La Iglesia pide "no hipotecar" la nación y anteponer el crecimiento al pago de la deuda

La Iglesia pide

En un comunicado, la Pastoral Social dice que el país está ante “el desafío de atender el endeudamiento público sin dejar de atender las deudas sociales”. Y pidió un compromiso en ese sentido de toda la dirigencia a la hora de “honrar los compromisos”.

La Iglesia se sumó al caldeado debate sobre el principio de entendimiento que alcanzó el Gobierno con el FMI para el pago del endeudamiento externo, al pedir “anteponer” a su pago el “crecimiento económico” porque el país afronta, como en otras ocasiones, “el desafío de atender la deuda pública sin dejar de atender las deudas sociales”. A la vez que pidió “no hipotecar” la nación, para lo cual reclamó “el compromiso de toda la dirigencia política y social”.

En un comunicado titulado “La deuda externa y las deudas sociales”, la comisión de Pastoral Social -el organismo de la Conferencia Episcopal Argentina que se ocupa de estas problemáticas desde la perspectiva de la doctrina Social del catolicismo- que aboga por un modelo económico “con rostro humano” en que el país “pueda honrar sus compromisos con su deuda externa, privilegiando la protección de los más vulnerables”.

El pronunciamiento contiene citas a Juan Pablo II y al propio Francisco en favor de una consideración ética de la deuda que implique que su pago no recaiga sobre los que menos tienen, más allá de que en el inicio de las conversaciones el actual Papa contribuyó a la búsqueda de un entendimiento con el Fondo a pedido del presidente Alberto Fernández a partir de su fluida relación con su titular, Krislatina Giorgieva.

En el texto se afirma que “nos toca (a los argentinos) 20 años después volver sobre el hecho consumado de otra deuda extraordinaria  que nos condiciona y que plantea graves desafíos: ¿Cómo evitar que su reconocimiento no condene al hambre y la miseria a millones de compatriotas? ¿cómo hacerlo sin sacrificar el crecimiento económico, la inversión pública y la atención de los más necesitados”.

“La deuda social es la gran deuda de los argentinos, no se trata solamente de un problema económico o estadístico”, señala. En ese sentido, precisa que “detrás de las estadísticas hay rostros e historias de sufrimiento y lucha por sobrevivir. Es principalmente -destaca- un problema ético que nos afecta en nuestra dignidad más esencial”.

Y subraya: “Deseamos que al abordar el tema de la deuda externa nuestra patria se asuma como protagonista de su propia suerte para definir el propio desarrollo cultural, civil, social y económico, de modo de poder contribuir y afianzar un modelo que tenga como eje central la producción y el trabajo”.

“Como en su momento sostuvo la Comisión Pontificia Justicia y Paz, el servicio de la deuda no puede ser satisfecho al precio de una asfixia de la economía de un país’. Y ello debe implicar que no se pueda hipotecar de tal manera la casa común (nuestra nación en este caso) sin los consensos y sin el establecimiento de las responsabilidades emergentes”.

Agrega que “por todo ello, instamos a que se profundicen acciones con el compromiso de toda la dirigencia política y social, que se sustenten en la ética de la solidaridad, de la educación y del diálogo social, anteponiendo el encuentro sectorial, el trabajo argentino, la dignidad de las familias y el crecimiento económico”.

“Un modelo -concluye- basado en la producción y en la economía social como condiciones imprescindibles para una economía con rostro humano que, a partir de saldar la deuda social, pueda honrar sus compromisos con la deuda externa privilegiando la protección de los más vulnerables”.

La Pastoral Social es presidida por el obispo de Lomas de Zamora, el jesuita Jorge Lugones.  

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