instituto. Para el Papa Francisco, "la libertad de religión y la libertad de expresión son dos derechos humanos fundamentales". Durante el viaje a Manila, el Papa respondió a las preguntas de los periodistas y con un enviado francés se concentró en los acontecimientos dolorosos de los últimos días.
"No se asesina en nombre de Dios", afirmó el Pontífice y que "los kamikaze dan su propia vida, pero no la dan bien". "Todos tienen el derecho de practicar su propia religión, sin ofender, libremente", enfatizó Francisco durante su diálogo con los periodistas. "No se puede ofender o hacer la guerra -prosiguió Francisco- asesinar en nombre de la religión, es decir en nombre de Dios. Y aquí el mea culpa, el recuerdo de nuestra historia, de las grandes guerras de religiones, hasta la noche de San Bartolomé".
Francisco remarcó que "todo el mundo tiene no sólo la libertad o el derecho sino también la obligación a decir lo que piensa, si considera que ayuda al bien común". Pero, ejemplificó que "si el doctor Gasbarri (Alberto, organizador de los viajes papales que estaba a su lado), mi querido amigo, ofendiera a mi madre, esperaría un puñetazo". 'De la misma manera no se puede desafiar, ofender o ridiculizar la fe de otros", completó Francisco.
El discurso del Papa está destinado a dejar una huella y agitar la controversia en Francia, donde los límites a la libertad de expresión, en todo caso, son aquellos donde cayó el humorista Dieudonné: antisemitismo, de apología del terrorismo o negación. La ministra Taubira defendió la libertad de expresión, cuando emocionada más determinante en su discurso durante el último homenaje a Tignous, aseguró que "en el país de Voltaire y de la irreverencia tenemos el derecho de ironizar de todas las religiones. Podemos dibujar todo, incluso al Profeta". Durante el homenaje en el Ayuntamiento de Montreuil y ante los familiares y amigos de Bernard Verlhak, conocido como Tignous, Taubira dijo que en el país de la Ilustración "no hay tabúes".
"Tignous y sus compañeros ahora inseparables -periodistas, dibujantes, economista, psicoanalista, corrector, guardia- eran centinelas, vigías, los guardias mismos que velaban por la democracia para evitar que dormite", agregó la ministra. Taubira cerró su homenaje citando al poeta Paul Eluard: "tú soñabas con ser libre y yo te sigo'
El homenaje póstumo a Tignous fue absolutamente laico, con toques de humor y siempre con mucho cariño, rellenando de dibujos el féretro de madera clara y sin barnizar colocado en el interior del Ayuntamiento de Montreuil".
Al mismo tiempo, el presidente Hollande tendió la mano a los musulmanes contra quienes afloraron acciones violentas desde el pasado 7 de enero, cuando se cometió la matanza de Charlie Hebdo. "El fundamentalismo islámico -dijo el presidente- se alimenta de todas las contradicciones, de la pobreza, de los conflictos no resueltos en mucho tiempo y son los musulmanes las primeras víctimas". Hollande reiteró "la necesidad imperiosa de evitar confusiones entre extremistas violentos y los musulmanes moderados".
El presidente destacó el "deber de solidaridad con el mundo árabe", comenzando con el caso de Siria, donde "la fuerza que que ha prevalecido en medio de la furia no ha ayudado a afrontar esta cuestión". El mundo árabe está en plena mutación, aunque no todas las primaveras han prosperado. Estos cambios requieren tiempo", completó Hollande.
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