El juicio sin precedentes con el que el Papa avanza contra la corrupción en el Vaticano

El juicio sin precedentes con el que el Papa avanza contra la corrupción en el Vaticano

El proceso contra el cardenal Angelo Becciu y funcionarios de la curia, es solo una de las medidas tomadas por el pontífice para trasparentar las finanzas vaticanas y castigar a quienes incurran en desmanejos de fondos que deben ir a los pobres.

Sergio Rubin

La tercera parte de la célebre saga “El Padrino”, de Francis Ford Coppola, a comienzos de los ‘90, terminó de poner sobre el tapete la corrupción en torno a las finanzas vaticanas. Más allá de las licencias que su realizador se tomaba, principalmente se exponían los turbios manejos a fines de los años ‘70 y comienzos de los ‘80 de los fondos del banco del vaticano con la concurrencia de clérigos con pocos escrúpulos y hombres de las finanzas ligados a la mafia italiana.

Un financista que aparecía colgado bajo un puente, un abogado envenenado en la cárcel y hasta las sospechas -en el filme es una afirmación- de que también lo fue un Papa -Juan Pablo I- por haber intentado sanear la situación económica, mientras que un poderoso arzobispo se refugiaba en su ciudadanía vaticana para zafar de la justicia, completaban un cuadro realmente de película, pero -para escándalo de la Iglesia- con mucho de realidad.

Los años pasaron, pero los escándalos económicos siguieron, si bien no con los escabrosos ribetes que, a su manera, recrea Coppola. Durante el papado de Benedicto XVI una fuga de documentos de su escritorio -conocida como el Vatileak- sacó a la luz presuntas corrupciones mas actuales junto a luchas de poder dentro del pequeño Estado que llevaron al Papa alemán a crear una comisión investigadora y lo empujaron a su histórica renuncia.

En los debates entre los cardenales previo a la elección de Francisco surgía como un clamor que el nuevo pontífice debían afrontar con contundencia esta problemática -además del flagelo de los abusos sexuales-, profundizando el camino iniciado Benedicto XVI, para dotar a la Iglesia de transparencia y terminar no solo con la malversación de fondos, sino con la impresión de que El Vaticano es un paraíso fiscal.

Francisco lo tenía claro, aunque que no la tuvo fácil. Sufrió incluso en los primeros años algún que otro nuevo escándalo. Pero sobre todo sobresalió un entramado de malas inversiones de los recursos vaticanos por unos 300 millones de euros, entre las que se destacó la compra de un lujoso edificio en un elegante barrio de Londres con la concurrencia de operadores financieros que habrían hecho jugosas ganancias.

Aquellos hechos cobraron aún más dimensión porque se usaron fondos del llamado Óbolo de San Pedro, el ente que concentra las donaciones de los fieles para las obras de caridad del Papa. Y, particularmente, porque involucra a quien fuera el número tres de la estructura vaticana, el otrora poderoso cardenal italiano Angelo Becciu, cuando era una especie de vicesecretario de Estado del Vaticano.

El escándalo se desató cuando el director del IOR -el denominado Banco Vaticano- le informó a Francisco que se habían producido movimientos de dinero muy extraños, lo que llevó al pontífice a ordenar una investigación preliminar que derivó en el pedido de renuncia a Becciu, por entonces presidente de la Congregación para la Causa de los Santos, y su separación del colegio cardenalicio.

Tras los indicios que recabó la investigación y el testimonio de un clérigo arrepentido, Francisco dispuso el inicio de un juicio contra Becciu, dos clérigos, dos funcionarios laicos del Vaticano y cinco operadores financieros, a cargo de tres prestigiosos magistrados, entre ellos un reconocido ex fiscal antimafia de Italia y una ex ministra de Justicia italiana.

Previamente, Francisco había dispuesto que los cardenales ya no serían juzgados por sus pares, sino por tribunales compuestos por juristas laicos, como ocurre con todos los funcionarios y empleados del Vaticano. Esto se contó entre las muchas medidas que tomó durante su pontificado para dotar de transparencia a las finanzas vaticanas y castigar a los corruptos.

Más aún: Jorge Bergoglio dispuso que intervinieran reputadas agencias internacionales para monitorear las finanzas vaticanas, como es el caso de Moneyval, el ente para el control del lavado de dinero del Consejo de Europa que, en un reciente informe, destacó que los esfuerzos de Francisco estaban arrojando resultados realmente alentadores.

El mega juicio que tiene a Becciu como principal figura -comenzó la semana pasada- no tiene precedentes en la historia de la Iglesia. Hay quienes aseguran que ya hay cineastas pensando en llevar también esta historia a la pantalla grande.

Comentá la nota