Héctor Cardelli: “María pide para nosotros luz, liberación y purificación”

Héctor Cardelli: “María pide para nosotros luz, liberación y purificación”

El pasado 25 y como sucede todos los días 25 de cada mes, la comunidad religiosa de San Nicolás celebró junto a la Virgen del Rosario de San Nicolás una nueva fiesta mariana. La homilía fue impartida por el obispo de nuestra diócesis Monseñor Héctor Sabatino Cardelli quien hizo referencia a los mensajes que la Virgen dejó el 1 de enero del 2010.

El pasado 25 y como sucede todos los días 25 de cada mes, la comunidad religiosa de San Nicolás celebró junto a la Virgen del Rosario de San Nicolás una nueva fiesta mariana. A las 17.00 fue la procesión con la imagen de la Virgen por los terrenos del campito y finalizada la misma se realizó la misa central dentro del Santuario Mariano. La homilía fue impartida por el obispo de nuestra diócesis Monseñor Héctor Sabatino Cardelli quién hizo referencia a los mensajes que la Virgen dejó el 1 de enero del 2010: “Estamos celebrando la misa de María madre y medianera de todas las gracias. El sí de María muchas veces lo asociamos al momento del anuncio y también a los momentos importantes de la vida de ella asociada a la de Jesús. Por eso es mediadora de todas las gracias. Nos quedó -eso si- enclaustrado en el tiempo, en la historia, en el ayer. El sí de María tiene resonancias perpetuas, eternas, de modo que nos abarca a todos los que hemos tenido la gracia de recibir este mensaje de salvación. Más allá aun aquellos que no conocen a Dios, que no conocen a Jesucristo tendrán el beneficio de esta mediación mariana. En este 25 quería centrar esta catequesis en un mensaje que entregó la virgen el 1 de enero de 2010. Ella nos comunica que obediente a Jesús, con quien está asociada, pide para nosotros: luz, liberación y purificación. Tres palabras fáciles de recordar. Y explica: la luz de la fe para encontrar a Dios, para encontrarnos con Dios. Esto nos puede parecer ya un mensaje reconocido pero en realidad esta luz de la fe que nos descubre a Dios no lleva al encuentro del Dios definitivo, del Dios verdadero, único. Conociéndolo a él, aprendemos a descubrir quién es Dios, qué hizo, qué dijo, cuál es el proyecto que tiene conmigo, para qué creo, qué es lo que él quiere de mí, cuál es su voluntad. Tiene todos estos aspectos que podríamos puntualizarlos y pensarlos en cada instante de nuestros días. Cuando rezamos el Padre Nuestro que dice hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo, pero ¿si no coincide con la mía? Esta catequesis de la Virgen nos abre a descubrir al Dios verdadero, al Dios padre. Le tenemos miedo, nos parece un Dios castigador, un Dios que no se olvida de mis culpas, me parece un Dios que piensa y siente de modo humano. ¿O acaso el Dios de la revelación que me muestra Jesús, difiere de este Dios que muchas veces yo mismo me voy fabricando? El Dios de la misericordia, el Dios del amor, el Dios que me ama, que me espera, que me asiste, que me envía a su hijo, el Dios que me regala el espíritu. Luz para encontrarlo a Dios”.

Liberación

Y continuando la explicación dijo: “la segunda gracia que María nos entrega es la liberación. La liberación nos aleja de la esclavitud para poder ir libremente hacia Dios, esa liberación es el proceso de conversión. Cuando lo conozco a Dios comienzo a confiar, a corresponder, surge en mí la propuesta de adherirme a su proyecto, decirle que sí a lo que quiere de mi. Pero ¿cuántas veces estoy trabado. ¿Sería capaz en este momento de decirle a Dios que haga en mí lo que quieres, me pongo en tus manos totalmente? ¿Es mi confianza crecida para decirle soy tuyo, quiero lo tuyo, detesto todo lo que no es tuyo? Esta liberación es una gracia que debemos pedir porque siempre tenemos una atadura, una ligadura, una soberbia, una autosuficiencia, algún apego, algún Dios muy metido adentro que me tiene sometido, que no me deja ser absolutamente libre, que me domina, me modifica las conductas y a veces nos demoramos en el testimonio de vivir el reino, de manifestar que estamos más allá de las contingencias, de nuestra fragilidad, que estamos fortalecidos por Dios, que tenemos dones del espíritu, los dones que iluminan mi inteligencia, para yo descubrir los dones que fortalecen mi voluntad para yo seguirlos definitivamente. Aun a veces, hasta en pequeñas cosas que empañan como un granito de polvo que es una pequeña cosa que me molesta para ver, puede haber una esclavitud en nuestra vida que nos molesta para caminar libremente en la correspondencia de lo que Dios me pide y sobre todo para hacer su voluntad”. 

Purificación

Y continuó: “La tercera gracia es purificación, porque conociéndolo a Dios y disponiéndonos libremente a seguirlo, nuestra alma comienza a vivir una pureza tan alta que nos convierte en propiedad de Dios. Somos de él, somos libres, no dependemos de ningún otro señor, no tenemos dos señores, no podemos decirle que si a uno y no a otro. La purificación es la respuesta a todos los días, el ejercicio de la santificación. Corresponder a ese flujo de gracia que permanentemente viene a nosotros para sostenernos, guiarnos y que no perdamos el rumbo, para que podamos ser fieles en respuesta a lo que el señor nos pide. Nos damos cuenta queridos cristianos que esta catequesis del 1 de enero del 2010 es una invitación a la santidad, una invitación a ser todos de Dios. Es como dice María de hacer lo que Él diga porque si hacemos lo que Él dice verán a Dios, se liberarán de las ataduras, serán puros, santos. No hay contradicción en la verdad. María como madre y catequista la va desglosando de mil formas para que nosotros la entendamos ahora y la recibamos con un corazón lleno de esperanza y alegría”.

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