Jujeños tuvieron días intensos

Jujeños tuvieron días intensos
La llegada del Santo Padre, el día 24, en medio de un clima terrible, lluvia, frío y la tozudez de los peregrinos que deseosos de compartir con Francisco, pasaron la noche en la esperanza de lograr un lugar dentro de la Catedral Metropolitana de San Sebastián.

En particular esta delegación estaba empapada, de cariño y esperanza como de lluvia y frío. Luego peregrinar a Copacabana. Pasar la tarde aún en la inclemencia climática compartiendo con otros jóvenes la fe y las plegarias.

El día 25 fue el Vía Crucis que se realizó en la playa de Copacabana. En la larguísima avenida se preparó un corredor por el cual el papamóvil trasladó a Francisco en medio de los jóvenes y como siempre permitió esa cercanía que él procura siempre.

Explicar el momento es muy difícil: jóvenes felices, alegría desbordante, gritos, llanto emocionado y un momento de gracia para todos. Luego de su pasaje entre los jóvenes, en un escenario magníficamente preparado, comenzó el Vía Crucis para todos los peregrinos, vivencia que se prolongó hasta luego de las 22.

El sábado, nuevamente teniendo como escenario la playa de Copacabana, se realizó un larga peregrinación desde el centro de Río de Janeiro, la Catedral Metropolitana fue el punto de inicio que culminó al llegar a la playa de Copacabana. Escenarios montados en toda su extensión y el transcurrir de las horas aguardando las seis de la tarde, donde el móvil blanco de traslado encontró una vez más a Francisco con los jóvenes. Nuevamente ferviente espera, y mucha expectativa para vivir este encuentro que se produjo en la Vigilia que concluyó ayer domingo con la Misa de despedida.

Fueron jornadas, todas, de una enorme celebración de fe donde los jóvenes reflejaron la esperanza posible.

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