El presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, advirtió que un comicio "no es la guerra". Fue luego de que creciera la agresividad, sobre todo del kirchnerismo hacia el macrismo, con vistas al balotaje del 22 de este mes.
Por Sergio Rubin
En momentos en que la campaña con miras al balotaje está escalando en agresividad, sobre todo por parte del kirchnerismo, la Iglesia salió ayer a pedir calma a oficialistas y opositores. Fue por boca del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor José María Arancedo, quien advirtió que “una contienda electoral no es la guerra”.
“Una contienda electoral en el marco de la democracia y de la Constitución no es una guerra. Es un espacio de ideas, de reflexión, de propuestas y de respeto entre las personas que compiten, para que la gente que tiene que votar pueda discernir”, subrayó Arancedo, reflejando la inquietud eclesiástica por la escalada.
En ese sentido, señaló que “es un acto de madurez política y civil que la elección sea un momento de fortaleza de las instituciones y de compromiso de todos”, y recordó que ya en marzo, en un documento con motivo de la campaña electoral que se avecinaba, los obispos pidieron evitar las agresiones.
En aquel pronunciamiento, titulado "Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano", decían que “las elecciones periódicas y la alternancia en el ejercicio de las funciones de gobierno son elementos normales y al mismo tiempo indispensables de la vida republicana. Como tales, no habrían de encender violencias o generar enfrentamientos irreductibles, sino ser ocasión para un sano ejercicio de las libertades políticas y civiles”.
Además, consideraban que “el proceso electoral es una preciosa oportunidad para un debate cívico acerca del presente y del futuro que deseamos para la Argentina. Es necesario crecer en madurez para que un cambio de autoridades no signifique una crisis sino una alternativa normal de la vida democrática”.
Invitaban a los candidatos “para que ofrezcan sus propuestas, sin incurrir en agresiones”. Que se traten con respeto y cordialidad por cuanto no son enemigos, sino adversarios circunstanciales que puedan continuar dialogando y trabajando juntos para el bien común, al día siguiente de la elección. No pedimos un imposible”.
A comienzos de octubre, los obispos difundieron otra declaración tras las sospecha de fraude y tensiones que envolvieron las elecciones en la provincia de Tucumán en el que reclamaron que "que ningún signo de violencia o intolerancia ensombrezca el acto eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos actitudes de nobleza para reconocer y respetar la legítima y soberana voluntad popular".
El presidente del Episcopado hizo las declaraciones a la radio Cadena 3, de Córdoba,, ocasión en la que también opinó que “el que pierde (una elección) no se tiene que ir, sino que deberá seguir, en el lugar donde la ciudadanía lo ubica, trabajando por el bien de todos”.
Por lo demás, Arancedo confirmó que el Papa Francisco –dado que había presentado su renuncia como arzobispo de Santa Fe por haber llegado a la edad límite de 75 años- lo ratificó en el cargo hasta fines de 2017.
Además de una deferencia del Papa hacia Arancedo, la prorroga se vincula con su mandato como titular del Episcopado, que finaliza, precisamente, dentro de dos años.
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