Recientemente, el periodista Jorge Lanata hizo mención a la “Ley Islámica” en su programa televisivo. Más allá del carácter político de la declaración del conocido periodista, nos preocupa la utilización del Islam para proyectar una imagen despectiva y- hasta totalitaria- de algo o alguien.
Sin entrar en polémicas, tan sólo queremos aclarar qué entendemos los musulmanes por “ley islámica” o su equivalente en árabe “Sharia”.
Etimológicamente, la palabra significa “camino”, “sendero que conduce a una fuente”. L a Sharia, ya terminológicamente hablando, puede definirse como el conjunto de normas y leyes que organizan la vida humana preservando las maravillas de la creación y la naturaleza [1].
Se trata del camino amplio del islam, dirigido a todos sus practicantes, para la salvación en este mundo y el otro. El musulmán entenderá a la Sharia como la Legislación Divina que viene a colaborar en la vida del hombre, organizando una sociedad saludable y equilibrada en todos sus aspectos.
Desde otra perspectiva, la Sharia es la dimensión externa del Islam, a la que se adentra el musulmán al “entregarse” a la Voluntad Divina. La ley islámica, para el musulmán, es actuar conforme a las enseñanzas de Dios. Es la letra de la Revelación hecha acción concreta.
La ley islámica divide las acciones del hombre en cinco categorías:
- Lo obligatorio (uayib): Acciones tales como la oración, el ayuno, etc. son de de carácter obligatorio dentro de la práctica del creyente. El día a día del musulmán está impregnado de tales actos de adoración, siempre considerando a estos actos como beneficiosos para el alma, y la sociedad en su conjunto.
- Lo prohibido o ilícito (haram): El islam considera que hay acciones que traen riesgos, desde corporales hasta sicológicos, como así también sociales. Desde el homicidio hasta la usura, y otros actos en general compartidos por el resto de las tradiciones espirituales, son algunas cosas que la ley islámica prohíbe.
- Lo desaconsejable (makruh): Son los actos que es preferible evitar, pero que al hacerlos no se considera ilícito. Desde comer mucho hasta dormir después de la salida del sol, se recomendará evitar tales acciones.
- Lo recomendado (mustahab): Son las acciones que realizarlas llevan beneficio espiritual pero que ignorarlas no aportan ningún daño. Podemos citar actos como visitar a los parientes, hacer oraciones recomendadas, dar limosna, etc.
- Lo permitido (mubah): Son las acciones que tenemos total libertad de llevarlas a cabo o no, dependiendo de nuestra voluntad, interés o gusto. Podemos elegir nuestro trabajo, el estudio, un deporte o pasatiempo, etc.
Puede notarse ya que el objetivo de la Sharia es corregir la conducta del hombre y llevar a la sociedad al equilibrio y la armonía, entre otras cosas. Pero principalmente, la Sharia es el soporte donde el musulmán mide sus acciones, y repasa su vinculación con Dios en base a su esfuerzo.
La Sharia se compone de las “ibadat”, propiamente, los “actos de adoración”, vinculados a Dios y el hombre, y su relación en este mundo y el otro. En esta sección de la Sharia encontramos mandatos vinculados al ayuno, la oración, la purificación, la peregrinación a la Meca, etc. En general, no hay inconvenientes en comprender estos puntos, y suele ser fácil poder practicar las enseñanzas de la ley islámica en el ámbito privativo de la vida individual.
Luego vienen los Mua´malat, las “acciones”, vinculadas en general a las relaciones entre los hombres en este mundo, y aquí podemos encontrar el equivalente al derecho civil, comercial y penal. Desde vender una casa, hasta contraer matrimonio, pasando por las penas por robo u homicidio.
Sin duda, la perspectiva islámica puede parecer difícil de entender para personas acostumbradas a separar lo religioso de lo secular. Sucede que en el Islam esta distinción no se encuentra. No hay religiosos o laicos entre los musulmanes.
El musulmán intentará entender este aspecto central de las enseñanzas del Islam en el punto medio de dos tristes posturas: la de los fundamentalistas, quienes amputan el mensaje misericordioso de Dios; y la de los modernistas, quienes quieren reducir el islam a meros actos de adoración. Si los primeros quieren retornar “al pasado”, los segundos quieren dejar el islam “en el pasado”. Y nosotros, en el presente, invitamos a conocer el corazón del islam, que es… el islam de corazón.
[1] El Mensaje de Az-Zaqalain, N° 10, año 1997.
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