¿De qué lado del mundo queremos estar?

¿De qué lado del mundo queremos estar?

por Ricardo Roa

Aún no hay embajador en China. México está antes que Brasil y a Maduro le dimos una de cal y una de arena.

 

Todavía no se conocen los ejes de la política exterior. Es un agujero importante. Y falta nombrar nada menos que al embajador en China. Que es como decir el representante en una potencia que compite con Estados Unidos y con la cual Argentina tiene una relación comercial y de intereses clave. China debe haber leído este mensaje.

Otra muestra del vacío es Brasil. El embajador designado Scioli y el canciller Solá viajarán a fin de mes para allá. Solá le dio prioridad a la CELAC y a México. Como China, Brasil debe haber leído el mensaje. Todo lo que se conoce a propósito de Brasil son las discrepancias con Bolsonaro. Y una evidencia: para el gobierno argentino el amigo es el PT y es Lula aunque las relaciones diplomáticas se construyen con gobiernos.

 

Con los Kirchner, el aliado era Brasil contra México. Hoy el aliado es México contra Brasil. Tenemos un problema aquí: México es ideológico cuando le conviene. El palabrerío mexicano es parecido al nuestro pero México actúa en modo realista. Lo primero que hizo López Obrador fue cumplir el reclamo de Trump de cerrar la frontera. Paró la emigración propia y la de la región hacia Estados Unidos.

Y como había que salvar el Acuerdo de Libre Comercio, lo segundo que hizo fue aceptar los cambios laborales que le “sugirieron” los norteamericanos. El mensaje: progresismo para la foto, Trump para los negocios. Con Vietnam y Taiwan, México reemplazó a China como proveedor de productos que ya no entran a Estados Unidos por los aranceles.

El gobierno argentino no se va del Grupo de Lima que condena a Venezuela pero ha congelado su presencia. Ya no firma nada contra Maduro y hace malabarismos para evitar quedar pegado a Maduro. Un raro episodio vino a sumarse esta semana: un día policías de Maduro le impidieron a Guaidó entrar al Congreso y al otro Guaidó entró saltando por encima de esos policías como un jugador del fútbol americano. Fernández criticó el cerco sin hablar de la sustancia de la crisis para no calificar al régimen de Maduro de lo que es: una dictadura. Y enseguida despidió a la embajadora de Guaidó. Esta vez tocó una de cal y una de arena. La de cal la pusieron Fernández y Solá. La de arena la puso Cristina. Una muestra más del doble comando.

Ahora apuestan a revivir la CELAC, que nació para minar la OEA dejando afuera a Estados Unidos y se desdibujó por su sesgo bolivariano. Ningún jefe de Estado participa de sus reuniones salvo López Obrador que participó el jueves porque iba a ser elegido presidente . Créase o no, propuso crear un foro aeroespacial. Esa no fue la elección que de verdad importa. La que importa será la del secretario general de la OEA en marzo. El uruguayo Almagro va por otro mandato apoyado por Estados Unidos y parece contar con más de los 16 votos que necesita. Enfrente están el neutral peruano de Zela y la ecuatoriana Espinosa, impulsada por el chavismo. ¿Y dónde se va a poner la Argentina? Seguro que no del lado de Almagro. Otro acertijo para el doble comando.

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