Con Hugo Moyano y Julio De Vido emerge el rostro verdadero del kirchnerismo

Con Hugo Moyano y Julio De Vido emerge el rostro verdadero del kirchnerismo

La campaña muestra el perfil más duro del espacio, que Cristina controla férreamente. 

 

La campaña electoral está lanzada. No tiene que esperar a la medianoche del sábado para ponerse en marcha. Los candidatos se van alineando y las máscaras empiezan a caer. Lo que queda claro es que no va a haber tregua y que la polarización extrema va camino a convertirse en la característica dominante de una elección atravesada por la incertidumbre.

Hugo Moyano junto a Axel Kicillof y Verónica Magario, la fórmula a gobernador K en la provincia de Buenos Aires.

 

Y si alguien tenía alguna duda, solo basta repasar lo sucedido en las últimas horas. Mauricio Macri aprovechó la celebración del Día de la Bandera en Rosario para criticar a Hugo Moyano. Era una escena extraña ver al Presidente rodeado por chicos de la escuela primaria dedicarle tres frases contundentes al camionero. Lo acusó de ser parte de “las mafias”, de las “patotas del transporte” y de ser el responsable de que los costos de trasladar los productos en la Argentina sean los más altos de América Latina.

No había que consultar a ningún oráculo y ni siquiera a Durán Barba para adivinar que la respuesta llegaría rápido y más fuerte que la provocación. Hugo Moyano descalificó al Presidente en una radio de gente amiga llamándolo “incapaz” y “descerebrado”. Dos adjetivos que jamás hubiera utilizado antes del regreso de Moyano al kirchnerismo ya que su vínculo con Macri siempre había sido prudente y estratégico.

A partir del cruce entre Macri y Moyano, fue Cristina Kirchner la que entró en escena. La ex presidenta también estaba en Rosario, pero presentando su libro de campaña, y aprovechó para hacer causa común con el camionero. El mismo que la acusaba hasta hace poco de ser la depositaria de “la bronca de la gente”. Pero los tiempos han cambiado, los dos comparten el peregrinaje judicial por causas de corrupción y, tal vez el dato más importante, tres moyanistas irán en las listas del kirchnerismo. Por eso, Hugo lo hizo a su manera y, además de las descalificaciones, agregó otra frase inquietante: “Tienen miedo porque van a perder y porque todas las macanas las van a pagar”.

Las apariciones de Moyano y Cristina muestran como emerge el rostro verdadero del kirchnerismo. Está claro que los esfuerzos que promete Sergio Massa para moderar el espacio van a ser gotas de agua en el mar. “No tengo vocación de venganza sobre los jueces pero le van a tener que dar explicaciones al sistema institucional argentino”, dijo Alberto Fernández en San Juan. Y reafirmó esa suerte de amenaza sin preámbulos. “A Cristina nadie la va a condenar”.

Todos lo tienen claro en el Instituto Patria, la usina de campaña del kirchnerismo. Cualquier decisión, por mínima que sea, pasa por el control y la autorización de Cristina. El orden de los lugares en las listas, los aliados con permiso para opinar y la más austera de las publicidades electorales. Oscar Parrilli, Carlos Zannini y los dirigentes de La Cámpora son quienes marcan el ritmo de la sinfonía kirchnerista. Y si alguien tenía alguna duda, sólo hay que repasar los nombres de los candidatos para comprobarlo.

En este contexto, nadie se sorprendió con la aparición de Julio De Vido postulándose a una diputación por un frente filoperonista que bendijo Máximo Kirchner. El ex ministro de Planificación, preso por el desfalco al Estado con la obra pública, terminó elogiando a Cristina. Evidentemente, las amenazas fueron menos efectivas que el atractivo de ingresar a esa ficción que Raúl Zaffaroni llama “presos políticos”. Por eso, Macri decidió ubicar a Miguel Angel Pichetto en la fórmula presidencial y jugar al ajedrez de un contraste republicano contra el regreso del kirchnerismo más rancio. La inflación, la recesión y, ahora también el desempleo, le juegan por ahora la partida en contra.

Comentá la nota