Hoy en la historia judía: Nace Marshall Meyer, ícono del conservadorismo y los derechos humanos

Hoy en la historia judía: Nace Marshall Meyer, ícono del conservadorismo y los derechos humanos

El 25 de marzo de 1930 nació en Flatbush, un barrio de Brooklyn, Nueva York, Marshall Theodore Meyer, quien durante los 25 años que vivió en la Argentina dejó su impronta tanto en la comunidad judía como en toda la sociedad por su involucramiento en la lucha por los Derechos Humanos, en especial durante la última dictadura cívico-militar, que gobernó el país desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.

Fue el tercer hijo del matrimonio conformado por Anita e Isaac Meyer, quienes se radicaron en Norwich, Connecticut. Marshall Meyer completó sus estudios secundarios en la Norwich Free Academy, para luego graduarse en 1952 en el Dartmouth College es una universidad privada ubicada en Hanover, Nuevo Hampshire; y pasar a estudiar en el en el Jewish Theological Seminary of America, el centro de estudios judaicos del Movimiento Conservador en los Estados Unidos, que al completar sus estudios le otorga la semijá (ordenación rabínica) en 1958, previamente había cursado materias en la Universidad Hebrea de Jerusalem (1955-1956); también obtuvo su doctorado en filosofía de la religión en Columbia University y en el Union Theological Seminary.

Contratado como rabino asistente por la Congregación Israelita de la República Argentina – CIRA llega Marshall Meyer a Buenos Aires a principios de agosto de 1959 con su esposa Naomi, comenzando de inmediato a trabajar en el área juvenil de la institución. Al concluir su relación laboral con CIRA, permanece en Buenos Aires y junto a un grupo de miembros de la comunidad funda en 1963 la Congregación Bet El.

Con anterioridad inicia la publicación de la revista Majshavot (pensamientos) y en abril de 1962 funda lo que sería el inicio del Seminario Rabínico Latinoamericano, que quedó inaugurado oficialmente el 2 de agosto de 1964, y del cual será su rector hasta 1984, cuando vuelve a radicarse en los Estados Unidos.

Las relaciones interconfesionales también forman parte de su labor pastoral y es uno de los inspiradores del ISER, Instituto Superior de Estudios Religioso, que oficialmente se funda a mediados de diciembre de 1967, como un lugar de encuentro de las tres ramas confesionales del judeocristianismo argentino; siendo sus objetivos fundamentalmente dos: la convivencia y la comprensión mutua mediante la búsqueda de los elementos comunes sobre los cuales apoyar bases para fortalecer la convivencia religiosa y social general.

La situación que vive la Argentina, y toda Latinoamérica, genera que Marshall Meyer sea muy crítico con la administración estadounidense liderada por el presidente Ronald Reagan, por su apoyo a las gobiernos dictatoriales de la región, y junto con el rabino Roberto Graetz se involucran en la lucha por los Derechos Humanos, siendo miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y cofundador, junto al periodista Herman Schiller del Movimiento Judío por los Derechos Humanos.

Durante los años del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” trabajó arduamente para salvar vidas de centenares de personas (judíos, cristianos, ateos) que eran perseguidas por el régimen, visitando a los presos en las cárceles, entre ellos a Jacobo Timerman, quien le dedicó su libro “Preso sin nombre, celda sin número” y recibiendo a familiares de los secuestrados desaparecidos, a quienes les brindaba en muchos casos la contención que no recibían en otros ámbitos.

Con la instauración de la democracia, a fines de 1983, el Presidente de la Nación establece la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas [CONADEP] con la finalidad de investigar los crímenes de la dictadura, y designa como uno de sus integrantes, el único no argentino, a Marshall Meyer, quien fue el inspirador del nombre que se lo puso al informe final que elaboraron: “Nunca Más” debido a que era el lema utilizado originalmente por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades del nazismo.

La tarea efectuada por Marshall Meyer en lo referido a los Derechos Humanos es en 1984 reconocida por el Presidente Raúl Alfonsín, quien le concede la condecoración más alta que la Argentina entrega a un extranjero, la “Orden del Libertador San Martín”; un año antes el Dartmouth College lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades. En 1985 la New Jewish Agenda le otorgó el Premio People of the Book Humans Rights Award por su infatigable defensa de los derechos humanos.

Al regresar a los Estados Unidos se dirige a Los Ángeles, California, para enseñar judaísmo en la Universidad local, pero a los pocos meses acepta ser rabino de la Congregación Bnai Jeshurun en la ciudad de Nueva York, la segunda sinagoga ashkenazí más antigua de la ciudad, cargo que ocupa hasta su fallecimiento, el 29 de diciembre de 1993.

Tanto en su labor pastoral en Argentina como en los Estados Unidos Marshall Meyer estuvo permanentemente acompañado por su esposa Naomi, con quien tuvo tres hijos: Anita, Dodi y Gabriel.

Al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento el Seminario Rabínico Latinoamericano que él fundó y dirigió, pasó a llevar su nombre.

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